El redescubrimiento de Jesús Gardea

- José María Espinasa - Sunday, 15 Oct 2023 08:47 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
La edición del volumen 'Cuentos completos' de Jesús Gardea (1939-2000), que recupera la obra del narrador chihuahuense, es motivo de celebración pues permite, como se afirma aquí, redescubrir el estilo y la trascendencia del autor de 'Los viernes de Lautaro' y 'De alba sombría'.

 

Alguna vez pregunté (a un demógrafo) si se podía calcular estadísticamente si algún día habría más poetas vivos que poetas muertos y me dijeron que no, que siempre habría más muertos porque morir es inevitable y vivir (escribir poesía) no. La respuesta, no sé si correcta, me produce escalofrío. Y la reflexión me surge cuando veo que sobre el escritorio se acumulan notas para obituarios que nunca escribiré, desde amigos a los que recuerdo con cariño y tengo aprecio por sus libros como de autores a los que nunca conocí en persona pero he leído con entusiasmo. Sumido en estas reflexiones entra por la puerta Iván Gardea, extraordinario grabador y artista plástico, que trae en las manos, con un gesto de orgullo, el grueso volumen de los Cuentos completos de su padre Jesús Gardea, prologado por Emiliano Monge. El prólogo también es buena señal: las generaciones más jóvenes se empiezan a fijar en él y no en los narradores de éxito. El gran narrador chihuahuense tiene ya más de veinte años de fallecido, su obra goza de un enorme prestigio pero no es fácil encontrar sus libros. La anterior recopilación de cuentos, que publicó el FCE, está agotada desde hace tiempo y esta nueva recopilación era ya muy necesaria.

Conocí, aunque no lo suficiente, a Jesús Gardea, y muchas veces he escrito sobre él. No fue un personaje cómodo para la literatura mexicana, muy crítico y no pocas veces agresivo con el medio, se negó a la supuestamente obligatoria migración a la ciudad capital para conquistar la fama y las candilejas del éxito de público. La fama la ha conseguido siendo un escritor secreto y las candilejas no le interesaron. Cuando se dio a conocer, a finales de los setenta, con dos libros excepcionales, Los viernes de Lautaro y Septiembre y los otros días, de inmediato se apreciaba su antecedente inmediato: Juan Rulfo, El Llano en llamas y Pedro Páramo. Pero esa sombra puede asfixiar a cualquiera y él se defendió con una escritura cada vez más precisa, exacta, seca, y sin embargo de gran lujo sintáctico, de armonías rítmicas inusitadas. No sufrió, afortunadamente, la tentación del silencio sino que ese silencio lo siguió plasmando en su escritura. Aunque eso es lo que se oye en su prosa narrativa: el silencio.

Frente a la hegemónica presencia de la novela en el mercado editorial, el cuento mexicano, como la poesía, mantiene una extraordinaria tradición subterránea y, espero que no sea falso optimismo, si no creciente, sí un constante número de lectores. Para ellos, sobre todo para los más jóvenes, este volumen es un verdadero tesoro que tendrán que ir descubriendo a lo largo de sus apretadas 660 páginas. Gardea es un gran cuentista. El carácter más ceñido de la narración, en comparación con la novela, le permite crear verdaderas piezas musicales de un cierto atonalismo muy radical. La aparición de esos dos primeros libros, Los viernes de Lautaro (1979) y Septiembre y los otros días (que recibió el Premio Xavier Villaurrutia 1980), y en años siguientes seguiría una producción constante de novelas y cuentos, con un creciente prestigio ante la crítica y un descenso en su número de lectores, pues la dificultad de su escritura no lo volvían fácilmente un bestseller. Académicos y ensayistas han estudiado su obra y en la web se encuentran muchas referencias –recomiendo las declaraciones de Hugo Gola. La publicación de Cuentos completos por la editorial Sexto Piso, en coedición con la UNAM, es una extraordinaria noticia y hay que felicitarlos.

¿Por qué el FCE no lo hizo muchos años antes? Parecería el lugar indicado, y era cuestión de sumar Reunión de cuentos, el libro póstumo. Tal vez ahora debía contemplar, en su colección de Obras completas, reunir las novelas en dos o tres volúmenes. O la colaboración entre UNAM y Sexto Piso volver posible esa edición. Más que reprocharle al FCE no haberlo hecho, hay que felicitar a Sexto Piso por hacerlo: las editoriales independientes deben asumir un papel más propositivo. Y felicitar a la UNAM por apoyar el proyecto.

El cuento como género ante el público y el mercado siempre ha sido un misterio: en términos teóricos debería ser un género con ventas, pues existe tradición y afición de los lectores, pero las cifras indican que no es así. Está muy lejos de las cifras de ventas de la novela. Recuerdo, sin embargo, el éxito que tuvieron varios volúmenes sobre el cuento editados por la propia UNAM hace más de una década.

Gardea polemizó en los ochenta con algunos críticos que formulamos la hipótesis de los narradores del desierto. Tenía y no tenía razón. Fundamentalmente quería ser un solitario y la agrupación taxonómica no le convencía del todo. Varios de esos narradores del desierto hoy cuentan ya con la recopilación de sus obras más o menos de forma ordenada –Gerardo Cornejo, Alejandro Sandoval Ávila, Severino Salazar, Ricardo Elizondo Elizondo, el propio Gardea–, aunque de difícil acceso al público lector por la poca distribución de esas ediciones. Sexto Piso, además de tener un espléndido catálogo, tiene una mucha mejor distribución; ojalá esto lleve a que Gardea tenga los lectores que merece. Tal vez no ha sucedido eso con el que tuvo más éxito de público: Daniel Sada, que este 2023 habría cumplido setenta años. Valdría la pena también pensar en reunir sus obras, por ejemplo todos sus cuentos. Ellos, como Juan Preciado, son –somos– hijos de Pedro Páramo

 

 

 

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