Una ciudad cardenista
Este libro electrónico sobre el poblado de Jiquilpan ‒originalmente se llamó “de Juárez”‒ ofrece amplias expectativas y por lo menos dos discursos. Su transformación urbana durante los primeros años del siglo XX, y de sus construcciones públicas y privadas, promovieron en su autora reflexiones sobre la relación entre política y arquitectura. Ettinger está convencida de que esas obras no determinaron el comportamiento, sino fungieron como mediadoras entre las estructuras de poder y el individuo, de ahí que posibiliten acciones o
las inhiban.Primer discurso. El libro, organizado en cinco capítulos, parte de la escala urbana ‒con algunos antecedentes del porfiriato‒, misma que le dio a Jiquilpan una imagen acorde a la visión del general Lázaro Cárdenas. Incluye un marco histórico y un análisis del reglamento que se elaboró con miras a la conservación de su “aspecto típico”.
Menciona la arquitectura para el turismo, las innovaciones en el tema hotelero y, con el auge de los viajes en automóvil, no olvida las gasolineras. Habla de los equipamientos urbanos y culturales poniendo el énfasis en la introducción de un nuevo mercado y una nueva sede de la oficina de Correos y Telégrafos. Incluye un análisis de la intervención del arquitecto Alberto Le Duc en el Santuario Guadalupano para convertirlo en biblioteca publica e indaga sobre un proyecto que quedó trunco para crear un museo en el templo del Sagrado Corazón. Argumenta que el proyecto cardenista para Jiquilpan tiene que entenderse no sólo en términos de turismo, sino en relación con el deseo de mejorar la localidad y los servicios para sus habitantes.
Habla de la Escuela Primaria Francisco Madero, obra paradigmática de Le Duc, considerada un modelo para futuros edificios de dicha tipología. Documenta, a su vez, el interés de Cárdenas y de su esposa por la creación de sedes de educación prevocacional y su concreción en el edificio que alberga el actual Centro de Bachilleratos Técnicos Industriales y de Servicios.
Reseña la arquitectura para la salud; coloca la construcción del Hospital Octaviana Sánchez en su contexto estatal y da a conocer el proyecto original. Reflexiona sobre la arquitectura doméstica con un análisis detallado de la remodelación realizada a la casa familiar de los Cárdenas por Le Duc y la construcción de la Casita de Piedra en el Bosque Cuauhtémoc.
El libro cierra con reflexiones que permiten entender la relevancia de Jiquilpan, no como un caso aislado, sino como ejemplo de un fenómeno generalizado de embellecimiento o hasta “recreación” de poblados tradicionales con la finalidad de promoverlos turísticamente.
Segundo discurso. El trabajo de Ettinger analiza, con el pretexto de la revisión de Jiquilpan, en realidad otro asunto. A lo largo del libro se explica una preferencia estética que emana de la cúspide del poder estatal y presidencial, de la visión particular en concreto de Cárdenas, y cómo fue paulatinamente enriqueciéndose. ¿Cómo sucedió eso? Dicha preferencia fue traducida por diversos arquitectos o ingenieros, quienes así se convirtieron en “intérpretes”. No solamente: al ejecutar esos proyectos las manos de los albañiles y artífices realizaron su contribución para materializarla. Y puesto que la propuesta estética cardenista, a veces considerada neocolonial, llevó en realidad otra intención alejada del rescate de lo virreinal y distinta de las expresiones californianas, sus resultados fueron singulares. Pero, entonces ¿quién fue el autor? O se trata de obras que sería más atinado considerar como realizadas en equipo. Y ¿no sucede esto a diversa escala en cualquier otra obra?