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- José Rivera Guadarrama - Sunday, 16 Mar 2025 09:05 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Vito Acconci, precursor del 'body art'

 

Durante la segunda mitad del siglo XX, las técnicas y los recursos del arte a nivel mundial estaban cambiando. El período de postguerra fue una de las causas principales de que los creadores buscaran alternativas de expresión. Los objetos con los que comenzaron a experimentar ya no se limitaban a herramientas materiales como naturaleza muerta u objetos inanimados; el cambio radical fue el cuerpo humano como vía de experimentación frecuente, mejor conocido como body art.

Uno de los artistas más representativos de estas técnicas fue el estadunidense Vito Acconci (1940-2017), un poeta neoyorkino que proponía el desplazamiento de las palabras escritas hacia el cuerpo como medio de expresión total. El cuerpo, entonces, se convierte en herramienta y soporte en donde recaen todas las sensaciones.

Su obra más polémica es Seedbed (Semillero), una instalación que realizó en 1972 en The Metropolitan Museum of Art. En ella, Acconci se ocultó debajo de una rampa de madera, sin que los visitantes pudieran verlo. Su intervención consistía en masturbarse, basando sus fantasías en los movimientos de los visitantes que estaban sobre él. Al mismo tiempo, narraba estas fantasías en voz alta, mediante altavoces colocados dentro de la galería, describiendo por ejemplo escenas como “estás a mi izquierda, te estás alejando pero estoy empujando mi cuerpo contra ti, hacia la esquina, estás inclinando tu cabeza hacia abajo”, todo esto sin dejar de masturbarse. Seedbed es considerada como una obra seminal, al crear una conexión íntima entre el artista y el público, permaneciendo mutuamente invisibles.

Desde 1970, Acconci comenzó a elaborar otro de sus trabajos más representativos: Three Adaptation Studies. Consta de tres escenas distintas sin aparente relación aunque en el fondo, en realidad, lo que prevalece es la exaltación de las debilidades humanas. En el primero, titulado “Blindfolded catching”, establece una relación importante entre los reflejos e instintos de supervivencia del cuerpo humano; en esta pieza, Acconci tiene los ojos vendados, no tiene noción de lo que sucede a su alrededor, al mismo tiempo son arrojados a su cuerpo distintos objetos; aquí es en donde el cuerpo reacciona, se activan los instintos de supervivencia, es decir, Vito pone de relieve los reflejos del cuerpo, siente un golpe y reacciona de manera imprevista, causando una sensación de indefensión, sobre todo porque en esas condiciones está exponiendo las partes más vulnerables del cuerpo humano, los órganos más sensibles, vitales.

La otra escena o secuencia de ese trabajo es “Soap and eyes”: Vito se arroja una especie de sopa a la cara y, luego de eso, abre los ojos. El angustiante reto es no poder tallarse o secarse los ojos de ese líquido espeso que le escurre por todo el rostro, aguantando el tormento corporal por salvarse o recuperarse de ese dolor
continuo e irritante; lo más que puede hacer es parpadear repetidas veces.

La tercera parte se titula “Hand and mouth” y en ella Vito Acconci se mete los dedos de la mano hasta lo más profundo de la garganta, provocándose arcadas, casi hasta inducirse el vómito, una especie de crítica a la bulimia y a la inanición, pero también podemos observar cómo el cuerpo humano rechaza otras partes de propio cuerpo. Es en esta pieza en donde se puede apreciar lo fundamental del body art, sobre todo porque ya no interviene ningún otro elemento más allá del cuerpo humano.

Es así que Vito Acconci comienza a crear nuevas formas de expresión y comprensión del arte. Con sus intervenciones, además, el encuentro con el espectador se vuelve activo, junto con el espacio y el artista. Al mismo tiempo las dinámicas se renuevan, dejando al descubierto que el cuerpo puede ser la herramienta principal y soporte de lo que se tenía conocido como arte.

Las intervenciones de Acconci también dieron paso a cuestionar y reflexionar respecto a temas como la violencia, el sexo, el dolor, la alegría o la incertidumbre.

 

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