El Parque Bicentenario Hank González

- Xavier Guzmán Urbiola - Sunday, 21 Aug 2022 09:09 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Recuperar espacios públicos (plazas, calles, parques, etcétera) no es una labor menor, tanto en lo que se refiere a su rediseño, que suele ser el caso, como en cuanto a la inversión económica que supone. He aquí un pequeño y notable ejemplo de esa tarea realizada en ocho hectáreas del Parque Bicentenario Hank González.

 

Al suroriente de las faldas de la Sierra de Guadalupe, en Coanalco, Ecatepec, Estado de México, en el límite de la mancha urbana, se encuentra una larga zona de fuertes desniveles que, en épocas de lluvia, se inundaba por sus escurrimientos. Veintiún hectáreas de parque que se hallaban en pésimo estado: escasamente arboladas, erosionadas, con pastos altos, un basurero informal y nula iluminación. Espacio público degradado. Pero además, si la apatía lo llevó al descuido, la ignorancia hizo que autoridades y vecinos lo bardearan, con lo cual se acentuó la inseguridad y se generó un problema adicional: dos colonias quedaron aún más separadas y las calles que desembocaban en el parque de ambos lados llegaban a una pared. Por tanto, quien necesitaba cruzarlo empezó a hacer rodeos absurdos.

A decir del titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), del gobierno federal, Román Meyer, ésta ha invertido desde 2019 más de 29 mil millones de pesos en el proyecto, creación y regeneración de cerca de 700 espacios públicos, pues está convencido de que, a mayor número, menor violencia. El Parque Bicentenario Hank González es sólo uno. La afirmación del secretario es, por su simplismo, lo suficientemente soñadora como para generar sospechas, pero a la vez, lo necesariamente atrevida como para convocar complicidades.

¿Qué hace singular esta intervención, de entre las otras 699? La arquitecta Loreta Castro Reguera obtuvo una beca del FONCA en 2019. Propuso estudiar algunas ciudades que conviven con el agua en China, Suecia, Italia, India y México. En seguida, a partir de los catálogos de TUBECO, ACO y SEPSA, grandes productores de piezas prefabricadas de concreto (secciones de arco, placas, tubos, piezas “L”, “T”, doble “T”, ballenas, columnas, etcétera), planteó la revisión de ciertos
elementos constructivos que ejemplifican la imagen del agua como vehículos para afrontar soluciones de impacto social con economía, facilidad constructiva y eficiencia.

Jugando con ese “mecano”, ha estudiado la historia prehispánica y colonial de los lugares donde ha intervenido y ha construido torres de agua, huertos, piscinas y lavaderos públicos. Fue así como en 2020 llegó a un lugar olvidado: Ecatepec. La SEDATU, sabedora de los intereses de Taller Capital, donde ella tiene por socio al arquitecto José Pablo Ambrosí, les solicitó el rediseño de ocho hectáreas del Parque Bicentenario Hank González para devolverlo a sus vecinos, pues es la única zona verde en un radio de 2.5 kilómetros. Es una superficie longitudinal con una diferencia de nivel de quince metros (o un edificio de cinco pisos), en escasos sesenta de ancho. El equipo demolió las bardas durante 2020 y 2021, para que los habitantes contemplen árboles y para que los transeúntes dejaran de hacer rodeos. Continuó las calles que topaban con pared por medio de claras calzadas rectas dentro del parque que, sin embargo, van serpenteando con pasos y rampas para salvar el desnivel. Después cayeron en la cuenta de que esos terrenos hace cientos de años estuvieron terraceados. Por lo tanto, cartografiaron el área a intervenir respetando las curvas de nivel, así como los árboles. Entonces diseñaron entradas pluviales en la parte alta y con piezas “L” reconstruyeron los tableros a todo lo ancho y los firmes planos los hicieron plataformas de cuatro metros de sección, pero con gravilla de tezontle permeable para devolver a esa pendiente su capacidad de recarga acuífera durante los escurrimientos. Los pasos los complementaron con la rehabilitación de cinco canchas de futbol, iluminación antivandálica, mobiliario urbano, una torre de vigilancia, dentro de la cual se reciclaron unos baños públicos con materiales de nulo mantenimiento y se plantaron nuevos árboles.

El resultado conmueve: es un sistema de restauración hidrológica de la zona, es un parque, es espacio público recuperado, apropiable, que no disocia, sino convoca, por su vocación. Sólo unos inteligentes y felices cómplices podrían haberlo logrado.

 

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