Los sueños: una experiencia colectiva
- Mario Campuzano - Sunday, 04 Sep 2022 06:50



El doble origen de los sueños
Los sueños tienen un doble origen: uno derivado de la psique individual y otro asentado en la trama social, lo cual dio lugar en las sociedades antiguas a dos manejos de estos fenómenos: el primero como una consulta privada para encontrar su significado o como fuente de adivinación del futuro; el segundo, como una experiencia colectiva a nivel familiar, grupal o comunitario de corte comunicacional o ritual, por ejemplo, como sueños proféticos.
En los tiempos recientes, la situación ha cambiado y el origen y manejo social de los sueños quedó limitado a los estudios etnológicos, ya que a partir de la modernidad que inventó el concepto de individuo en el siglo XVIII, los sueños quedaron recluidos al espacio psíquico individual.
Pero en las últimas décadas ha surgido entre los psicoanalistas que trabajan con grupos y organizaciones el interés en comprender y abordar la dimensión grupal y social de los sueños. En el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas, en Inglaterra, que trabaja con organizaciones y empresas, Gordon Lawrence inició experiencias sobre el sueño social desde finales de los años setenta, con fuerte resistencia de sus colegas al principio, debido a que el sueño se considera algo privado del soñante y, por lo tanto, no se puede ver en su concatenación con otros soñantes para así comprenderlo en su sentido social y su potencial aplicación como una herramienta de investigación-acción sobre los procesos colectivos y en intervenciones socioanalíticas en organizaciones.
Lawrence utiliza los sueños no sólo en su dimensión inconsciente sino en su capacidad colaborativa con la conciencia y su dimensión creativa. Para ello estimula un trabajo grupal donde se invita a los participantes a compartir sus sueños y ellos, junto con las asociaciones, sentimientos y pensamientos que se generen, produzcan una “matriz social de los sueños” que permita abordar y comprender temas del contexto social que estén circulando en ese momento entre los participantes. Este tipo de experiencia puede realizarse en grupos medianos y grandes, al igual que en los “grupos mamut” que José Luis González creara en México. Estos métodos abren una ventana a las conexiones que la gente tiene en los sistemas sociales.
Lawrence busca diferenciar, en conceptos y técnica, el sueño social de los sueños individuales y grupales, ya que éstos se utilizan principalmente en contextos clínicos para procesos terapéuticos. Considero que ese no es el mejor camino y que el fenómeno onírico tiene elementos psicodinámicos comunes en todos esos casos y debe diferenciarse solamente en la metodología técnica de acuerdo con sus objetivos, sobre todo en el caso de objetivos terapéuticos o no terapéuticos, así como de acuerdo con su contexto.
En esa línea, en el caso de los sueños individuales se seguirá la metodología clásica, se pondrá el foco en el soñante y sus conflictos psíquicos y vinculares. En el caso de los sueños en grupo terapéutico, se mantendrá la atención en el soñante a la vez que en la red vincular de los participantes y con el conjunto grupal. En el sueño social el foco no se pondrá en el soñante sino sobre los sueños en su relación con eventos previos, inmediatos o mediatos, que actúan como desencadenantes de los sueños y las asociaciones; el énfasis será sobre lo social y no se hará ninguna alusión a aspectos psicopatológicos de los soñantes.
La explicación conceptual de estos fenómenos radica en un doble sustento de los sueños: el clásico freudiano apoyado en el cuerpo, y el interpersonal apoyado en la trama vincular y narrativa. El último genera un espacio onírico común y compartido que tiene funciones comunicacionales diversas que pueden interpretarse según su objetivo sea o no sea el terapéutico, y de acuerdo al contexto en que se produzca. De esta manera, los sueños aparecen como codeterminados por los movimientos intrapsíquicos y los interpersonales, situación bastante conocida por los psicoanalistas multipersonales, acostumbrados a registrar esos movimientos en los grupos psicoanalíticos donde el producto de un soñante –al quedar a disposición del conjunto– promueve asociaciones, identificaciones y resonancias en los compañeros y aun, en ocasiones, llega a promover el relato de otros sueños.
Por lo tanto, se puede comprender a los sueños no sólo como realización alucinatoria del deseo inconsciente y de las experiencias de la víspera, sino como experiencia comunicacional y creadora, entre otras posibilidades.
El sueño es un producto simbólico y creativo, expresión de deseos inconscientes y de muchas otras funciones con sentido comunicacional; o sea, es un mensaje a descifrar y, como tal, está dirigido al mismo soñante, como una reflexión o realización inconsciente o dirigida a algún otro, otros o conjunto, incluidas preocupaciones o reflexiones sobre el contexto social.
