Exfanzia (ocho poemas) / Valerio Magrelli

- Valerio Magrelli - Sunday, 28 Aug 2022 07:33 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Presentamos una pequeña muestra de este nuevo título del poeta radicado en Roma.

 

A mediados de 2021, el poeta, traductor, ensayista y profesor italiano Valerio Magrelli (Roma, 1957) anunció la próxima aparición de su nuevo título de poesía, Exfanzia. En efecto, el libro apareció poco tiempo después, en enero de este 2022, bajo el sello de Einaudi. No se trata de materiales totalmente desconocidos: algunos de ellos ya habían aparecido en distintos sitios y revistas, con la advertencia del propio autor acerca de que probablemente los poemas recibirían modificaciones. Presentamos una pequeña muestra de este nuevo título del poeta radicado en Roma.

 

Sunt lacrimae rerum

 

Es especialmente en el llanto

que el animal manifiesta

su presencia

 

Se parece al agua

que sofoca los incendios.

A veces es lo contrario –cauterio.

Cuando el dolor se acumula,

entonces, contra el agua, sirve el fuego.

Y el llanto es esto:

cicatriz, marca ardiente, humo

que sale de la piel para ocultar

(¿por cuánto?) la herida.

 

 

 

Bajo la protección de Pollicino

 

Me siento tan asustado y solo en el mundo

que pierdo los propósitos, uno por uno.

¿Para que alguien me encuentre?

¿O aligero la carga

para no hundirme?

 

 

 

Oración

 

Si tropiezo y blasfemo,
es porque la blasfemia hace de eslabón

en la infinita cadena de ese Dios cruel.


Maldecirlo, es el más grande homenaje,
la confesión de una dependencia,
la confesión de una dedicación absoluta.
Cadenas y blasfemias hieren a las víctimas: nunca al Rey.

En efecto, blasfemar humilla a quien blasfema,
dándole una breve ilusión de poder.
Pobre droga de un pobre drogadicto.

Pero, ¿cómo debería desintoxicarme?

¿Cómo podría romper esos lazos

que yo mismo forjé y formé blasfemando?

Las casas que uno abandona...

 

Las casas que uno abandona: abismos vacíos,

desnudos, sin objetos.

Obscenos, más bien, eso,

obscenos, e impúdicos nosotros

por contemplarlos

como se observa a un padre desnudo.

Giramos rápido, antes de que él mismo

pueda mirarnos.

No permitas jamás que te mire una casa

que has desnudado.

 

 

 

Permanezco aquí, en la cama…

 

Permanezco aquí, en la cama. Fiebre. Pero estoy bien.

Tiemblo, tengo los pies y las manos congeladas.

Sin embargo, en esta oscuridad, solo solo,

 

me siento libre: la fiebre me protege.

 

Afuera, las bombas y los camiones sobre la multitud.

Yo, en cambio, con la fiebre, estoy absuelto.

Me siento reformado por la vida.

 

 

 

Ego humus

Para Maurizio Brusa

 

Cada tanto me llama mi amigo enfermo.

Más bien debo decir “un” amigo enfermo,

dado que no es el único.

Pero él es distinto de los demás,

es “mi amigo enfermo”.

¿Desde cuándo lo conozco? No tengo idea.

Es un poeta, y hemos leído juntos.

¿Desde cuándo? ¿Hace veinte años?

Pongamos unos treinta –media vida.

Y él, mientras tanto, convaleciente,

comenzó a llamarme cada tanto.

Respondo siempre, en cualquier lugar.

Me quedo a escucharlo por largo tiempo;

me quedo a escucharme largamente.

Si él está enfermo, ¿qué soy yo?

¿Por qué me acorrala?

¿Para recordarme que también estoy enfermo?

No como tú, aunque casi,

mi dulce sombra cicatrizada.

 

 

 

Una excepción a la regla

 

La verdad es como la sangre:

nos permite vivir,

pero no debe jamás salir a la luz.

 

 

 

Toilettes

 

En algunos sanitarios

con sensor eléctrico

la luz se enciende nada más al entrar.

 

Pero después de un tiempo,

si permaneces quieto,

la oscuridad regresa

 

(a falta de movimiento, el mecanismo

es llevado a creer

que la sala está vacía).

 

De ese modo continúo feliz en la oscuridad, sorprendido

de la oscuridad, asombrado por la ausencia,

finalmente feliz en la ausencia.

 

 

Nota, selección y traducción de Roberto Bernal.

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