Jane Ellen Harrison: mitos e imágenes de la Grecia antigua

- Alejandro García Abreu - Sunday, 29 May 2022 06:53 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Los mitos son relatos persistentes en antiguas religiones y en la literatura universal. La lingüista británica, políglota y estudiosa de la literatura antigua Jane Ellen Harrison, una figura legendaria de los estudios clásicos, lo demuestra en su libro 'La piel bajo el mármol. Diosas y dioses del mundo clásico'.

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Nyx –la noche para los griegos– engendró a Ker.

Giuseppina Sechi Mestica

Obra de los poetas

Jane Ellen Harrison (Cottingham, Yorkshire, 1850-Bloomsbury, 1928) se aproximó a los mitos desde la juventud. Fue una lingüista, estudiosa de la literatura antigua y feminista, elogiada por Mary Beard, Joseph Campbell, T.S. Eliot y Virginia Woolf. Tras el temprano fallecimiento de su madre, Harrison aprendió alemán, griego, hebreo y latín, formación que ampliaría con el aprendizaje de otros dieciséis idiomas. Fue profesora de mitología comparada y de griego en la Universidad de Cambridge y, junto a Karl Kerényi y a Walter Burkert, una de las pioneras del estudio de los mitos desde una perspectiva integral.

Harrison destacó el estudio de la religión griega en La piel bajo el mármol. Diosas y dioses del mundo clásico (traducción de Lorenzo Luengo, Siruela, Madrid, 2022). Las excavaciones realizadas en los yacimientos prehistóricos han sido esenciales. Los poemas de Homero, dijo Harrison, fueron el medio primordial a través del cual fue fijada la religión popular de Grecia. “Las excavaciones […] nos han enseñado mucho sobre los aspectos religiosos de aquella enorme civilización que precedió a Homero”, aseveró la estudiosa de los mitos. Homero no es el origen de la historia de la religión griega.

Para la escritora, los griegos fueron “los iconistas supremos, los más grandes creadores de imágenes que el mundo haya visto, y por ese motivo su mitología pervive todavía hoy”. Los comparó con Roma: su genio no radicó en el iconismo; su mitología, salvo cuando se inspiraron en los griegos, fue nula. En La piel bajo el mármol estudió a Zeus (Júpiter), Hera, Atenea (Minerva), Afrodita (Venus), Artemisa (Diana), Apolo (Febo), Ares (Marte), Hermes (Mercurio), Poseidón (Neptuno), Deméter y Perséfone (Ceres y Proserpina), Dioniso y Eros.

Aunque Homero no fue el lugar en el que comenzó la religión, sí fue el lugar en el que inició la mitología. Para afirmarlo recurrió a Heródoto. Harrison citó al gran historiador, que reflexionó sobre los orígenes de su propia religión:

No obstante, el origen de cada dios –o si todos han existido desde siempre– y cuál era su fisonomía no lo han sabido hasta hace bien poco; hasta ayer mismo, por así decirlo. Pues creo que Hesíodo y Homero, dada la época en que vivieron, me han precedido en cuatrocientos años y no en más. Y ellos fueron los que crearon, en sus poemas, una teogonía para los griegos, dieron a los dioses sus epítetos, precisaron sus prerrogativas y competencias, y determinaron su fisonomía.

Según Heródoto, la mitología de los griegos –su teología, lo que creían acerca de su origen, su carácter, sus atributos, los dioses– no fue el sencillo resultado de la fe popular, tampoco una recopilación realizada por los sacerdotes: fue obra de los poetas. “La mitología griega es, como se desprende de las palabras de Heródoto, principalmente un producto de la literatura.” Harrison confió en el antiguo historiador porque lo respaldan la filología, las religiones comparadas y la arqueología prehistórica.

Muerte y mitología

La piel bajo el mármol. Diosas y dioses del mundo clásico es una odisea sepulcral. Harrison reprodujo efigies de la muerte a lo largo del libro.

Escribió sobre la tragedia de Sófocles: “Bajo ese aspecto es bajo el que trae la muerte, no sólo en la batalla, sino también a consecuencia de la peste y el hambre. En Edipo rey, cuando la ciudad se ve asolada por la peste, el coro invoca a Dioniso, dios del gozo y la vida.”

Acerca de la tragedia de Eurípides aseveró: “Pero en la poesía el terror y la majestad del dios-toro aún perduran, y se manifiesta en la historia de la muerte de Hipólito.” Citó el canto XV de la Odisea: “viene Apolo con el arco de plata o bien ya la flechera Artemisa y la muerte les dan con sus blandas saetas.”

Harrison ahondó en los Campos Elíseos. Parte del Hades –según Giuseppina Sechi Mestica en su Dizionario universale di mitologia–, los Campos son sede de los hombres virtuosos, parecidos a los dioses, que no sienten pesar por la muerte. La erudita de Cottingham aludió a unos Campos Elíseos “más umbríos, donde los grandes héroes y aquellos relacionados por matrimonio con los dioses van tras su muerte, pero en el cual el hombre común no tiene lugar”. Y evocó a los seres de la muerte de los griegos: “Al morir, por la boca del hombre salía aleteando un pequeño duendecillo, el Ker, como lo llamaban los griegos, el espíritu de la vida.”

Sobre la quimera de la piel y del mármol proporcionó dos imágenes hialinas: en Diosas y dioses del mundo clásico un artista esculpió “una estatua de Hermes, en mármol blanco”, y la propia Jane Ellen Harrison soñó con la “piel de los dioses eternos.”

 

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