Y se les apareció el diablo*
- Javier Bustillos Zamorano - Saturday, 05 Oct 2024 12:42
Obra en un acto. Personajes: Lorenzo, Arnaldo, Rector de la universidad.
(El estruendoso aplauso interrumpió por segunda vez el discurso del expresidente del INE. Conmovido se acarició la quijada y vio ponerse de pie a sus amigos Enrique Krauze, Soledad Loaeza, Rolando Cordera y otros que lo habían antecedido en el uso de la palabra. Miró orgulloso el rostro adusto de su padre en una de las pantallas del gran salón universitario y se apresuró a terminar, pues el acto central sería ver y oír al homenajeado en una de sus clases magistrales.)
LORENZO: Creo que la lectura de Arnaldo Córdova, como un intelectual y activista de izquierda, pero sobre todo como un demócrata convencido que siempre antepuso la tolerancia como valor democrático, es una gran lección. Sobre todo viniendo de una larga tradición de izquierda y no de una izquierda improvisada, o de ocurrencia. De alguien que prácticamente toda su vida militó en la oposición; Arnaldo Córdova nunca vio a la izquierda gobernar. Y viendo a la izquierda que nos gobierna me parece que qué bueno que no lo vio (risas del auditorio). (De pronto, una potente voz paraliza todo.)
ARNALDO: (Desde la pantalla) ¿Por qué todo mundo quiere una izquierda perfecta, que sea inteligente, culta, preparada, decente, de buenas maneras, justa, éticamente buena, coherente en sus ideas y sus planteamientos, pacífica, no rijosa, dispuesta a ponerse siempre de acuerdo con sus oponentes y con olor a santidad? (Sorprendidos unos, asustados otros, todos miran las pantallas.)
LORENZO: ¿Perdón? No oí bien, ¿quién dijo eso? (Pálido, Krauze señala con el dedo la pantalla, a Lorenzo se le cae la quijada.)
ARNALDO: Mi querida Soledad Loaeza es un ejemplo señero de aquellos que desean que la izquierda sea perfecta. Me sorprende que nunca demande de la derecha que sea perfecta. Su problema es que no conoce por dentro a la izquierda; nunca ha militado en ella. Tal vez por eso suelen ser tan poco atendibles sus diatribas contra la izquierda y, en particular, contra su odiado López Obrador…
LORENZO: ¿Papá? A ver, a ver, a ver (se da unos golpecitos en la frente), esto no es posible.
ARNALDO: Para mí, no hay nada más detestable que criticar a la izquierda desde posiciones, digámoslo así, exquisitas. La izquierda tiene, por lo menos, el gran mérito de luchar por el pueblo, independientemente de sus posiciones. A la derecha no le interesa más que luchar por imponer el interés de la riqueza y de sus poseedores. La izquierda lucha por el petróleo, por nuestra industria eléctrica, contra los monopolios informativos, por la justicia en el campo, contra la banca extranjera y contra todo lo nocivo que va en contra de nuestro pueblo.
LORENZO: (Amarillo, tembloroso, tartamudea) Papi, qué sorpresa, te estamos homenajeando, mira, aquí están tus amigos, Enrique, Soledad, Rolando…
ARNALDO: ¡Krauze! Por elección propia, Krauze se ha convertido en un señalado vocero de la derecha, si bien él prefiere que se le llame liberal. No tiene por qué seguir diciendo que los izquierdistas no apreciamos la libertad y que todos somos autoritarios y estalinistas. Tampoco tiene por qué seguir exigiéndonos a todos que nos arrepintamos de lo que hicieron los dictadores comunistas.
LORENZO: No, papito, mira, Enrique no quiso decir…
ARNALDO: ¡Eso es estúpido! ¡¡Yo qué carajos tengo que ver con el Muro de Berlín o con los campos del Gulag!!
LORENZO: No, daddy, mira, no te enojes…
ARNALDO: Aparte de liberal, sospecho que Krauze tiene otra razón para ser derechista. En una ocasión me confesó que quería ser un intelectual, pero que no quería depender de nadie, y por eso se había dedicado a hacer negocios y a hacer dinero. Hoy es muy rico. Siempre recordé a Hank González, para quien un político pobre es un pobre político. ¡Para Enrique Krauze un intelectual pobre deber ser un pobre intelectual! ¡¡Puta!!
LORENZO: (Niega repetidamente con la cabeza) No mames, no mames, no mames, esto no está ocurriendo…
ARNALDO: ¡¡Estar con el pueblo, con las masas populares, con sus trabajadores, con sus mujeres, con sus niños, con sus indígenas, con nuestros exiliados en el norte, eso es, para mí, ser de izquierda!! ¡¡Sencillo y demasiado rupestre para los exquisitos al servicio de la gran riqueza concentrada que busca devorar al pueblo, su territorio y sus riquezas!! (Ante la consternación del auditorio, el rector de la universidad toma del brazo a Lorenzo que está a punto del llanto, lo sienta y agarra el micrófono.)
RECTOR: Por favor, señores, les ruego que tengan calma, tranquilos, creo que hemos sido víctimas de un hackeo…
ARNALDO: ¡¡La izquierda real está allí: pelada, maloliente, malhablada, provocadora, pues sí, pero esa es la izquierda nuestra…!!
LORENZO: (Grita en medio del llanto) ¡Tú sabes que mi corazón siempre ha estado con la izquierda! ¡Pero López Obrador es una persona con una profunda vena autoritaria!
ARNALDO: ¡¡¡La izquierda presente en el escenario nacional es ahora una fuerza poderosa!!! ¡¡¡Presente en todos lados, con voz propia!!! ¡¡¡Con un movimiento que es suyo y con un líder que la ha sabido conducir con inteligencia y hasta con un toque de sabiduría!!! (Lorenzo se desmaya, varios de los asistentes ya huyeron, el rector salta del estrado, pero cae mal y no logra incorporarse; pide ayuda, en vano, a una mujer que arrodillada y con un rosario en la mano, reza.)
RECTOR: Lilly, por favor ayúdame, ¡Lilly! (La sala va quedando vacía, mientras la voz y el rostro de Arnaldo en las pantallas sigue con su discurso.)
*Ficción basada en textos de Arnaldo Córdova y declaraciones de Lorenzo Córdova.