Ser y tiempo en México: hacia una filosofía propia

- Antonio Valle - Sunday, 08 Jun 2025 07:35 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Este ensayo explora los planteamientos esenciales del pensamiento del gran filósofo alemán Martin Heidegger (1889-1976) en su obra 'Ser y tiempo', volumen fundamental en “el desarrollo de la obra de filósofos como Michel Foucault, Emmanuel Lévinas, Jacques Derrida, Maurice Merleau-Ponty y el psicoanalista Jacques Lacan”, hasta llegar al grupo 'Hyperion', Samuel Ramos y Octavio Paz en México, en la búsqueda de una respuesta a la idea de la identidad mexicana.

 

I. El Ser-ahí de Heidegger

Desplegando el concepto de Dasein ‒palabra alemana compuesta por el vocablo Da que significa ahí y Sein que significa Ser (Ser-ahí), concepto estructural del tratado filosófico Ser y tiempo (1927), exploramos algunas de las características ontológico-culturales con las que Martin Heidegger (1889-1976) pone fin a una larga tradición filosófica idealista y positivista en la búsqueda del sentido y la historicidad del Ser.

Entre otros precursores intelectuales y fuentes filosóficas en las que abreva Heidegger en Ser y tiempo encontramos las siguientes: a) La poesía romántica alemana, particularmente la obra de Hölderlin; b) A la vez la poesía romántica había sido retomada por Arthur Schopenhauer, quien en sus razonamientos incluyó, aunque de manera básica, algunos conceptos de filosofía hindú; c) De Nietzsche, a quien, haciendo una lectura cuidadosa, es evidente que Heidegger le debe una parte sustancial de sus contenidos y procedimientos filosóficos; d) Basado en las investigaciones hechas por Edmund Husserl, Heidegger desarrolla el análisis crítico con el que fundamenta la “destrucción de la historia de la ontología”; e) El interesantísimo tema sobre la historicidad, planteado por W. Dilthey y las ideas del Conde Yorck, y f) presumiblemente, conceptos fundamentales de taoísmo.

 

II. Procedimientos y temas básicos planteados en Ser y tiempo

Su análisis ontológico lleva a Heidegger a ubicar al Ser en un tiempo y en un espacio determinado para definir su estar en el mundo, estableciendo un procedimiento hermenéutico de investigación que trasciende a la ontología cartesiana y hegeliana. Por otro lado, desarrolla la interpretación del Ser por la temporeidad, categoría general-“plástica” del tiempo, capaz de responder a la pregunta por el Ser. Tomando posición frente a la antropología, la biología y, de manera un tanto inestable, frente a la psicología, propone la disposición afectiva del Ser para trascender el miedo. También aborda el tema del Ser y el discurso, analizando modalidades del lenguaje como fenómenos “alienados” de la habladuría, la caída y la condición de arrojado del Ser.

Otro de los aspectos centrales de la filosofía de Heidegger es el tema de la angustia como condición para la apertura del Ser; condición que lo conduce a plantearse el problema por la verdad y con ello aceptar el estar vuelto-hacia-la-muerte, cuestionando la interpretación evasiva y vulgar de la conciencia. Finalmente, expone el poder-estar-entero-propio en el tiempo, que da lugar a la resolución precursora: (haber-sido-siendo-precursor ‒del futuro‒), y presenta el tema del discurso (Heidegger pensaba que el lenguaje es la casa del Ser), además del tiempo y la trascendencia del mundo propios de la historia y la historicidad del Ser.

