Gabriel Magaña Merlo: lejos o cerca, la poesía sigue siendo rara
- José María Espinasa - Sunday, 12 May 2024 19:51



Volver a insistir en los extraños caminos que toma la poesía para encontrar a sus lectores parece hoy, en tiempos de las redes virtuales, una necedad, y sin embargo sigue siendo no sólo oportuno y necesario, sino también a veces gratificante. La red no es, no parece ser, no lo ha sido hasta ahora, en sus ya casi treinta y cinco años de existencia, un buen vehículo para la poesía. En realidad para ningún género literario, ni siquiera para el ensayo. Pero es en la poesía donde es más patente, pues en ella la condición de actualidad es bastante conflictiva. Sorprende, por ejemplo, el poco conocimiento que hay hoy día de los poetas mexicanos nacidos en los cuarenta entre los lectores jóvenes. Salvo cuando los hace visibles un premio, un texto coyuntural o su deceso, se habla poco de ellos y se les lee menos. Digamos que son un universo a la espera de lectores en una época en que éstos lo que piden, a veces con resultados poco convenientes, es que los busquen. Entre la espera y la búsqueda lo que se pone en juego es el encuentro.
Me motiva esta reflexión un caso singular entre los poetas de esa generación: Gabriel Magaña Merlo. Hace veinte años, el Fondo de Cultura Económica le publicó su poesía reunida, con el enigmático título de Lejos alcanzado aquí, publicada a lo largo de las tres décadas anteriores en diversos sellos editoriales. No creo que haya recibido muchas reseñas que dieran cuenta de su aparición, ni en sus ediciones originales, ni en la del FCE. Ha sido, sin embargo, traducido a diversas lenguas, y desde la aparición de Lejos alcanzado aquí ha publicado Intolerante superficie en Italia en 2012, edición bilingüe, y más recientemente en España en Ediciones La Palma Estallido inútil de lo real invisible. Magaña sigue viviendo en México, a orillas de lago de Chapala, pero su poesía circula lejos de su/nuestro contexto. Y eso lleva a un tema muchas veces discutido: la nacionalidad de un escritor o de un texto. Se ha dicho que la nacionalidad del poeta es la lengua en la que escribe o el piso en que camina. Es cierto, pero no basta, porque sabemos también que lo que cuenta es el lugar y tiempo en el que se lo lee, si se lo lee.
Por eso ocurre que si bien la poesía es un género poco leído es en cambio muy editado. La mayoría de las pequeñas editoriales se concentran en él y le dan realidad. Nos cuesta mucho aceptar esa condición no atemporal sino sin tiempo de la poesía, porque la consideramos no sólo injusta sino inaceptable, pues su tiempo es todo tiempo, el tiempo mismo. Y por eso el concepto de nacionalidad de la poesía es tan elusivo. Así la poesía que escribe Magaña me parece que dialoga con otros poetas de su generación y de su país, y que su aparente abstracción tiene en realidad mucho de concreción. Y Estallido inútil de lo real inviable representa, desde mi punto de vista, un cambio llamativo en su escritura. Si en Lejos alcanzado aquí hay un sentido plástico en el poema: se ve tanto como se lee, en este libro incorpora un flujo narrativo, un desplazamiento no sólo sobre la página sino página a página. Me viene a la memoria la forma en que Roberto Juarroz llamó a su lírica: Poesía vertical. Implica la concepción de un sistema gravitatorio. Y de alguna manera insinúa que el verso cae, que algo lo llama hacia abajo. Esta sensación, lo acepto, es muy subjetiva, lo que significa que no tiene explicación convincente.
En Estallido... hay también una sensación de caída, que es un ir hacia adelante, un suponer la continuidad en la página. Incluso a veces pienso que su formato ideal habría sido el rollo antiguo, adecuado para esa caída que es a la vez continuidad narrativa. Lo pictórico de su poesía anterior se resuelve aquí en una narratividad muy peculiar que mantiene características espaciales: la caída en la verticalidad de la página. El espacio impuesto por el libro –la página– ha sufrido variaciones a veces muy radicales. Hace unos años la definición de literatura expandida era literatura que excede la página. Eso, exceder, es lo que le daba sentido. No es el caso de Estallido...: la doble negación implícita en el título: primero inútil y después inviable es ante todo una actitud del poeta ante su propia necesidad de escribir. Su patria, si volvemos al asunto anterior, es la página. Y quien escribe se sitúa en la proximidad de ella, se acerca, tiene una relación amorosa, aunque –como el pintor– se aleje de ella por momentos para ver cómo se ve. Toda mirada, hasta la del microscopio, implica una distancia, un alejarse. ¿Hay un nihilismo evidente en el título del libro? Sí, pero la doble o hasta triple negación implícita en él hace que se convierta en una actitud afirmativa. ¿Es la realidad inviable la poesía? Es la sospecha que atraviesa nuestra época si pensamos que Grecia, la Edad Media o el Renacimiento fueron espacios no sólo viables sino incluso posibles para ella.
En todo caso, la enorme dispersión que la poesía vive en estos días puede traer tal vez como virtud la desaparición de las taxonomías geográficas y nacionales. En todo caso si, como resulta en parte inevitable, tomamos lo mexicano como factor ordenador de esa dispersión, el caso de Gabriel Magaña Merlo puede ser no sólo sintomático sino muy atractivo para el lector, siempre en busca de esos raros que le den sentido a su lectura.*