Laguna de Corralero: fotografía y defensa ecológica
- Xavier Guzmán Urbiola - Saturday, 18 Jan 2025 23:09
Vivimos tiempos interdisciplinarios y de transversalidad, eso es sabido. La historia y la arquitectura se tocan; la biología y la ética igual y, ¿por qué no?, la fotografía y la ecología. Asimismo, cualquier disciplina actual debiera echar mano de recursos imaginativos.El biólogo inglés Rupert Sheldrake, ante el desastre ecológico que vivimos, en sus libros despliega el rigor del razonamiento científico más actual, pero fusionado a otro animista y antiguo. Debo simplificar. Francis Bacon postuló al final del siglo XVI el “derecho del hombre a dominar la naturaleza”. Los resultados están a la vista y, de seguir ostentando esa pretensión, hoy nos amenazan. Nos lo recuerdan una isla de pet en el Pacífico, el paulatino deshielo de los glaciares y un agujero en la capa de ozono. Esto es generado por un consumismo descontrolado, la deforestación creciente y el uso excesivo de químicos. Todos, siendo conscientes podríamos emprender pequeñas acciones para atenuar lo anterior. Así Sheldrake llegó a la ética.
Manglares bajo amenaza
Fernando Cordero (1958) es fotógrafo. Estudió en el Centro de Capacitación Cinematográfica. En la foto de arquitectura encontró el campo fértil para su experimentación. Él no documenta; interpreta sus objetivos y logra resultados escultóricos bidimensionales a partir de lo tridimensional. Revela la esencia de la arquitectura para ofrecer un relato en sus dramáticas secuencias. Siempre ha sido consciente de la huella que casi cualquier obra edificada deja en su entorno y cree reconocer cuándo y dónde es mejor no construir. ¿Por qué decidió actuar? Lo ignoro, pero hace dos años, él y Delphine Kachadourian viajaron a la Laguna de Corralero, Oaxaca, enamorados de una empresa quijotesca y valiente: han coadyuvado a rescatarla. Este año Cordero les dejó dos regalos a los moradores del lugar: el primero fue una exposición. Sin embargo, le quedó a faltar.
No están solos; Miriam Huberman preserva la Laguna del Carpintero, Tamaulipas; Jorge López Portillo la de Tampamachoco, Veracruz; y Arturo Zaldívar Jiménez la de Términos, Campeche. ¿Qué tienen en común? Todas atesoran manglares; en ellos crece una flora y fauna fusionada a la cultura local por su pesca artesanal y, por si fuera poco, cada una cuenta con el esperanzador compromiso de los directos afectados por la contaminación y el abuso inmobiliario o industrial.
Corralero es también singular. De nuevo debo simplificar. Ocupa 3 mil hectáreas. Ahí confluyen cinco ejidos. La deforestación de sus tierras altas por la introducción de ganado ha transformado bosques en pastizales fraccionados. Lo anterior ha ido acompañado de cultivos comerciales rápidos, como el limón y la papaya, que requieren agroquímicos. Dado que ya no hay una masa arbórea que proteja el suelo, las lluvias bajan torrenciales y en 2014 una cerró con arena la laguna. Los escurrimientos contaminados que llegan al manglar han ido mermando la cantidad y el tamaño de la tichinda, molusco bivalvo endémico, apreciado por los moradores en su dieta, así como los robalos, jumiles, camarones, jaibas, que hoy no tienen la talla que los caracterizaba, pues el oxigeno necesario para mantener el equilibrio saludable de su agua es insuficiente. Dragar el tapón era imposible, no sólo por el costo, sino porque mover esa montaña de arena al interior de la laguna significaría su muerte. Por fortuna la naturaleza se autorregula y hace meses el ciclón John abrió la bocabarra. ¿Qué queda?
Conocer, hacer conciencia, amar y comprometerse con esos entornos, pues eliminado un factor nocivo, preexisten los otros. La ganadería sin desforestación es viable. Corralero es un complejo que debe interactuar equilibradamente y eso es lo que transmite Imagínense (2024), conmovedor documental (https://www.youtube.com/watch?v=CDufLZg505A&t=13s) financiado por La Ventana y Fundación Santa Lucía, dirigido por Cordero, con la foto de Adrián, su hijo, y la producción de Kachadourian. Fue el segundo regalo de la familia Cordero a los lugareños: un bello testimonio de su pertinaz lucha.