Bemol sostenido

- Alonso Arreola | t: @LabAlonso / ig: @AlonsoArreolaEscribajista - Sunday, 08 May 2022 06:52 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Antonio Sánchez, constructor de tiempo

 

La semana pasada fue Día del Niño, pero también Día Internacional del Jazz, razón por la cual el periódico The New York Post publicó una serie de fotografías honrando a pilares del género, como Louis Armstrong, Miles Davis, Nina Simone, Chet Baker y, felizmente, Antonio Sánchez. Se trató de un gesto generacional y cultural atinado que confirma la posición del baterista mexicano en el imaginario del swing mundial.

Otra prueba de ello fue lo ocurrido poco antes en el Lincoln Center de Nueva York. Por invitación del bajista John Patitucci, numerosos y connotados músicos nutrieron un concierto que honró la memoria del gran pianista Chick Corea, recientemente fallecido. Allí sonaron combos y repertorios múltiples durante casi cuatro horas. Hacia el final, empero, pudimos sonreír con una imagen memorable (está en Youtube). Antonio intercambiaba su batería con Dave Weckl, Brian Blade y Steve Gadd, como en el juego de las sillas, recordándonos la estatura en la que se desarrolla su trabajo.

¿Quiénes son esos tipos? Weckl fue el baterista de la Chick Corea Electric Band, un proyecto que en la década de los ochenta revolucionó al jazz fusión acercándolo al rock progresivo, pero desde el sonido del pop. Tal fórmula lo llevó a la cresta de una ola que tuvo gran influencia en los aprendices de su tiempo. El segundo, Brian Blade, es referente de un jazz más tradicional y acústico, además de ser líder de su propia “comunidad”, como le gusta decir. Steve Gadd, finalmente, tiene estatus de leyenda. Baterista de planta de Paul Simon, es uno de los más grabados de la historia. Así que imagine la relevancia de que Antonio actúe con ellos.

Hay que decir, por cierto, que Sánchez es un músico laureado por cuenta propia al que compositores y críticos ponen especial atención. De sus colaboraciones con Danilo Pérez a las giras con Pat Metheny pasando por lo hecho con sus propios combos (Migration y Bad Hombre), reconocemos en su presencia una muy particular combinación de fuerza y sutileza, de precisión y libertad, de universalidad y latinidad sin clichés. Algo que también es posible notar y aplaudir en la increíble banda sonora de Birdman, película de Alejandro González Iñarritu; e incluso en Get Shorty, la serie de televisión para la cual compone música actualmente.

Tan personal estilo, según sus propias palabras, tiene que ver con el laboratorio de una escena en la que se renovó el jazz latino de la Gran Manzana durante los últimos veinte años. Hablamos de un movimiento liderado por los saxofonistas David Sánchez y Miguel Zenón, titanes con los que Antonio trabajó mucho y en cuya complicidad encontró su voz. Yendo más atrás, empero, hay lenguaje cocinado a fuego lento que, nos parece, comenzó a gestarse desde la cuna, extramusicalmente.

Él es nieto de Ignacio López Tarso, actor sin parangón de nuestro cine, teatro y televisión. Su madre, también metida en el mundo del arte, fue una melómana comprometida que hizo hasta lo imposible por cumplirle el sueño de estudiar en Estados Unidos. Es así que Antonio sabe de la importancia de un contexto familiar propicio para la creatividad y la libre elección de un oficio. Desde joven tomó clases con Tino Contreras, luego vio la película Amadeus y quiso aprender piano, por lo que entró a la Escuela Superior de Música; luego se fue al Berklee College of Music de Boston y más tarde al Conservatorio de Nueva Inglaterra, donde su carrera despegó.

Obsesivo, inquieto y amante de la incomodidad, Antonio es también un piloto aviador en ciernes que, a base de construir un tiempo distinto, enriquece al mundo con sustancias que le exigen alta concentración. Desde aquí lo celebramos anunciando su segunda residencia pedagógica en el CENART durante el próximo mes de agosto, así como una nueva visita junto a la banda del guitarrista Pat Metheny en octubre. Imperdible. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.

Versión PDF