Reconstruir la mirada: la fotografía de Renata von Hanffstengel Pohlenz
- Omar López Monroy - Sunday, 09 Mar 2025 09:31



¿Qué debe contener el trabajo de una creadora para que perdure en el tiempo? A siete años del lamentable deceso de Renata von Hanffstengel Pohlenz (1934-2018) se torna imprescindible volver a referirnos a su trabajo y relevante labor para tender puentes entre los pueblos mexicano y alemán; su mirada, vinculada al movimiento estudiantil de 1968 y al movimiento feminista de finales del siglo XX, así como su amor por la historia, le permitieron documentar su quehacer intelectual.
En retrospectiva
A sus veintiún años Renata salió de Alemania rumbo a Canadá. En 1957 vino a México para tomar un curso de verano en la recién inaugurada Ciudad Universitaria (UNAM), y a partir de entonces viajaría una vez por año, hasta fijar su residencia definitiva en 1962 en Ciudad de México. Antes de abordar la fotografía como medio de expresión en la década de los años sesenta, estuvo vinculada al Movimiento Estudiantil de 1968 y retrató gran parte de las marchas y mítines llevados a cabo. Posteriormente creó el libro apenas divulgado Tlatelolco, ocho años después (Editorial Posada, 1976), un conjunto de entrevistas a personajes del movimiento como José Revueltas, Carlos Sevilla ‒pareja de Renata en ese momento‒, Heberto Castillo y Luis González de Alba.
La segunda mitad del siglo XX fue fecunda en ideas y movimientos socioculturales, los cuales se suele pensar que tuvieron un gran impacto en los roles de las mujeres en la sociedad mexicana, dentro de los cuales podemos mencionar al feminismo, pero esto no es del todo exacto. Siguiendo la opinión de Grecia García Romero, especialista en Estudios de Género (UNAM), habrá que mencionar que el Movimiento Estudiantil de 1968 fue un antecedente muy importante del feminismo mexicano porque en él muchas estudiantes tuvieron una participación muy activa; además de realizar actividades relacionadas con los cuidados (asignadas a las mujeres en los roles tradicionales de género), también se involucraron en actividades en las que en aquella época no era usual que participaran. Sin embargo, “además de que los lugares protagónicos estuvieron reservados para los hombres, el movimiento fue mayormente narrado desde una perspectiva androcéntrica.”
En la historia reciente de la fotografía mexicana, las primeras décadas del siglo pasado fueron fecundas para la revaloración de la fotografía como medio de expresión artístico en Latinoamérica, con México a la cabeza de dichos impulsos. Las fotógrafas y fotógrafos en torno al Consejo Mexicano de Fotografía (CMF/1978-2015) fueron el principal artífice de dicho impulso, visible en la realización del I Coloquio de Fotografía Latinoamericana en 1978, en Ciudad de México. Renata fue fundadora del CMF y, en sintonía con las corrientes temáticas fotográficas de la mitad del siglo XX, realizó obras de tipo documental; tiene un portafolio sobre arquitectura colonial, piezas que resguarda el Instituto Iberoamericano de Berlín, donde se encuentra gran parte de su obra.
Pioneras y ausencias
Una parte importante de las fotografías que realizó Renata fuer de tipo documental social; esta forma de mirar se complementa con su discurso ideológico, enmarcado en el feminismo de aquella época. De ello da cuenta su serie Recorrido por la vida de una mujer, en la cual buscaba denunciar las evidentes condiciones de inequidad entre mujeres y hombres, “que se intensifican, cuando se interseccionan con el racismo y el clasismo que padecen desde la infancia aquellas mujeres en situación de marginación y pobreza”, comenta Grecia García. Esta serie apareció en 1978 en la revista Fem, publicación creada en 1976 por Alaíde Foppa (1914-1980), amiga y colega de Renata en la UNAM, y Margarita García Flores (1922-2009).
