Acercarse a la memoria de México
- Xavier Guzmán Urbiola - Sunday, 17 Nov 2024 09:04
Guillermo Tovar de Teresa (1954) dejó un libro sin concluir antes de fallecer de manera sorpresiva en noviembre de 2013. Él escribió su visión muy personal de lo que entendió como la historia de México. El borrador ostenta en su portada ese titulo, Historia de México. A muchos de sus amigos cercanos les platicó de ese proyecto, a otros no; me incluyo entre los últimos. Es imposible saber qué tan acabado lo consideraba. Sin embargo, hoy al leerlo motiva una serie de reflexiones y conjeturas.
El libro en efecto narra la historia de México a detalle en muchos de sus pasajes, pero contiene asimismo una serie de interpretaciones de largo aliento sobre la misma. No obstante, Guillermo Tovar de Teresa dice en el Proemio que su deseo no fue tanto hacer una historia, sino “con una intención crítica, ajena a visiones prejuiciadas, escribir por el placer de acercarse a la memoria, para tratar de organizar algunos de sus recursos bajo la regla de una valoración personal lejana a convencionalismos”. Ese tono propio, el gozo privado y la valoración particular los enfatizó trabajando su redacción en tercera y primera personas. Esta es la primera virtud del libro.
Por lo tanto, yendo más allá, se trata más bien entonces de un largo “ensayo”, él mismo así lo definió, que dejó en proceso antes de morir, por lo que el lector hallará capítulos elaborados finamente, frente a temas que dejó casi sólo esbozados, los cuales incluso en parte pareciera haber dictado (son claros de pronto sus giros coloquiales), y que él ‒en caso de ser cierta esta conjetura‒ retocaría con posterioridad. Sin embargo, en esa aparente imperfección se halla el siguiente de sus valores, pues nos aproxima a los grandes recursos dramáticos e histriónicos de Guillermo Tovar de Teresa. Al leerlo se le puede imaginar frente a nosotros desplegando su persuasiva oratoria, incluida la broma adecuada en el momento oportuno: las declaraciones traducidas al inglés de Plutarco Elías Calles no tienen desperdicio, donde queda claro que en toda ocasión “lo importante no es cambiar de correa, sino dejar de ser perro”. Y hay que decir que ese retoque, si existió, su autor lo llevó a cabo con toda pulcritud, pues salta a la vista lo amena y ligera que resulta su lectura.
Su memoria contenida en este libro interesa hoy también porque muestra cómo Guillermo Tovar de Teresa estructuraba su pensamiento y ello constituye un ejemplo para los jóvenes que se aproximen a revisar esta investigación reflexiva, cuyos diversos tonos sorprenden: desde el formal para sus objetivos, definiciones y conceptos; el erudito al abordar el tema que le fue más cercano ‒la Colonia‒, el humorístico al tratar el siglo XIX (¿de qué otra forma puede explicarse la época en que un presidente ‒por supuesto Antonio López de Santa Anna‒ suspendía sus reuniones de ministros para “mimar” a su gallo de pelea favorito: Pico de Plata?); e incluso el irónico cuando pasa revista al siglo XX. Este último apartado tiene el interés adicional de que Guillermo Tovar
de Teresa conoció y trató a muchos de sus protagonistas, por tanto, es a la vez un testimonio invaluable.
Se debe a la generosidad, tanto de Fernando Tovar y de Teresa, como al resto de los herederos de su hermano Guillermo, y a la Fundación Telmex, sus editores, que este olvidado libro haya sido desempolvado para ver la luz, y que así un público amplio tenga ahora la posibilidad de leerlo.
Celebremos con entusiasmo su aparición. Estoy seguro que más de un pasaje dejará pensando y reflexionando a sus lectores, así como otros les sacarán una sonrisa, pero todos, al disfrutarlo, podrán hacer su valoración personal.