Un mosaico sobre Joan Brossa

- Alejandro García Abreu - Saturday, 21 Sep 2024 20:54 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
En 2024 se conmemoran 105 años del nacimiento del poeta catalán Joan Brossa. Esta colección de fragmentos celebra su quehacer audaz y da cuenta de la versatilidad de un visionario del siglo pasado, cuya herencia cultural es irrefutable.

 

Lo visual y lo semántico

Uno de los creadores más prestigiosos de la segunda mitad del siglo XX, el barcelonés Joan Brossa (1919-1998), ideó una poética unida al teatro, a la cinematografía y a la plástica. Su concepción de la poesía es tan amplia que abarca “desde la palabra escrita hasta los poemas objeto, desde la poesía visual hasta los poemas transitables”, según dice la crítica y curadora Victoria Combalía en un dossier del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. El primer poema visual de Brossa es de 1941 y su primer poema objeto data de 1943. Los precede “Infiltración”, texto inicial publicado en 1937. En él se refirió a “la búsqueda de un nuevo terreno entre lo visual y lo semántico.”

 

El encantamiento

“La magia, fundamental en toda la obra de Brossa, perturba la interpretación de lo real y aparente de las cosas”, refrenda Teresa Grandas –conservadora de exposiciones en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona– en Poesía Brossa. Imagen, texto y performatividad (Joan Brossa, Teresa Grandas, Pedro G. Romero y Glòria Bordons, Museo Universitario Arte Contemporáneo-UNAM/Editorial RM, Ciudad de México, 2021). Prosigue: “Suites (1959-1969) y Poemas habitables (1970) es una serie de libros que compilan la poiesis –su modo de hacer, su proceso de trabajo y de creación–, su gramática –la estesis brossiana–, su percepción y sensibilidad.”

 

El canto

La filóloga e historiadora Glòria Bordons estudió el aspecto experimental y la tendencia vanguardista del catalán en Poesía Brossa. La investigadora incluyó “Poema”. El autor escribe: “Estos versos se han escrito/ para que pasen desapercibidos como/ un cristal. Estoy mirando la calle/ a través del cristal de una ventana./ Mirad la calle y no veréis el cristal.// Fuera y dentro de vosotros/ hay un universo.// También quiero que los versos/ de este poema sean idénticos/ a las campanadas de los relojes/ de torre que hay por todo/ el mundo.” Pertenece a Poemas civiles (1961) y fue traducido por José Batlló.

El volumen del MUAC contiene una fotografía de Poema objeto (1967). Consiste en letraset –“técnica de rotulación y diseño basada en la reproducción de letras mediante caracteres adhesivos”– sobre un foco.

Al preguntársele ¿qué enalteces de las composiciones de Brossa, a quien le dedicaste Joan Brossa y la cuadratura del círculo (2003)?, Robert Juan-Cantavella, autor nacido en Almassora, responde:

–Joan Brossa es un poeta muy singular, un artista experimental, aunque él siempre se definió como poeta y nada más, a pesar de su trabajo plástico. Su obra abarca desde la poesía métrica de formas más complejas, hasta el poema visual, el poema objeto –algo cercano a lo que en algún momento hizo Nicanor Parra, aunque sólo cercano– y la instalación.

 

Brossa y Tàpies

“Desde el momento en que se conocen, en noviembre de 1946, hasta la muerte del poeta, en 1998, son más de cincuenta años de relación, que tuvieron su eclosión creativa en los primeros años de la revista Dau al Set (1948-1951), y que se cierran con la edición del gran libro de bibliófilo Carrer de Wagner, en 1989”, se lee en Con corazón de fuego. Correspondencia (1950-1991) (Joan Brossa y Antoni Tàpies, edición, introducción y notas de Manuel Guerrero Brullet, traducción y prólogo de Andrés Sánchez Robayna, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2024).

 

Semejanzas kafkianas

Un documento revelador es Novela (1965), colaboración entre Joan Brossa y Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012), semejante a ciertas intenciones narrativas de Franz Kafka. “Este libro de artista, publicado por la Sala Gaspar de Barcelona, es una suerte de radiografía de un personaje anónimo a través de numerosos documentos burocráticos sin completar, y que van del certificado de nacimiento al de pompas fúnebres, comentando así de forma poderosa la vida del hombre contemporáneo, inmerso y atrapado por la permanente gestión administrativa de nuestras sociedades”, como afirma el equipo del Taller del Prado. Comprende treinta y un litografías de Tàpies. El tiraje fue de ciento cuarenta ejemplares.

 

Poesía imperiosa

Mi compañera de viaje y yo salimos del Museo Tàpies –que alberga evidencia de la amistad entre los dos prodigios– y nos dirigimos al Monumento al libro (1994), poema objeto de grandes dimensiones que Brossa dedicó al Gremio de libreros de viejo de Cataluña. En el cruce de la Gran Vía con el Paseo de Gracia –espacio donde se encuentra la obra– mi compañera ahondó en la trascendencia de la elaboración del artista en las calles de Barcelona y destacó la particularidad del lenguaje. La escultura urbana representa un libro sobre una semiesfera. Contemplamos la pieza y escuchamos la voz del escritor. Joan Brossa declamó: “La luna brilla.” El verso es un ejemplo de poesía imperiosa.

 

 

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