La Estación Tenochca de Marco Antonio Cruz

- Fabrizio León Diez - Sunday, 14 Jul 2024 07:24 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
En el Museo Archivo de la Fotografía, en el centro de Ciudad de México, hay una atinada exposición de fotos: se trata de la 'Estación Tenochca' de Marco Antonio Cruz (Puebla, 1957-Ciudad de México, 2021). Su resultado es impecable; confecciona una obra producto de los años de investigación que requirió Alfonso Morales para la minuciosa revisión de los archivos y colecciones de este periodista gráfico.

 

Hace cuarenta años, Marco Antonio Cruz era fotógrafo en La Jornada y los curadores de la muestra hacen un homenaje. Crearon en una enorme pared un periódico mural con las publicaciones que le dieron pinceladas de ingenio a nuestras páginas. Una pieza con sello vintage.

Algunas de las historias que se presentan en dos salas son escenas de catástrofes convertidas en arte y calles que se mudan al plató, donde transcurre la realidad. Una de ellas: minutos después del terremoto del 19 de septiembre de 1985, Marco Antonio llegó a la azotea del bloque Guerrero para enfocar el derrumbado edificio Nuevo León en Tlatelolco, logrando una fotografía clásica que se ubica en la memoria; la tragedia que nos selló hace cuarenta años.

Es tan adecuada la impresión y el tamaño de la fotografía expuesta que permite oír la angustia de los hombres y mujeres rescatando; desespera imaginarse en una situación así, pues cada detalle de la imagen es polvo de recuerdos.

Las 115 fotos están divididas en series perfectamente contextualizadas con fichas y pies de fotos redondos, donde la información y la redacción comparten el protagonismo necesario para auxiliar a que la fotografía sea la estela.

El otro clásico de Marco Antonio Cruz es el retrato de los pies de Judas cuando se ahorcó en un árbol, poco antes de que se ejecute La pasión de Cristo en Iztapalapa. Es la figura que le da representación a un paisaje perturbador. El autor convirtió en icono una leyenda y el mito en la foto. Una fotografía que algunos nos fusilamos, porque es perfecta.

Marco fue un periodista rotundo; un fotógrafo disciplinado, en ese sentido una rara avis para un gremio golpeado y turbado. Tuvo un alto nivel de conciencia para estampar varias situaciones de los fondos, pues su origen obrero fue tan intenso como el esmero por el cuidado técnico y plástico en la composición y la conservación óptima de su archivo.

Como ejemplo están sus largas incursiones a explorar la ceguera; un viaje al corazón del iris, pero no tanto el que se explora como médico, sino el que con sus fotografías nos conduce a la luz que supuestamente ya no existe. Su reportaje Habitar la oscuridad es una obra maestra del fotoperiodismo. También lo es el preclaro mosaico que realiza en la pulquería La hija de los apaches. Un cuento de la verdad, tan contundente como los golpes en el box; preciso, viscoso como su líquido; tan embriagador como una ficción.

La formación política de Cruz es la ruta para la resolución de las operaciones que tenía que resolver; por ello es curioso que la muestra haya coincidido con el plantón de la CNTE en el Zócalo, porque los dos encajan. Marco Antonio era el fotógrafo del PSUM, en los años ochenta y los maestros eran la disidencia al charrismo sindical, como ahora lo siguen siendo. Dentro de Estación Tenochca están las fotografías de los profes en aquellos tiempos, ahora afuera del museo frente a Palacio Nacional, permanecían como hace cuarenta y cuatro años.

Un recuadro sobresale. Es Rosario Ibarra de Piedra, un fragmento de la historia, que a los ojos del fotógrafo lo vuelve luminoso. La Doña es consecuencia del inmenso dolor que le causó la desaparición de su hijo y de ahí la lucha política y titánica contra los gobiernos. Ella contribuyó a transformar al régimen; Marco Antonio Cruz, con seis destellos, traza de ella una impronta única.

La exposición, con más de una decena de narraciones gráficas, es la joya que se pulió luego de realizarse el número de colección de Luna Córnea: “Marco Antonio Cruz Relatos y posicionamientos/1977-2017”, editado por Alfonso Morales, el cual brindó el tiempo necesario que requiere para ventilar los instantes, y cuando Marco estaba en la madurez de su vida, logran una pieza imprescindible. Sería importante que ahí mismo exhibieran (y vendieran) esta Luna Córnea sobre el autor, porque es mucho más que un catálogo; es una obra de arte y periodismo exacto, en 450 páginas.

Estación Tenochca será un referente de la fotografía en México. Se exhibe hasta el 21 de julio en el Museo Archivo de la Fotografía. República de Guatemala 34, colonia Centro Histórico, Ciudad de México.

 

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