Cinexcusas

- Luis Tovar @luistovars - Sunday, 02 Jul 2023 12:21 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
A gozar se ha dicho

 

Entre lo mucho que la ya extinta pandemia por Covid canceló, detuvo, postergó o pospuso, dentro del ámbito cultural quedaron como en un limbo lo mismo películas que exposiciones, obras de teatro que ediciones. Uno de esos rezagos es el libro más reciente del colega, compañero de estas páginas y amigo entrañabilísimo Rafael Aviña, titulado Con D de deseo ...destape, erotismo y sexo en el cine mexicano. Publicado por la editorial Palabra de Clío, el volumen fecha su aparición en 2020 pero el coronavirus complicó la difusión que merece y que, así sea en mínima medida, este espacio pretende resarcir.

Con cuatro décadas de labor ininterrumpida, tiempo durante el cual ha colaborado en numerosos diarios, revistas y ediciones colectivas, así como publicado una treintena de libros en solitario, el querido Rafa forma parte del puñado de críticos cinematográficos que, en este país, realmente merecen ser llamados así. Pero no sólo eso, pues a la crítica suma la investigación, la divulgación, la enseñanza e incluso el guionismo, de modo que, para no dejar fuera ningún rubro en los que se desenvuelve, bien puede ser definido como escritor cinematográfico.

Es precisamente ese escritor, que en su pluma tan precisa como grata sabe amalgamar crítica, investigación y divulgación, el que ha publicado Con D de deseo…, que se hermana con Cabaret, rumberas y pecadoras en el cine mexicano… ayer y hoy, también de su autoría. Envidiablemente memorioso, el autor no ejecuta un simple recuento de filmes en los que sexo, destape y erotismo –como anuncia el subtítulo– son el tema central de esta o aquella películas sino, por supuesto sin dejar fuera las que en efecto giran en torno al deseo y la sicalipsis, incluye pasajes, momentos, situaciones y personajes que, en muchos casos sin que en ellos consista el quid de una trama, se volvieron memorables por sí mismos, incluso consiguiendo para la película entera un relieve que, de otra manera, tal vez no habrían logrado.

 

El erotismo paso a paso

Estructurado en orden cronológico, el volumen arranca con el capítulo En un inicio fue el sexo (años treinta a cincuenta), época en la que prevaleció un “tímido erotismo fílmico” constatable en filmes como La isla de las mujeres, Puerto de perdición y Sensualidad, entre muchos otros, al mismo tiempo que eran posibles audacias como La red y otra cinta, muy osada para su tiempo –La mancha de sangre–, era censurada. El capítulo siguiente, El asomo del cuerpo. Los desnudos de 1955, da cuenta del destape, ya franco, que integró la desnudez femenina al cine mexicano quitándole de paso un enorme jirón de su pacatería. La cinta inaugural es La fuerza del deseo (1955), de Miguel M. Delgado, que “lanzó al estrellato a la guapísima Ana Luisa Peluffo, cuyos bellísimos senos escandalizarían a la sociedad en su momento”, no obstante ser una exposición más bien discreta y haber formado parte de lo que se dio en llamar desnudos artísticos, donde entre decenas se incluyen La ilegítima, La virtud desnuda, Esposas infieles y Zonga, el ángel diabólico, títulos elocuentes en su reprobación moral a eso mismo que exhibían. Como bien señala Rafa, Subida al cielo, La ilusión viaja en tranvía y Ensayo de un crimen, las tres de Luis Buñuel, son parte “del mejor cine erótico mexicano”, y es al nacido en Calanda, España, a quien dedica el tercer capítulo, haciendo el cotejo de la vanguardia buñueliana y el moralismo de, por ejemplo, Alberto Gout con su Adán y Eva.

El volumen, de apenas ciento cuarenta páginas, rebosante de información puntual, pasa por Mauricio Garcés y sus amables comedias erotizantes, el cine experimental de los años sesenta, los “casos extremos” e insoslayables de Isela Vega y Meche Carreño, el cine rupturista de los setenta, el caso aparte de Jaime Humberto Hermosillo, el cine LGBT+, la imaginería gay de Julián Hernández y otros, hasta llegar al cine contemporáneo y sus diversos abordajes al erotismo, la sexualidad y la sensualidad. Mucha abundancia para tan poco espacio reseñista, de modo que mejor hará el lector en buscar y disfrutar este libro insoslayable.

 

 

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