La otra escena
- Miguel Ángel Quemain | [email protected] - Sunday, 01 Sep 2024 07:39
Nostalgia es el trabajo más reciente que escribe y dirige David Olguín con la devoción que provoca y exige el corazón de Laura Almela (“como si todo lo que escribo no fuera para ella”, me dice Olguín). El montaje en El Milagro coincide con el número de colección de Paso de Gato, el último impreso y que representa el surgimiento del Portal Iberoamericano de Teatro. Coincide también con la recepción de la Medalla de Bellas Artes 2023 en Artes escénicas para David Olguín.
Todo esto enmarca la visión que sobre Laura Almela elaboran cuatro artistas y maestros de la escena, para ofrecer una aproximación entrañable de colegas, de hermanos, de amigos y de pareja, de esta gran actriz y docente mexicana. La propia artista expone una serie de ideas sobre su trabajo en un diálogo dedicado a trenzar las experiencias artísticas y de vida. Expongo aquí las visiones que tratan de mostrarla de cuerpo entero.
Antonio Peñuñuri Armenta, actor, docente y autor de una metodología para actuación, la define como una “devoradora de libros de literatura, de poesía y… de otros ‘materiales’ menos confesables. Laura, de perenne sonrisa e inigualable carcajada. La Almela de un talento sin par que consistía en irse de cabeza en el ‘tobogán de la ficción’, sin filtros, sin protectores, sin amarras; prístina y lúcida, cargada de un arsenal emocional, pero sobre todo imaginativo, muy pronto destacó como la ‘siguiente promesa del teatro universitario’. Se convirtió en una de las mejores actrices no sólo de su, nuestra, generación, sino de una suma de generaciones”.
Mariana Giménez, actriz, docente y directora de escena, expone varias caras de ese poliedro que es Laura Almela y quiero destacar esa dualidad de lo personal y lo profesional. La describe así: es “la gracia de asomarse al abismo en cada función y regresar a casa para acostar a los niños, sacar al perro o leer poesía. El pensamiento de Laura es sumamente complejo: posee agilidad mental, agudeza crítica, intuición metafísica y una enorme capacidad de vincularse emocionalmente con el mundo como si éste fuera su familia”.
En el caso de Georgina Tabora, traductora, adaptadora y actriz, eligió el formato epistolar para decirle a Laura: “Tu humildad y gratitud, tu alegría y coraje, tu vocación y locura, tu compañerismo, tu rigor ‒siempre inquieta investigando, formando a otros‒ desde el amor incondicional al teatro y a la vida, me abren ventanas a lo imposible. Te adoro, Laura Almela.”
El testimonio cierra con David Olguín, director y dramaturgo, con quien ha hecho su vida desde 1996: “Con David (mi único amor y faro en las horas negras) comenzaron los mejores años de mi vida”, dice en la entrevista que abre este dossier sobre ella. El texto que Olguín le dedica es el más intenso y luminoso, la recupera en todo lo que de ella le pertenece y comparte con los demás, con los otros que se han ido y se preservan en la memoria prodigiosa “que heredaste de tu padre, Almela”.
Olguín recupera el aliento que le insufla la literatura, pero también la amistad y la gratitud hacia sus maestras y amigas, la fratría con su hermana Elsa, compañera de juegos preservados, y su madre. Olguín es capaz de vivir y contemplar la infancia de Laura y asombrarse de esos juegos que le permiten asegurar: “El arte de Laura Almela empieza antes de la escena… evoca para invocar, invoca para decidir en el presente de la acción.”
“Desde que entré al CUT ya no paró el teatro. Oscar Liera me dio su voto de confianza y ahí se definió mi vida. Muchas veces he repasado ese momento. El teatro nos hace mejores personas y es un proceso social que nos vincula. En ese proceso me apoyó mucho mi padre. Con todo y que era anticlases, antiproyecto académico, acompañó mi reflexión. El teatro me dio estructura. Me dijo: ‘Te voy a dar una receta, si a la frase que te lancen o que escribas, le pones sí o no antes, y da igual, es que es una mamada’.”