Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 30 Mar 2025 11:08 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Con y sin mayúscula

 

En cuanto al espíritu que anima 1938: cuando el petróleo fue nuestro, decimoquinto largometraje dirigido por el rusomexicano Sergio Olhovich, es preciso remontarse hasta los mismísimos inicios de su carrera como cineasta, puesto que dicho espíritu no es otro sino el de una clara identificación con la justicia social, las causas populares y, en general, el pensamiento de izquierda, hoy comúnmente denominado progresista. Ahí están, por citar sólo tres ejemplos, Evasión (1972), La casa del sur (1974), en aquel entonces censurada, y El infierno de todos tan temido (1979). Por lo que concierne a antecedentes temáticos en su filmografía, el primer punto de una línea temporal que abarca las más recientes cuatro décadas se titula Esperanza (1988), homenaje a su padre –ingeniero petrolero– y, simultáneamente, abordaje de temas como las revoluciones rusa y mexicana, la migración y, desde luego, la expropiación petrolera cardenista. Sigue el cortometraje documental El sexenio de Lázaro Cárdenas, de 1994, y se completa con 1938, para la cual –el dato no es ocioso, considerando el carácter del cine olhovichiano–, hace una década y a falta de recursos en su momento omitidos por administraciones anteriores, se recurrió al fondeamiento para poder arrancar el proyecto.

 

La macro y la micro (historias)

Inicialmente coescrito con el fallecido Carlos Montemayor, el guión de 1938: cuando el petróleo fue nuestro propone una ficción, libre pero fidedignamente basada en los bien conocidos hechos reales, entramada formalmente con la inclusión de imágenes documentales de archivo, igualmente conocidas, así como sendos puntos de arranque y cierre diegéticos que, como máximo, habría que ubicar en 2008, puesto que el fragmento de Historia que la historia fílmica cuenta, centrada en el año del título, es presentado y rubricado por Amalia Solórzano –interpretada por Ofelia Medina–, en lo que serían siete décadas después.

Con y sin mayúscula, pocas historias hay en México tan conocidas colectivamente como la que dio como principal fruto la consolidación del movimiento revolucionario mexicano de 1910-1921, así como la entonces necesarísima defensa y confirmación, tanto legal como en los hechos, de la soberanía nacional: por aquellos años en posesión absoluta de compañías extranjeras sobre todo estadunidenses e inglesas, por un lado el petróleo era clave para las aspiraciones de victoria de la inminente segunda guerra mundial y, por otro, seguía siendo visto por sus fuereños “propietarios” como un bien y hasta como un derecho inalienable.

1938 cuenta bien los principales hechos que condujeron al titular del Poder Ejecutivo a emitir el célebre decreto de expropiación, así como las simultáneas y ulteriores intrigas, presiones, chantajes y sabotaje a los que la naciente empresa Pemex, y el gobierno mismo, fueron sometidos desde el principio. Particularmente agradable es el reconocimiento explícito a la enorme figura y al rol fundamental que tuvo en la expropiación el antiguo compañero de armas de Lázaro Cárdenas, el general revolucionario Francisco J. Múgica, entonces secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, aquí muy bien interpretado por Baltimore Beltrán –quien por cierto, fuerza es decirlo, supera histriónicamente a Ianis Guerrero en el papel de Cárdenas.

A la Historia de la expropiación, incluyendo el memorable discurso radiofónico emitido por el Presidente, 1938 contrapuntea la historia de un reportero del hoy extinto diario El Nacional, cuya novia funge en la trama en calidad de informante subrepticia gracias a su empleo en una compañía petrolera transnacional y que, al mismo tiempo y en compañía del novio-reportero, son el conducto anecdótico que le permite a Olhovich lo mismo darle descansos a la trama histórica, que incorporar notas del ambiente, las costumbres y el modo de ser en aquellos tiempos.

Salvo lo que pueda decir el futuro, 1938: cuando el petróleo fue nuestro es el largometraje de ficción más completo acerca de un momento histórico mexicano fundamental.

 

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