Bemol sostenido

- Alonso Arreola | @escribajista - Monday, 28 Apr 2025 18:55 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Paquito y Ca7riel

 

La primera vez que los vimos, como le sucedió a tantos tomados por asalto, fue en el Tiny Desk que presentaron en octubre de 2024. Hablamos de su famosa sesión para la National Public Radio washingtoniana, en la cual mostraron arreglos electroacústicos, disciplinados y juguetones, sobre temas que eran preeminentemente urbanos.

Son Ca7riel y Paco Amoroso. Dos jóvenes argentinos de personalidad extravagante que, inicialmente, nos parecieron sobrados, superfluos. Los escuchamos un poco a regañadientes, hay que aceptarlo, porque la banda que usaron en su aventura gringa y que aún los acompaña es absolutamente notable. Propios y extraños lo comentaban. Amistades conocedoras, colegas músicos y masas enamoradas: “Son tremendos”, decían. Y no se equivocaban.

¿De dónde salieron estos locos mezcladores de pop, rock, samba, reggae, jazz, ska y demás ritmos latinoamericanos, atrevidos al proferir líricas llanas, picantes o plenas de pegamento cotidiano? ¿Quién ideó su estética tan atractiva y chocante al mismo tiempo? Dejando esas preguntas sin respuesta pusimos en pausa al dúo, aguardando su maduración o extinción futura. Qué ingenuos fuimos. Qué velocidad de transformación la suya. Como dirían en su país: son unos capos.

Si hoy nos decidimos a comentar su música y presencia en el panorama sonoroso, es porque vimos la transmisión del show que propusieron en Coachella 2025. Sí. Nos referimos a ese festival sobrevaluado y que a lo largo de veintiséis años fue siguiendo los pasos de la industria irresponsable: precios de locura y curaduría envenenada, traición para su origen estupendo. Pero no hablaremos de eso. Lo repetimos: no es momento de prestar atención pública a los vecinos, tras el río. Volvamos.

Ca7riel Guerreiro (30) y Ulises Paco Guerriero (31) conocieron la similitud de sus apellidos en el salón de infancia. Se hicieron amigos y ya en la adolescencia, para su primera aventura musical, formaron los grupos de progresivo Astor y Flores de Marte. El primero tomaba clases de guitarra y el segundo de violín. Nada normal para unos pibes porteños creciendo en los dos mil.

Hicieron luego un dúo urbano. Se metieron al trap y las programaciones duras. Juntos o cada quien con Bizarrap. La pegaron. En pandemia siguieron caminos separados para volver en 2024 con un primer disco en estudio: Baño María. Entonces sucedió la mentada sesión “pequeña”; vinieron el éxito global, el disco Papota y conciertos como el que nos lleva a compartirlos este día. ¿Ya los conocía, lectora, lector?

Puede apreciar su cinismo, sentido del humor y talento absurdo en los últimos sencillos, salidos en video conceptual integrado por temas como “#Tetas”, “Reforro” y “El día del amigo”. Algo en ello le va a incomodar. Queda la advertencia. Pero también será muy divertido.

Poniéndonos serios, empero, lo que nos trae a juntar palabras por Ca7triel y Paco Amoroso, repetimos, es la calidad de su conjunto, de su música en vivo y de una interpretación escénica como no veíamos en un dueto argento desde los Illya Kuryaki & The Valderramas, a quienes también pudimos apreciar en directo. En ambos proyectos queda clara una cosa: hay niveles que no se pueden alcanzar sin la conciencia del pasado; sin apostar por ejecutantes que encima de las programaciones se ganen el asombro de la audiencia. Dos nombres servirán de ejemplo: Felipe Brandi (bajista) y Eduardo Giardina (baterista). Póngale atención especial a esa base rítmica. Es bestial. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.

 

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