Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Sunday, 16 Jul 2023 08:46 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
La poesía del silencio de Jaume Plensa

 

La obra escultórica monumental de Jaume Plensa (Barcelona, 1955) se ha convertido en un punto de referencia y visita obligada en numerosas ciudades del mundo. Sus hermosos rostros estilizados, sus cuerpos luminosos o tatuados con letras o signos musicales, colocados en plazas, jardines, bosques o playas han transformado espacios públicos en centros de convivencia en los que propios y extraños entran en comunión con la obra de arte como objeto ritual que congrega a la comunidad. Algunas piezas que originalmente fueron emplazadas temporalmente se han quedado a petición del público que se apropia de ellas, como es el caso de la bella Julia, en la Plaza de Colón, en Madrid, que se ha convertido en un emblema del barrio. Sus esculturas urbanas tienen la capacidad de propiciar en el transeúnte la pausa y suscitar instantes de reflexión en medio del ritmo frenético de nuestras grandes urbes. Así sucede con Flora, sugerente rostro blanco de siete metros y medio de altura colocado en una esquina del Paseo de Gracia, frente a la emblemática Casa Milá en Barcelona, obra maestra del paradigmático arquitecto catalán Antoni Gaudí. Flora invita a los transeúntes a visitar la exposición Poesía del silencio que reúne alrededor de un centenar de obras magistralmente distribuidas en las diversas salas, vericuetos, patios y azotea de la caprichosa y excéntrica mansión modernista. Con asombro y fascinación descubrí en esta muestra la creación más íntima y menos conocida de Plensa, obras de pequeño formato que datan desde 1990 a la actualidad, y que se exhiben en vitrinas a manera de gabinetes de curiosidades. Llama la atención una serie de piezas singulares de la que el artista considera su “etapa freudiana”, realizadas con consoladores como una alusión a la soledad en el sexo, en contraposición con el tema de la familia y la noción del hogar como núcleo fundamental de su ser en el mundo. Su pasión por la literatura y la música, y sus reflexiones filosóficas en torno al ser humano son los hilos conductores que hilvanan todo su trabajo. El sueño y el deseo son la materia prima que aviva las ideas.

Tuve el inmenso privilegio de visitar el estudio de Plensa en Sant Feliu de Llobregat (a las afueras de Barcelona) donde generosamente nos recibió un sábado por la mañana con su encantadora esposa Laura. Fue una experiencia inolvidable, tras haber visitado la exposición, conocer el taller donde se experimentan técnicas y materiales insólitos y altamente sofisticados, producto de la más fina y elevada tecnología, y escuchar al artista compartirnos algunos de los conceptos que dan origen a su creación, sin duda una de las producciones escultóricas más audaces y sobrecogedoras de nuestro tiempo. “El gran material de la escultura son las ideas”, sostiene el artista, cuya poética abreva en las fuentes literarias de Shakespeare, T.S. Elliot, William Blake, Dante, Goethe, Baudelaire, Vicent Andrés Estellés, entro otros, para crear metáforas visuales en torno al silencio, el deseo, la ensoñación, la espiritualidad. La obsesión entre cuerpo y alma es una de sus tribulaciones constantes.

También tuve la oportunidad de admirar las puertas que diseñó para el Gran Teatro del Liceo –Constelaciones– colocadas en dos de los arcos de la entrada del suntuoso edificio decimonónico, inauguradas recientemente. Se trata de unas rejas de cuatro metros de altura y anchura, finamente elaboradas en acero inoxidable con las letras de los nueve alfabetos que ha utilizado de manera recurrente en sus esculturas como metáfora de la universalidad: “Somos texto, porque la vida nos va tatuando permanentemente con mensajes invisibles”, expresa Plensa. Sus mensajes como artista visual tienen que ver con el diálogo y la convivencia en la diversidad, y la unión del ser humano en la espiritualidad en este mundo convulso que nos tocó vivir. Sus esculturas nos invitan a hacer una pausa, mirar con el corazón e imaginar en silencio.

 

 

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