La otra escena
- Miguel Ángel Quemain | [email protected] - Sunday, 13 Apr 2025 12:49



Duelo de brujos o de cómo un día pierdes la creatividad, es la convergencia de más de una década de entender y compartir el teatro para niños, para infancias o simplemente infantil. Se trata de una concurrencia totalmente polifónica que involucra a un equipo de enorme talento que va más allá de lo visible, es decir, de esa explosión de energía y creatividad sobre los responsables en escena de que el trabajo de todos tenga la dimensión orquestal que hace sonar muy fuerte a Jengibre Teatro a casi una década de su fundación.
El mundo de Entelequia es ese paisaje mágico que traza la propia imaginación y el deseo de Sulán y Beltrán para luchar contra los creatimonstruos. Dos personajes sobre los que pesa prácticamente el transcurso de la representación para combatir la esterilidad artística y vital.
El trabajo de Ángel Luna asume la titularidad de esta especie de coloquio que se disfraza de un duelo, un duelo profundamente erotizado entre dos entidades que se atraen más de lo que es posible confesar y exhibir, porque viven en el mundo de las insinuaciones y la oblicuidad, porque la sexualidad es una pregunta que se instala en el futuro en oposición al presente del afecto y el deseo. Luna lo resuelve colocando la creatividad y sus posibles pérdidas con un texto de alta poesía barroca sobre el que los niños gritan e improvisan.
El despliegue de los poderosísimos actores y personajes permite la proyección de habilidades que se comunican con una enorme belleza sobre el escenario: el rostro de Sulán (Itzhel Razo) está bañado con la luz propia de ese pellirrojo que lo inunda y lo distingue, y el blanco de la cara con su acorazonada boca, y los brazos blancos, expresivos y musculosos que danzan sin parar durante toda la representación.
Los títeres fascinantes y de gran factura, imaginación y creatividad de Humberto Galicia multiplican las presencias escénicas, dándole a Mónica Bajonero y Mauricio Jiménez un extraordinario volumen actoral, además del que organizan con la música en vivo tan a tiempo, tan unitaria y original, para esos momentos en que todos vivimos bajo el ritmo que imponen las creaciones que Jiménez Quinto y Ángel Luna organizaron con la capacidad de ofrecer una banda sonora atractiva e independiente (si se deciden a trabajarla aún más para que viaje sola) como las que resultan del buen cine.
La libreta de Beltrán se suma a la dramaturgia, a la solvencia artística e intelectual de Ángel Luna, cuyas ganas de compartir y enriquecer han sumado a Maribel Carrasco a la tarea. Textualidad a la que Itzel Razo ya le impone una manera de hablar con los cuerpos que están vestidos de cuento oriental, a lo Yourcenar, por Mauricio Ascencio, que también trazó la escenografía/set de proyección de imágenes que ilumina Roberto Paredes.
Itzhel Razo viene de ofrecer un poderosísimo trabajo con un conjunto de amazonas que dirigió y modeló con su obra Carne de cañón. Carnicería escénica sobre la deconstrucción de lo femenino (con un número de funciones absurdo para lo que representa un proyecto como ése) y Ángel Luna un trabajo inolvidable en el montaje de Trino, en búsqueda de su poder interior (de Paulina Soto), que dirige Alberto Lomnitz, dándole vida al Tomates, que pone en evidencia el instrumento vocal tan versátil del músico Luna.
La temporada de Duelo de brujos concluirá el 25 de mayo en el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque, sábados y domingos a las 13 horas. Un espacio que le permitirá a Jengibre Teatro prepararse para una gira que inicia en Querétaro, luego León, Guanajuato, para regresar al Teatro Sergio Magaña todo junio y viajar en julio al Certamen Internacional Barroco Infantil, en el Festival Internacional de Teatro Clásico.
Duelo de brujos o de cómo un día pierdes la creatividad es un combate frontal al prejuicio y al autoritarismo que se dice educativo en el panorama actual del teatro para infancias. Imprescindible.