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- José Rivera Guadarrama - Sunday, 13 Apr 2025 12:56 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
'Tetsuo: The Iron Man', no apta para todo público

 

Considerada como una película de culto dentro del cyberpunk, la cinta Tetsuo: The Iron Man (1989) es un filme japonés que, aunque suene a cliché, no es apto para todo público, sobre todo porque está lleno de escarificaciones, continuas escenas de mutilaciones, implantes metálicos, recurrentes alucinaciones, sin dejar de lado las situaciones psicóticas y patológicas que pueden resultar incómodas o fascinantes, incluso ambas cosas, pero al mismo tiempo.

Dirigida por Shinya Tsukamoto (Japón, 1960), el guión de esta película no tiene nada que ver con el mejoramiento del cuerpo humano con fines estéticos, tampoco tiene implicaciones de justicia o la búsqueda del bien social; no se trata de experimentos científicos que investiguen los resultados de la relación entre carne y metales, tampoco de una venganza para resarcir algún conflicto. De igual manera, no tiene ninguna relación con Iron Man, la película estadunidense de superhéroes.

En un contexto más amplio, esta cinta se puede analizar desde una temática que critica a la sociedad postindustrial y al mismo tiempo expone la hipertecnologización en la época contemporánea, en la que el descuido de una planeación responsable pude sobrepasar los aspectos cotidianos de las ciudades, superando las capacidades de producción y reutilización de lo residual inorgánico.

Una de las claves de esta película es cuando uno de los protagonistas afirma: “En el futuro todo será metal”, mientras su cuerpo sufre una metamorfosis, llenándose de este material de manera constante, lo mismo que el cuerpo social de nuestro siglo. A manera de metáfora, podría representar lo que está sucediendo en nuestra órbita terrestre con la basura espacial, cada vez más caótica e incontrolable.

En este hilo argumental, lo biónico produce distintas reflexiones a partir de una cierta crisis de sentido, con aspectos que vislumbran una perspectiva mágica que podría interpretarse como un asunto de invocar divinidades en busca de curar ese tipo de mal, debido a los destinos implacables a los que se enfrenta el protagonista, atravesado por poderes sobrenaturales insuflados por entidades volubles y arbitrarias que intervienen en el destino humano. Por otra parte, ese destino o castigo recae en una amenaza para los propósitos racionales del humano nuevo y actual, a caballo entre lo científico y lo profano, entre la cordura y la locura.

El soundtrack también aporta mucho a esta idea de hipertecnologización, pues incorpora música industrial producida mediante tecnología con efectos que recuerdan labores fabriles, creados mediante software, transitando de la escala material a la virtual, incorporando nuevos hábitos de interacción dentro de la naciente cotidianidad de los personajes.

Tetsuo: The Iron Man constituye una continuación de este estilo fílmico implementado de alguna manera por la pionera Blade Runner (Scott, 1982), seguida de Videodrome (Cronenberg, 1982), así como de Brazil (Gilliam, 1985), y toda la saga de posteriores películas que van en ese sentido.

En cuanto a técnicas de cine, cabe destacar el movimiento de cámara en mano, el cual se utiliza a menudo, junto con cortes rápidos y escenas panorámicas que hacen disfrutar de varios primeros planos. Los movimientos de cámara rápida y stop motion logran representar el movimiento acelerado, creando efectos vertiginosos a juego con las transformaciones del personaje.

Tetsuo: The Iron Man es un filme realizado con bajo presupuesto, filmado en blanco y negro, lleno de complicaciones desde el inicio del rodaje, pero con una banda sonora, autoría de Chu Ishikawa, que le da impulso escénico, creando una sensación de áspera perforación visual y auditiva.

 

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