Biblioteca Fantasma
- Evelina Gil - Saturday, 05 Oct 2024 12:30
¿Qué tienen en común una jovencita nipona, con pelo teñido de rojo, una blusa de Hello Kitty y dos pececillos tatuados en el tobillo izquierdo, con un veterano de guerra mutilado y septuagenario de origen yaqui? Ni siquiera tendrían por qué coincidir en la vida. Pero la literatura, como la vida misma, no se ciñe a la dialéctica. Dos peces (Nitro Press, ISC, México, 2023) es la tercera novela del narrador sonorense Gerardo H. Jacobo, ganadora del Concurso del Libro Sonorense 2022. En términos llanos la describiría como “una historia de amor”, pero el amor, o la idea del mismo, tiene muy mala prensa en la actualidad. Soy firme creyente del amor, pero también considero que llevamos buen rato lidiando, dentro y fuera de la literatura, con estereotipos sobremanera tóxicos que han contribuido a afectar, si no es que a pervertir, el sentimiento romántico en general. En este sentido, nos encontramos ante una propuesta temeraria que se resuelve más como un poema que como una novela, apuntado esto no como un yerro sino lo contrario. Esta novela rescata con éxito la noción de “almas gemelas”, más desde una perspectiva filosófica que metafórica. Como señala la también narradora sonorense Selene Carolina Ramírez: “Siempre he pensado que la literatura debe remover el cuerpo desde dentro. Que todas las historias que valen el tiempo son transformadoras. Que debe existir un antes y un después revelador, al concluir un libro.”
Akane Norimoto es una joven que recién ha abandonado la adolescencia y se vuelve devota de la literatura mexicana, del mismo modo que muchos mexicanos hemos enloquecido con la literatura japonesa, y entre los autores sonorenses, en específico, se cuentan varios. La chica es hija de un empresario que ha decidido cumplir su deseo de instalarla durante un tiempo en aquella región soñada para que domine el idioma, la mejor manera de ingresar de lleno a esos universos que han impactado su imaginación. Elige el estado de Jalisco, acaso por ser tierra de Juan Rulfo, uno de los más amados por Akane quien: “Decidió que [....] comería tamales en un mercado, que montaría un burro y nadaría desnuda en un arroyo.” El señor Norimoto encuentra a la persona ideal para tutelar a su hija durante su estadía: Juan Mateo Matus que, en sí mismo, es como un personaje de novela, aunque para él su existencia sea un cúmulo de desgracias que asume de tal modo que lo aparta del patetismo y lo aproxima al heroísmo. Sirvió a Estados Unidos en una de sus tantas guerras, en un intento por ganarse la nacionalidad, pero a cambio le es cercenada, literalmente, su juventud. Tras superar la irreparable pérdida, Juan Mateo aprende a vivir, me atrevo a aventurar, una existencia muy parecida a la de un monje sintoísta, renunciando a un cuerpo incompleto para satisfacer otro tipo de necesidades; intelectuales, sensoriales y espirituales. Cuando el destino lo reúne con Akane, él se convierte en
lo más parecido a un sensei en materia
de introducirla a la cultura mexicana, pero también en asuntos relacionados con alcanzar la madurez, lo que no impedirá que ella, joven al fin, cometa
imprudencias.
A través de esta apasionante narración, no sólo conoceremos la intensa trayectoria de Juan Mateo, casi siempre introyectada, lo cual es un enorme logro estilístico del autor, mientras que a Akane, que entra en un estado de coma, la conoceremos más a través de lo que definiría como “situación orínica”. Es a ella a quien Juan Mateo le narra su vida, alternándola con lecturas de libros mexicanos, casi todos de autoría femenina; y Akane no sólo lo escucha sino que conecta con él a un nivel muy profundo. Una historia de amor prototípica entre ellos es imposible, no obstante que la jovencita (que no carga los tabúes occidentales), experimenta alguna atracción por el viejo sabio. Pero Gerardo H. Jacobo nos hace entender, de múltiples maneras, que el Amor, con mayúsculas, traspasa cualquier frontera, incluida la ausencia de materia.