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Paredes que hablan

'La pintura en la pared. Una ventana a las escuelas normales y a los normalistas rurales', Luis Hernández Navarro, Fondo de Cultura Económica, México, 2023.
Antonio Soria

 

En el capítulo inicial I. Reserva del futuro, Luis Hernández Navarro cuenta que “los muros de las 256 escuelas normales públicas del país (y en especial los de las normales rurales) son una galería viva. Grandes pintores como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Jorge González Camarena y José Hernández Delgadillo comparten paredes de auditorios, aulas, dormitorios y bardas con decenas de colectivos artísticos anónimos”, y continúa: “En las instituciones formadoras de maestros hay centenares de murales. A través de ellos, los alumnos conviven lo mismo con una visión de la historia del país y de la humanidad que con el santoral laico de los héroes que habitan el imaginario magisterial. Gracias a las representaciones estampadas en esos edificios, los muchachos (y sus maestros) alimentan las señas de su identidad normalista. Las paredes de las normales hablan”…

La cita es larga, y sólo por razones de espacio no se extiende otro tanto, pues en realidad más que intentar una reseña, el presente texto sólo pretende ser una simple pero vigorosa invitación a la lectura de este volumen, el número 901 de la célebre Colección Popular del Fondo de Cultura Económica –dicho sea de paso, casa editora estatal que está siendo felizmente rescatada para sus propósitos más nobles en virtud de títulos como el presente.

Conviene, asimismo, mencionar así sea de modo muy escueto la trayectoria del autor: además de ser coordinador de la sección de Opinión de este diario, y sólo tocante a los ámbitos de la presente obra, Luis Hernández Navarro es fundador de la Coordinación Nacional de Trabajadores de la Educación y ha publicado, entre otros títulos, Cero en conducta. Crónicas de la resistencia magisterial, en 2009, así como No habrá recreo. Contra-reforma constitucional y desobediencia magisterial, en 2013, además de una cifra incontable de artículos, todo lo cual comprueba su condición como un verdadero especialista en el tema.

La pintura en la pared es, de manera simultánea, registro histórico, crónica de hechos y ensayo pleno de ideas y posturas en torno a la realidad, de ayer y hoy, que se vive en las escuelas normales rurales de México. Con su pluma de escritor y periodista, amalgamadas de modo indisoluble, Hernández Navarro da los pormenores de una historia, la de las normales rurales y quienes las fundaron, estudiaron/estudian e impartieron/imparten clases en ellas, que se lee como ha sido escrita: apasionadamente, aunque no por eso faltando a la condición del indispensable rigor en el dato, la fecha, el nombre, el acontecimiento tal cual sucedió, todo citado con una puntualidad que evidencia el celo puesto por el autor en el registro minucioso de la vida magisterial vista en su conjunto, y aquí de manera específica en el ámbito de las normales rurales, acerca de las cuales –nunca está de más recordar–, son demasiados quienes suponen, erróneamente, que es válido reducir a los acontecimientos trágicos de Ayotzinapa, o peor aún, quienes con tanto prejuicio como es posible pretenden que dichas instituciones son “criaderos de agitadores” y demás epítetos emanados de una ignorancia supina y, fuerza es decirlo, una total ausencia de deseo por salir de dicha ignorancia.

Esa es con toda seguridad la primera y más alta virtud del presente libro: el lector tendrá al leerlo un panorama amplísimo para entender qué son, cómo son, por qué son y quiénes han forjado la historia y el presente de las escuelas normales rurales. La pintura en la pared, es decir los murales plasmados en ellas, son la expresión plástica de una lucha sostenida por la sobrevivencia como instituciones y, por lo tanto, de una dignidad puesta a prueba de manera permanente.

Cierre esta invitación a la lectura con las palabras de Antonio , citadas por el autor: “Los murales existentes en las normales rurales reflejan la realidad mexicana […] En su mayoría fueron pintados por alumnos, maestros y artistas solidarios […] Muchos de estos murales se pintan al fragor de las luchas. Lo que habría que hacer es documentarlos al pintarlos.”

Que así sea y que este libro, una vez leído, sirva como sólido punto de partida para llevar a cabo la mencionada y necesaria documentación.

 

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