Biblioteca fantasma

- Evelina Gil - Tuesday, 27 Feb 2024 17:01 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Miss México 1928

 

 

EL CERTAMEN MISS México comenzó con el pie izquierdo, en 1928, al mismo tiempo que el dibujante León Toral aniquilaba al presidente reelecto Álvaro Obregón. Pero la joven María Teresa Landa, que no encontraba lugar en el mundo, tomó casualmente aquel periódico que presentaba en primera plana la nota del magnicidio, distrayéndose con la convocatoria para un naciente certamen de belleza al que había que inscribirse enviando un par de fotografías, una de cara y otra de cuerpo entero, circunstancia que, en sí misma, representaba una dificultad. Pero a María Teresa nada parecía detenerla.
La asesina inocente, de Erma Cárdenas (Washington, D.C, 1945), autora que considero un clásico viviente y no lo suficientemente apreciada por la narrativa mexicana contemporánea, aborda la impactante historia de la primera joven que representó a México en lo que, en la actualidad, se conoce como Miss Universo. En definitiva, María Teresa estaba muy adelantada a su época.
Logró ingresar a la Escuela Normal tras una ardua labor de convencimiento a sus padres que no consideraban ni necesario ni “decente” que la chica arriesgara su honor mezclándose con hombres. En efecto, su paso por la escuela dista de ser un camino sembrado de diamantes, ha de confrontar el machismo de sus compañeros y profesores, que verán en ella un pedazo de carne, pero al mismo tiempo escuchará por primera vez la palabra “feminismo”, pronunciada con una mezcla de asco y desprecio. Pasarán muchos años para que comprenda su significado real, pero anhela estudiar odontología en la universidad.
Lo anterior no significa que María Teresa no sueñe con el amor. Posee una naturaleza apasionada y voluptuosa, ansía ser besada por un hombre. Casi en simultáneo, la joven conocerá al que pareciera ser su príncipe azul, un arrogante militar de nombre Moisés Vidal, y resultará seleccionada para contender por la corona de Miss México, la cual ganará con inaudita facilidad, transformándose en celebridad de la noche a la mañana y, asimismo, en una mujer de “mala reputación” por el hecho de mostrar las piernas depiladas. Vidal no logra impedir que su novia viaje a Texas para participar en Miss Universo, y permanece aguardándola con aparente fidelidad cuando retorna sin el ansiado título de belleza universal, abandonada por la prensa que solía acosarla. Casi al instante de regresar, María Teresa y Moisés contraen matrimonio. La mujer más bella de México se entrega sin tregua a la pasión con su flamante marido, sin imaginar la verdadera naturaleza de aquella relación que la conducirá a cometer un crimen capital.

La asesina inocente (Tusquets, México, 2024) es una novela biográfica, espléndidamente narrada, sobre una mujer que se sale con la suya sin malicia de por medio pues, en esencia, María Teresa Landa es una mujer ingenua pero con una gran inteligencia, que habrá de pulirse a través de los golpes de la vida. Presenciamos un juicio que, en cierta forma, nos recuerda el de Friné, donde un histriónico abogado defensor insiste en conmover al pueblo aludiendo a la belleza y juventud de la Reina de los Mexicanos, que no hizo otra cosa que defender su honor. De forma por demás sagaz, Cárdenas hilvana la historia de la primera Miss México de manera no lineal, alternando a la joven que reflexiona sobre sus actos en la oscuridad de una celda, con aquella que descubre, entre sorprendida e indignada, que la belleza es algo que se mide y se pesa; que el ser hermosa te convierte en mercancía de lujo, lo cual, al menos en su caso, puede destruir tu humanidad.

Se nos permita acceder a una etapa nunca contada de María Teresa Landa que es la posterior a su escandaloso juicio, lo que confiere un cariz más justo a esta mujer que luchó contra su propia época y los demonios que se cernían sobre las mujeres que ambicionaban algo más que ser amas de casa, “Los reporteros se dan gusto inmortalizando a la Miss en su celda, el jardín de la cárcel o con un libro sobre el regazo.”

 

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