Bemol sostenido

- Alonso Arreola | @escribajista - Sunday, 04 May 2025 00:22 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Salieri, a dos centenios

 

Este 7 de mayo de 2025 se cumplen doscientos años de la muerte de Antonio Salieri. ¿Recuerda el apellido, lectora, lector? Hablamos de una figura clave para la Viena sonorosa del siglo XVIII. Esa misma que además e injustamente carga la sombra de una leyenda oscura: la supuesta rivalidad mortal con Wolfgang Amadeus Mozart.

A pesar de que numerosos historiadores han desmontado tal idea, la cultura popular lo mantiene en el papel de villano resentido, envenenador y mediocre, lo que ocurrió a partir de las obras de teatro Mozart y Salieri (Alexander Pushkin, 1830) y Amadeus (Peter Shaffer, 1979), así como de la influyente adaptación cinematográfica de esta última (Milos Forman, 1984). Incluso podemos citar “Los Salieris de Charly”, homenaje de León Gieco al bigotón García.

La verdad, sin embargo, es que no hay evidencia de una animadversión personal. Al contrario: tras la muerte del genio de Salzburgo, Salieri participó activamente en homenajes póstumos y dio clases a uno de sus hijos (Franz Xaver). Más aún: hace nueve años se recuperó la cantata Para la recuperada salud de Ofelia, escrita a seis manos por los supuestos enemigos, al lado de un tal Cornetti.

Ahora bien, a diferencia del Mozart inspirado por la gracia divina, se habló siempre de un Salieri trabajador, disciplinado y meticuloso. Un políglota caracterizado por su aprecio a la forma, el cuidado dramático, el refinamiento armónico y la elegancia melódica del clasicismo. Estamos de acuerdo. Hay que ir a obras como Les Danaïdes, Tarare o principalmente como Axur re d’Ormus, de gran relevancia histórica y que puede hallarse en YouTube mientras pasa por sus ojos la partitura original. Un deleite.

Servidor de la corte imperial y figura de peso en la cultura de su tiempo, lo que de verdad nos impulsa hoy es la figura de Salieri como maestro. Efectivamente: fue mentor de esos tipos llamados Beethoven, Schubert y Liszt, entre muchos otros. (Leyó bien: ¡Beethoven, Schubert y Liszt!) No es exagerado decir que una parte esencial de la historia musical se fraguó en sus clases.

Esa presencia del maestro influyente se repite no sólo en la música clásica. En el jazz, Art Blakey hizo de su batería una escuela portátil para Lee Morgan, Wayne Shorter y Freddie Hubbard. En el rock, Brian Eno ha sido guía en las carreras de U2, Talking Heads o Coldplay. El propio George Martin, llamado “el quinto Beatle”, fue un maestro silencioso que ayudó a traducir ideas embrionarias en obras revolucionarias. En un mundo que exalta la originalidad, el fulgor del talento, la imagen del genio solitario… habría que recordar algo: toda creación es parte de una red dialogal, de una herencia. En ella hay enseñantes que superan la transmisión técnica para compartir una visión del mundo.

Es así que en estas semanas sucederán homenajes a la figura total de Salieri. En Viena, el Salieri Festival 2025. En Nueva York, un coro interpretará su Misa en Re mayor. En La Paz, Bolivia, la Orquesta Sinfónica Nacional presentará un programa de título sobresaliente: “Salieri, el hombre que no mató a Mozart”. En Novara, Italia, se interpretará su Requiem en Do menor, precisamente en el aniversario de su muerte.

Quizá nunca se borre del todo la imagen de Salieri como rival de Mozart. Pero sirva esta entrada de tinta para dejar de hablar de él únicamente en relación con el otro. Escuchémoslo en oídos nuevos, recordando que los ecos más profundos no siempre son los más estridentes. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.

 

Versión PDF