La trascendencia de las últimas frases
- Alejandro García Abreu - Sunday, 09 Mar 2025 09:26



La última frase, de la artista conceptual y extraordinaria escritora Camila Cañeque (Barcelona, 1984-2024), es un ensayo sobre las últimas frases de cuatrocientos cincuenta y dos libros muy diversos que marcaron a la gran autora. Ella afirmó –antes de morir súbitamente– que cuesta más trabajo recordar la frase final y que la primera frase resulta una promesa, y la última es la confirmación –a veces no ocurre– del ofrecimiento cuando iniciamos a leer cualquier obra literaria. La autora intercaló sus reflexiones con las últimas frases. Resulta una breve y contundente obra maestra.
Sus editores de la editorial La Uña Rota sostienen que La última frase es una investigación personal y, simultáneamente, un relato hecho de finales de narraciones, asociadas por vínculos distintos, una cartografía para trasladarse por algunas estrellas de conclusiones de una afluencia de libros. También aseveran que se trata de una especie de sacrificio.
El volumen incluye autores y autoras como Julian Barnes, Irene Sol, Benito Pérez Galdós, Georges Simenon, Maximo Gorki, Jean-François Lyotard, Franz Kafka, Ernest Hemingway, J. G. Ballard, Peter Handke, Miguel Delibes, Herman Melville, Mia Couto, Derek Walcott, Jack Kerouac, Mathias Énard, L. Frank Baum, Juan Carlos Onetti, Jerzy Kosinski, Montesquieu, James Baldwin, Victor Hugo, Milan Kundera, Dante Alighieri, Lawrence Durrell, Patrick Modiano, Marcel Proust, Ivan Goncharov, Eduardo Galeano, Anthony Burgess, Emmanuel Carrère, Anna Kavan, Raymond Chandler, Brian W. Aldiss, Heinrich Böll, Thomas Bernhard, Friedrich Nietzsche, Virginie Despentes, Patricia Highsmith, Roberto Juarroz, Sam Shepard, Jorge Luis Borges, Mark Twain, William Peter Blatty, Marc Augé, André Gide, Peter Sloterdijk, Clément Rosset, Junichiro Tanizaki, Yukio Mishima, Alain Robbe-Grillet, Manuel Vilas, Ludwig Wittgenstein, John Steinbeck, Georges Bernanos, entre muchísimos otros creadores y creadoras.
Enrique Vila-Matas escribió en su texto titulado “Camila Cañeque, artista del punto final”: “Será que está cambiando todo, pero no recuerdo escritora más desacomplejada que Camila Cañeque a la hora de concederle la máxima importancia a lo literario en la escritura: ‘Me pasa algo con la maldita literatura. Tal vez sea el único lugar en el que he experimentado el sentimiento del amor, es decir, la admiración. Y, por lo tanto, su práctica, la escritura, me parece que sólo puedo ejercerla en base a una completa y rigurosa entrega’. […] A Camila, artista del punto final, nada se le complicó. Tampoco a mí leyéndola porque, fuera o no porque sabía cómo acababa su tratado de frases últimas, en momento alguno he dejado de oír el rumor de la frase final de una novela de Victor Hugo: ‘La muerte le llegó sencillamente, como llega la noche cuando se marcha el día’.”
Cañeque entabló una conversación con cuatrocientos cincuenta y dos escritoras y escritores. El dolor es evidente. Baste la siguiente joya –de la autoría de la escritora barcelonesa– a modo de conclusión (del libro y de la vida de la autora, que no vio su volumen publicado por su muerte súbita y temprana). Las cursivas pertenecen a sus lecturas y las redondas constituyen su voz. Es un gran diálogo o un magnífico coro:
Podemos volver a nuestro hogar cuando queramos. (Agatha Christie)
Mañana me iré de aquí.
Será un acierto. (Berltot Brecht)
Habrá una caída sin recuperación.
Entonces surgió una especie de lejanía dentro de mí. (Herta Müller)
Perdí el último nexo con el mundo del que salí. (Annie Ernaux)
Caminaré medio sonámbula por los pasillos del tren a Londres, las pupilas dilatadas, empapadas y redondas como los soles de estos días, multiplicados en mi retina.
Ahora, lo único que puedo pedir es que respeten la soledad que se aproxima. (Mario Bellatín)
Orson Welles afirmaba que “Tener o no un final feliz depende de dónde decidas detener la narración de la historia.” He desaparecido, como si hubiera saltado y me hubiera desmembrado entre esas rocas, engullida por esas olas. Llegaré a la estación de Victoria, que estará llena de gente. Los parques de la ciudad estarán completamente secos, de color paja.
No llores…, y ahora vete a tu casa, y no vuelvas a pecar. (Benito Pérez Galdós)
El mundo acabará durante unas semanas.
Te quiero. (Sally Rooney)
Ahora déjame en paz para siempre. (Graham Greene)
Luego llegará el otoño. Y estas líneas podrían seguir terminando, de nuevo.
Al fin libre, al fin existiré. (Tahar Ben Jelloun)
Esta vez no habrá continuación. Empieza
a llover.
Qué paz. (Joy Williams)
Aquí lo dejo. Con una última frase. Una más.
Vale. (Miguel de Cervantes)
Sólo llega la desolación.