Esta serie resulta un claro antecedente del portafolio Ausencias en la Santísima Trinidad (1986), pieza pionera para su época, donde la parte faltante es la mujer. Algunas de las imágenes de Renata que ilustraron la serie formaron parte del portafolio al que se sumaron otros retratos de mujeres; fue concebido como un pequeño álbum de nueve postales: impresiones originales, en las cuales Renata teje un lenguaje fotográfico pulcro que se advierte en la elección de los encuadres y ángulos de las tomas, y en ella se conjugan sus intereses estéticos e ideológicos. “¡Y la mujer qué! Sin ella no hay Dios padre, ni hijo, ni nada…”, ha comentado sobre esta pieza.
El portafolio de Renata está cargado de una mirada feminista que retrata a las mujeres en el cumplimiento de mandatos de género, como es evidente en la selección de algunos de los títulos de las postales, por ejemplo: Y cuidas a tu hermanito, pero no sólo eso; en la postal Adiós a los piropos, en donde la joven retratada tiene en la mano una navaja, es el retrato ‒y el relato, porque la imagen se torna profundamente narrativa‒ de una joven en resistencia contra el sexismo; quien aparece en la imagen es Andrea Sevilla, hija de Renata. Al respecto, García Romero menciona que en este portafolio “no tiene cabida sólo la denuncia, sino la resistencia contra el acoso sexual y el sexismo: la joven, rapada, incumple el mandato de la belleza ‘femenina’ de larga cabellera y fragilidad manifiesta; así como el de la actitud de indefensión ante el acoso en el espacio público, al mostrar actitud retadora, y mostrarse dispuesta a defenderse”. Agrega la especialista y traductora que “la escritora Siri Hustvedt, en Madres, padres y demás. Apuntes sobre mi familia real y literaria, afirma que cuesta mucho más ubicar la misoginia en lo que no está ahí: en la ausencia del parto en el canon occidental de la pintura, por ejemplo. “Las ausencias en el arte significan. Niegan existencias y realidades. La propuesta de Renata es dar luz a la ausencia de la representación de la mujer en la Santísima Trinidad”, concluye la especialista.
Además de interesarse en la representación de las mujeres en la fotografía, Renata se involucró en la difusión de la obra fotográfica de Caecilie Seler-Sachs, que el investigador Eckehard Dolinski encontró en el archivo del Instituto Iberoamericano del Patrimonio Cultural Prusiano de Berlín, y tras comentar el hallazgo con Renata prepararon un par de proyectos al respecto. Uno de ellos fue la creación de la exposición Caecilie Seler-Sachs. Una mirada amorosa al México de hace 100 años, presentada en la Biblioteca de México (1998). Este nuevo ejercicio intelectual fue una continuación de sus intereses reivindicativos en torno al trabajo de las mujeres.
Lo que perdura
En medio de la vorágine de imágenes que a diario se desborda en los medios de comunicación masiva, las fotografías de Renata von Hanffstengel Pohlenz invitan a detener la mirada y ahondar en la forma en que nos hemos retratado y cómo, quizás de manera autómata, elegimos encuadres, ángulos, distancias focales, en los que se filtran finamente el racismo, el clasismo y el sexismo de los cuerpos retratados. Esta reconstrucción de la mirada guiados en la vida y obra de Renata es sin duda un vaso comunicante con los discursos de otras autoras que ha de perdurar, porque es un trabajo cargado de una profunda sensibilidad y gran precisión conceptual en el tratamiento de sus temas.
A decir de Grecia García Romero, “revisitar las obras artísticas de las fotógrafas, así como de creadoras artísticas de otras disciplinas, nos permite recuperar sus valiosas obras para integrarlas a las genealogías de las cuales históricamente han sido excluidas, cuando no despojadas de su crédito y atribuidas a otros creadores”. Recuperar esa forma de mirar de las creadoras enriquece nuestra historia y abona a curar la desmemoria.