Clara Porset y el diseño industrial (seis miradas)
El prestigio que de veinte años acá adquirió el trabajo de Clara Porset, pionera cubana del diseño industrial afincada en México desde 1936, ha logrado acumular en los últimos tiempos una bibliografía ya respetable. Sin embargo, el presente libro colectivo es especial porque se formó a partir de su archivo, el cual se encuentra en la Escuela de Diseño Industrial de la UNAM desde 1983.
Los compiladores reunieron en este tomo seis puntos de vista sobre el trabajo de Clara Porset. Ellos mismos firmaron dos de los artículos y el resultado es, aunque desigual, como suelen ser estos libros, enriquecedor por la multiplicidad de enfoques que contiene.
Adrián Moncada rastreó la genealogía de su mobiliario destinado a las casas campesinas típicas en México (1949) y Cuba (1960) y halló su origen en la participación de su autora, en colaboración con su marido, Xavier Guerrero, en una convocatoria del MoMA de Nueva York (1940). Lorena Botello aportó un interesante texto sobre una exposición en el Palacio de Bellas Artes y en la actual Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM durante 1952. Aquella muestra, con un par de variaciones en cada caso, se llamó El arte en la vida diaria.
La autora acompañó su artículo de una espléndida colección de fotografías. Omar Cruz estudió la huella de Porset en una serie de publicaciones periódicas, básicamente mexicanas, entre 1948 y 1968, destacando de ahí la evolución de sus reflexiones. Pedro Ceñal Murga y Juan José Kochen son los autores de uno de los mejores estudios. Ellos centraron su interés en el Conjunto Urbano Presidente Miguel Alemán y la propuesta de mobiliario de Porset. Es un texto bien acotado, con un enfoque preciso, que aporta datos nuevos y sugerentes. Aura Cruz Aburto entregó un artículo un tanto pretencioso, por su abuso de la teoría que, no obstante, logró aterrizar en buenas conclusiones, al desmitificar la historia romántica de una Clara Porset “evangelizadora” de la modernidad, que viajó por el campo mexicano revalorando el mobiliario vernáculo, pero sin tomar en cuanta a los productores reales, sino sólo extrayéndoles información. Por último, Jorge Vadillo López, custodio y organizador del Archivo Clara Porset, explicó su labor de años y con cuatro ejemplos de igual número de muebles explicó cómo los alumnos los han entendido, replicado y, en ese proceso, aprendido y enriquecido su experiencia.
Un buen libro, ni duda cabe y, sin embargo, centrado solamente en el trabajo de Clara Porset. No hay casi ningún rastro de la vida de esta gran diseñadora, a la inversa de aquellos que se han engolfado estudiando los avatares de las existencias de, por ejemplo, Diego Rivera o Frida Kahlo y, a ratos, olvidan su producción; aquí nos encontramos en las antípodas. La información que a los investigadores de la obra de un creador, como es el caso, interesa de su biografía, es aquella que ayuda a entender su producción, sí, pero al leer este libro uno echa en falta la formación de Porset en Cuba, quizá también una explicación sobre la estrechez de perspectivas que la hicieron salir pronto de su patria, su militancia política y su compromiso con una serie de causas ya en México, al lado de su marido y de una constelación de cubanos (los hermanos De la Torriente, las hermanas Proenza, por sólo mencionar dos ejemplos), sólo se alude de manera tangencial, pero no se le extrae el jugo que contiene esa veta. Su participación decidida en la formación de la Sociedad Mexicana de Amistad con China Popular en 1953 no se toca. Menos aún la mención de su nombre en algunos interesantes papeles de la CIA, como agente comunista y, a la vez, la curiosa relación de Clara Porset y Xavier Guerrero con los elegantes arquitectos mexicanos de la época, ubicados al otro lado de su espectro político, con quienes hicieron mucha obra.
En fin, que no hay libro perfecto, pero cada uno se aproxima a construir o completar poco a poco el corpus sobre algún tema o personaje.