Dos poemas / Shoja E. Sepehri Shoravi

- Shoja E. Sepehri Shoravi - Sunday, 04 Aug 2024 09:02 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

 

El fin no es saber sino la realización

Al Hallaj

 

Los locos atraviesan ventanas...

 

Los locos atraviesan ventanas paredes horas

andan días enteros en otros días

se asoman a las tinieblas y ven luces

confunden los muertos con los vivos los cerros con las nubes

no saben distinguir el día de la noche discernir lo perpetuo de

lo breve

 

Los locos no conocen la soledad

tan sólo están solos siempre abrazados de alguien conocido

siempre aferrados a algo ignoto

remiendan zapatos viejos zurcen añosos abrigos antes de

acostarse

siempre se despiertan soñando estar en otra parte siempre

están yéndose quién sabe a dónde

balbucean porque hablan con todos y consigo mismo al unísono

 

Los locos no entienden de duraciones y distancias

andan a la vez por páramos y jardines

hacen ramilletes de púas y espinas

se les cortan las manos con las gardenias y los jazmines

les es fácil llorar mientras sonríen

 

Los locos son bizcos tienen un ojo de tornasol el otro está

atado a la luna

aguzan el oído para escuchar las entonaciones del viento

les gusta remojarse los labios con la lluvia y el polvo

nunca caminan derecho porque se les mueve la tierra

siempre están agachados porque les pesa el cielo

 

Los locos no creen en las apariencias

saben que las imágenes son borrosas ambiguas inciertas

equívocas

Los locos han atravesado el lienzo de las figuraciones y las

formas

habitan el lado verdadero de la realidad

donde se descubre el sonido de Dios donde se percibe su

perfume

Para ver la luz cubren sus ojos sus ojos amorosos tímidos

llorosos

y caminan descalzos entre llamas que no queman incendios

que no se apagan

Has dejado de respirar...

 

Has dejado de respirar

Mientras la muerte borra tus pasos

con el oído perplejo por tu súbita mudez

con ojos que abrigan tu cuerpo inánime

con el olfato habituado aún a tu precario perfume

me despido de tu solitaria muchedumbre

Todavía no se disuelve en el aire tu aliento último

se ha aferrado a la brevedad de la tarde

lo sostiene el delgado hilo del instante

 

 

Has dejado de respirar

atravieso un puente larguísimo y endeble vuelvo a donde

estuviste donde estuve

pero aquí ya no es aquí

en este apocado paraje nada es igual

el silencio es otro es otra la luz la vida es otra

es brumoso este sitio es distinto su frío sus neblinas son de

fuego su helor es de brasas

Tristeza de saber que te has ido

Alegría de soñar que sigues aquí

Oscilo entre la salvación y la condena la duda es el paraíso el

infierno es la certeza

 

 

Has dejado de respirar

esparcí tu última sonrisa por el mundo

y el mundo entero se llenó de cenizas

Nada quedó de ti tan sólo el traslúcido manto de tu ausencia

Estoy solo como un páramo sin nubes un río sin destino solo

como la vida ante la muerte

Miro las estrellas que tus ojos miraban años de luz que juntabas

en tu mirada de horas

Poco a poco la noche es más oscura tan noche como la noche a la

que no sigue el día

Lentamente el infinito es menos firme el firmamento se aleja de

la tierra más a prisa

hace un instante se apagó la parte más cercana del cielo.

 

 

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