Estas nuevas concepciones sobre los sueños amplían su registro informativo y sus posibilidades de interpretación tanto para aplicaciones terapéuticas como no terapéuticas.
Sueños en grupos terapéuticos
En un grupo breve de enseñanza, con observadores en Cámara de Gessel, hubo algunos sueños en las sesiones ordinarias y fue el centro de trabajo de la sesión prolongada. Esos sueños se redujeron a escenas y se trabajaron psicodramáticamente, y en ellos aparecieron conflictos psíquicos y vinculares relacionados con las figuras parentales. Estos sueños, al generarse en el seno de un proceso de psicoterapia grupal, mostraban conflictos psíquicos y vinculares centrales de sus miembros, es decir, mostraban de forma evidente su psicopatología.
El intenso efecto regresivo de los grupos, incrementado en las sesiones prolongadas, hace que aparezcan muy rápidamente los temas del desarrollo temprano, especialmente el tema de la dependencia afectiva que en la sesión prolongada se personifica en la madre, y da la oportunidad de abordar ese y otros conflictos afectivos conectados con esa figura central, como el rechazo y la agresión.
La elaboración posterior en las sesiones ordinarias de lo trabajado en la sesión prolongada es condición esencial para consolidar las aperturas logradas, por eso hay que dejar suficiente tiempo para ese importante proceso.
Las sesiones prolongadas forman parte del modelo de trabajo en las clínicas de la Asociación Mexicana de Psicoterapia Analítica de Grupo, donde se trabaja con grupos de tiempo y objetivos limitados, por lo cual la movilización y acortamiento del proceso son importantes. Como esta necesidad no existe en los grupos privados de tiempo indefinido, su utilización no es sistemática sino ocasional y determinada por alguna necesidad clínica.
En el caso que sirve de ejemplo, el contenido se centró en los conflictos tempranos con las figuras parentales. Con la madre en relación a conflictos de dependencia, de ejercicios manipulatorios, así como de rechazo y de agresión. Con la figura paterna de ausencia, abuso, agresión y de carencia de apoyo a la autoestima, que dificultaba hasta la época de intervención la obtención de seguridad y fortaleza.
Sueños sociales en grupos no terapéuticos
La utilización de los sueños en grupos no terapéuticos, en mi enfoque, tiene que seguir reglas metodológicas similares a las de uso clínico, por lo cual debe encontrarse su punto de partida en alguna experiencia inmediata o mediata relevante del grupo o de los individuos, equivalente a la experiencia emocional de la víspera en su aplicación terapéutica; debe dedicarse tiempo suficiente a las asociaciones de los participantes y debe interpretarse no desde la psicopatología individual y vincular, sino desde una perspectiva situacional del conjunto. Este abordaje de los sueños crea un puente sobre los temas emocionales y preocupaciones sociales que circulan en el grupo en busca de lograr su expresión y comprensión.
Como ejemplo voy a exponer una experiencia realizada en Argentina durante un congreso latinoamericano de psicoanálisis grupal, donde se realizó una demostración del “grupo mamut” con asistencia de unas cincuenta personas después de que en el día anterior se realizara –entre otras actividades– una mesa redonda donde las asociaciones latinoamericanas de grupos psicoanalíticos asistentes plantearan la situación que tenían en sus respectivos países.
En esa ocasión tomé el rol de interpretante de los sueños desde el enfoque mencionado, ya que considero que la inclusión de los sueños es la aportación más relevante que hiciera José Luis González en ese modelo de trabajo. Así pues, tomé como punto de partida la mesa redonda del día anterior donde no sólo se plantearon las situaciones de las asociaciones, sino las desgracias de sus respectivos países destrozados por la imposición de gobiernos neoliberales.
En el conjunto de sueños y de asociaciones se fue imponiendo una constante repetitiva: trenes que se retrasaban o no llegaban a su destino y que causaban desesperación entre los pasajeros y los familiares y amigos que los esperaban en las terminales. Interpreté ese conjunto de sueños relacionándolo con las exposiciones de la mesa redonda del día anterior, donde se plantearon las desgracias de los distintos países latinoamericanos que no lograban alcanzar sus metas y aspiraciones de un mayor desarrollo y nivel de vida de su población, las cuales se retrasaban y se veían cada vez más lejanas.
Como esta era una experiencia solamente demostrativa del método, el proceso se dejó ahí. Cuando se ha utilizado para intervenciones en una organización, se prosigue con una segunda etapa de asociaciones, pensamientos, sentimientos y reflexiones de los participantes sobre la situación social iluminada por los sueños, con una etapa final de conclusiones del grupo o de recomendaciones del equipo coordinador de la intervención.