Ese sentimiento

- Alejandro Montes - Sunday, 30 Mar 2025 11:11 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp

 

Beto tomó sin permiso el Maverick de su papá. Lo hizo porque prometió a Ángeles que en Navidad le regalaría un caset con la canción que los unía como novios. Pero esa vez, la familia de Ángeles fue a pasar la Navidad a casa de la tía Fernanda; la cual estaba al sur de la ciudad. Beto y Ángeles vivían en Satélite. Estaba muy difícil que alguien lo llevara hasta allá (y menos en esa noche de fiesta). Pero no representó impedimento a sus catorce años. Esperó a que sus papás y sus tíos, y las esposas de sus tíos, se sirvieran los primeros tragos de Bacardí blanco con coca cola y sus primos pequeños jugaran como locos por toda la casa, para robarse el coche.

El Maverick rojo satinado, modelo 85, era el orgullo del papá de Beto. Sabía que le costaría la mitad de la vida hacerle un mínimo rasguño. No le importó. Las lecciones de manejo de los domingos por la mañana, según Beto, lo capacitaron para llevarse el carro esa noche sin que nadie se diera cuenta. Así lo hizo.

Antes de enfilarse hacia su destino puso el caset para que sonara a todo volumen Hysteria de Def Leppard (esa canción se seguía una y otra vez por toda la cinta). Salió a la altura del centro comercial; bajó hacia las torres de Satélite que, para él, equivalían a cinco suavicremas gigantes, sin gracia e inútiles, en medio del periférico. Pasaban las once de la noche; casi no había ningún coche circulando (era perfecto, así llegaría a las 12 en punto para ver a Ángeles). Pensó en la ausencia de autos pues todo mundo estaría festejando en casa con sus familias. Recordó el sabor de los labios de Ángeles; subió más el volumen de la música. Aceleró. Sintió el volante delicado sobre un periférico para él solo. Con una pésima pronunciación, Beto cantaba: “You could try to get closer to me/ I’m in love, i’m in deep, yeah/ Hypnotized, i’m shakin’to my knees…” y aceleró más el coche de su papá.

Pensaba en Ángeles. Le hubiera encantado que en ese momento ella estuviera a su lado, escuchando su rola de amor por toda la noche mientras él manejaba el Maverick. Realmente Beto ya quería llegar a la casa de la tía Fernanda. Según las instrucciones de Ángeles, estaba “despuespuecito” de la glorieta de San Jerónimo. No había pierde: manejar todo derecho; entregar el caset a Ángeles; abrazarla con un beso tierno y regresar a la casa para que nadie se diera cuenta pues su papá y sus tíos ya irían por el descorche de la segunda botella de Bacardí.

Imaginó a Ángeles recargar su cabeza en su hombro mientras manejaba por toda la Ciudad de México hasta el amanecer y juntos ver salir el sol escuchando su canción. Recordó la sensación que sentía cuando rozaba sus mejillas con las de ella para encontrar sus labios y besarse escondidos por los pasillos de la secundaria… “If youre alone tonight/ Cant stop this feelin/ Cantt stop this fire/ Oh, I get hysterical, hysteria… Entonces Beto aceleró para hacer rugir el motor. En eso salió de quién sabe dónde una patrulla municipal que le marcó el alto. Beto se destanteó: ¡aceleró más! De inmediato, la patrulla encendió la torreta y la sirena: inició la persecución como si fuera criminal de alta peligrosidad. Beto se asustó. Sintió miedo. El volante se chispó de sus manos y, ¡madres!, estampó toda la parte izquierda del Maverick sobre el muro de contención del periférico, a la altura del Toreo.

Los dos policías saltaron de la patrulla con pistola en mano pero las bajaron al ver asustado a ese adolescente. Beto pensó en la bola de madrazos que le soltaría su papá cuando viera el Maverick rojo satinado abollado desde la parte delantera hasta la parte trasera del lado del conductor. Los tiras subieron a Beto a la patrulla y, por radio, llamaron a una grúa para que retirara el coche de los carriles centrales del periférico. “Tu chistecito navideño le va salir bien caro a tu papá”, un policía se burló de él pero, antes de decir nada, Beto escuchó que aún sonaba Hysteria. El sentimiento de tener entre sus brazos a Ángeles cuando lo hicieron, le hizo sonreír.

 

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