Artes visuales

- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Sunday, 09 Mar 2025 09:53 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Los surrealismos en plural

 

El año pasado se celebró el centenario del surgimiento del surrealismo, a partir de la publicación del Manifiesto del surrealismo del escritor André Breton, el 15 de octubre de 1924, piedra de toque del movimiento de vanguardia teórico, artístico y literario que nació en Francia y se extendió a varios puntos del orbe, donde su legado ha sobrevivido, de una u otra manera, hasta nuestros días. Los más fastuosos festejos comenzaron en los Musées Royaux des Beaux-Arts de Bélgica, siguieron en el Centro Pompidou de París, y viajarán a la Kunsthalle de Hamburgo y al Museo de Arte de Filadelfia. Estas magnas exposiciones se centraron en el extenso y prácticamente inabarcable panorama del movimiento artístico, cuyo vínculo con la creación literaria es indisoluble. Actualmente se presenta en la Fundación Mapfre de Madrid una versión diferente, bajo el título 1924. Otros surrealismos, cuyo propósito es rastrear la huella de otros creadores y creadoras menos conocidos, con especial énfasis en lo que podríamos llamar la periferia, y que en su momento quizás quedaron opacados por las grandes estrellas surrealistas, pero que hoy, a distancia, y vistos con una mirada transversal, han cobrado relevancia. Adicionalmente, el gran acierto de la comisaria Estrella de Diego ha sido la inclusión de numerosas mujeres artistas que alcanzan el cincuenta por ciento de la autoría de las obras expuestas, superando el porcentaje de las magnas exhibiciones arriba mencionadas.

El guión curatorial pone énfasis en la figura de Gala Dalí como hilo conductor al inicio de la muestra, para mostrar que su participación al lado de su célebre marido fue más allá de ser la musa y compañera, como se veía a las mujeres creadoras en su tiempo, y eso cuando les iba bien, pues la mayoría de ellas fueron ignoradas como artistas, inclusive consideradas unas locas, como bien expresa la cineasta Isabel Coixet en un texto contundente en el catálogo. No hay que olvidar que el misógino Breton las llamó “bellas y sin nombre” y se empeñó en relegarlas a un papel de médiums, vinculadas con mundos mágicos y de videncia, como es el caso de Gala, que practicaba la cartomancia, o como Leonora Carrington el tarot y Remedios Varo la videncia. La presencia de un corpus tan variado de artistas mujeres en esta exposición pone de manifiesto que la creación femenina alcanzó un alto nivel de excelencia y es gratificante que se valore cada vez más. Al lado de pinturas espléndidas de las artistas más reconocidas, como Varo, Carrington, Dorothea Tanning, Raquel Forner, Frida Kahlo ‒presente con Retrato de Lucha María, Niña de Tehuacán o Sol y Luna, pintura archiconocida, pero poco representativa de este movimiento, a diferencia de María Izquierdo con su evocadora obra Sueño y presentimiento‒ Unica Zürn, Leonor Fini, Kay Sage, Jacqueline Lamba, Suzanne Van Damme, Isabel Rawthorne, Grace Stern, entre muchas otras; las grandes pinturas alternan con la presencia de las técnicas innovadoras de su tiempo, como el collage, la fotografía, la decalcografía y los “cadáveres exquisitos” (cadavres exquis), técnica creativa que surge en los años treinta como un juego entre los surrealistas, que consiste en una obra colectiva en la que cada participante dibujaba ‒o escribía, en el caso de la literatura‒ su parte en una hoja doblada sin ver la de los demás, para crear una composición en la que el azar era el protagonista principal. Nombres como Maruja Mallo y Ángeles Santos, ambas de origen español y destacadas en su tiempo, están siendo revaloradas en su propia tierra después de largos años de olvido. La brasileña María Martins es la única escultora en la muestra y de las escasas representantes de este medio en sus días, creadora de formas a un tiempo siniestras y sensuales que evocan una naturaleza erótica y fantástica. Para Estrella de Diego, la pluralidad que impera en esta exhibición nos habla no de uno, sino de una multiplicidad de surrealismos.

 

 

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