Materialismo crónico

- Hermann Bellinghausen - Saturday, 26 Oct 2024 09:06 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

 

El abuelo trabajaba la madera con serrucho y cepillo

cultivaba rosas y un jardín

un huerto un gallinero donde pollos

patos gansos guajolotes

ponían huevos y emplumaban el aire

 

El padre trabajaba el metal

componía chapas ponía bisagras

daba uso a las alcayatas

soldaba martillaba atornillaba

bajo una lluvia de chispas y rebaba

 

El abuelo tenía sazón como otros tienen swing

Humano demasiado humano en la cocina

feliz de sartenes y peroles

iba como un buen hombre por ahí

En la calle se quitaban el sombrero al saludarlo

 

El padre manejaba el coche despacio pero seguro

Su credulidad y su sentido del humor

nunca abandonaron la infancia

Abusaban de él pero era demasiado bueno

como para hacer algo malo

 

Quizás creyeron en Dios

como todo mundo

Cumplían un ritual

Nunca los vi rezar

 

De tal palo tal astilla

De tal clavo tal clavija

El azar suelta los nervios en una ruleta

domina los huesos conduce los instrumentos

 

A mí sólo me tocó

papel y más papel escandalosamente en blanco

Los libros y sus bichitos negros

ejercitaron la debilidad de estas manos

ajenas a la segueta la pala la llave Stilson

 

Ducho en maderas, el abuelo supo oler las guerras

antes de que ocurrieran

y prefirió las revoluciones que le tocaron

Hombre de paz
Desconfiado
Supersticioso

Paciente como exige la delicadeza de un guiso

El padre jugó a la guerra

desde la comodidad de su domicilio

mapeó las batallas marinas

armó avioncitos y los colgó del techo de su estudio

leyó a los grandes generales vio películas

 

El abuelo huyó de un clan de ingenieros militares

de mandos imperiales

de condecorados después de la batalla

Nunca fue soldado y los sobrevivió a todos

Atlántico de por medio

 

El padre se uniformó desde chiquito

Marchó en cuanto pudo
Fue sargento

teniente capitán y mayor retirado

Atesoraba su Colt .45

Pulía con ternura sus insignias

 

No mataron a nadie

Yo tampoco

Enfrentamos azares diferentes

El abuelo olía la albahaca y el tomillo

El padre las herramientas y la pólvora

 

Yo sólo el polvo de los libros

La tinta de los libros

Las hojas nuevas o viejas de los libros

Un ramo de gardenias en la mesa

y flores secas entre las páginas de los libros.

 

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