 

III. Interpretación del haber-sido-siendo-precursor a la luz de Ser y tiempo

Hipster-“perseguidor”

Por las descripciones que Julio Cortázar hace de Horacio Oliveira en su novela Rayuela, es fácil imaginar a este personaje –y al mismo Cortázar– como un hipster existencialista argentino filosofando en París. De la misma manera, en su cuento “El perseguidor”, el personaje de Johnny Carter es un avatar literario del saxofonista Charlie Parker, que toca jazz bebop durante las décadas de los cuarenta y cincuenta. El corazón de este relato puede condensarse en esta frase del jazzman: “Esto lo estoy tocando mañana”, en donde una acción del presente ya está sucediendo en el futuro. Aquí Cortázar se ha propuesto trascender el tiempo, lo que en términos de Heidegger sería equivalente a trascender el “concepto vulgar del tiempo”, accediendo a la “plasticidad” del pasado, presente y futuro, conceptos que pierden la rigidez en los que vulgarmente se divide, se suma o se resta el tiempo. La apuesta existencial por la que se decanta el “perseguidor” es semejante al concepto de tiempo como haber-sido-siendo-precursor (de futuro). El angustiado “perseguidor” se ha propuesto superar el concepto de existencia en el que la mayoría de “entes”, o del “sí mismo” se debaten sin alcanzar el poder-Ser-propio y, con ello, alcanzar un estado de resolución con el que lograría dejar de “estar atrapado en el tiempo”, “de perder el tiempo” o de “necesitar otro tiempo”; en el caso de “El perseguidor”, mediante un estado extático del Ser hecho de música; es decir, de tiempo.

 

Somos lo que podemos hacer con lo que hicieron de nosotros (Jean Paul Sartre)

La búsqueda de sentido fue realizada con intensidad por las generaciones que se extienden desde el fin de la segunda guerra mundial hasta la era post hippie de los años setenta. Ya desde la segunda década del siglo XX, Heidegger cuestionaba que los problemas ontológicos de la humanidad se resolvieran mediante filosofías metafísicas, donde las dificultades, temores y angustias encontraban “soluciones” después de la muerte o mediante recursos “ultramundanos”, en un “más allá” metafísico que “condenaba”, “purgaba” o “dispensaba” a los seres humanos de sus capacidades y responsabilidades filosóficas, abstractas o concretas, para resolver sus problemas fundamentales. A partir de entonces la filosofía existencialista se expandió por el mundo. Una de sus expresiones más importantes fue creada y difundida por Jean Paul Sartre en su ensayo filosófico El ser y la nada (1943) y en su novela La náusea (1938); lo mismo que Albert Camus en el libro de ensayos El hombre rebelde (1951) y en su novela El extranjero (1942); libros que influyeron de manera definitiva en la generación que llevó a cabo la revolución intelectual de los años sesenta, específicamente durante la revolución cultural y política conocida como “el mayo de París”. La filosofía de Heidegger también ha sido materia sustancial para el desarrollo de la obra de filósofos como Michel Foucault, Emmanuel Lévinas, Jacques Derrida, Maurice Merleau-Ponty y el psicoanalista Jacques Lacan.

 

Haber-sido-siendo-precursor: generaciones, culturas e historicidad existencial

La generación de los sesenta es precursora de una auténtica revolución cultural que algunos definen, no sin razón, como la contracultura que cuestiona radicalmente el proceso en el que desembocaron las sociedades occidentales. El análisis fenomenológico estructural demuestra que la trascendencia y efectos de esa revolución cultural se han extendido durante seis décadas hasta el presente. Las derivaciones concretas ‒culturales y políticas‒ de ese haber-sido-siendo-precursor (de futuro) actualmente se definen, grosso modo, de la siguiente manera: a) Pacifismo ‒peace and love‒ contra la violencia y la guerra; b) Conciencia y sustentabilidad ambiental; c) Derechos de la mujer y los niños; d) Inclusión cultural orgánica de filosofías y prácticas orientales como taoísmo, budismo, tai chi e hinduismo; e) Lucha por la libertad sexual, la expresión musical, corporal, artística y contra la doble moral; f) Reposicionamiento y alta valoración de las culturas originarias de Norteamérica y Mesoamérica; g) Reconocimiento de la importancia de las culturas africanas, contra la discriminación y el racismo; h) Lucha contra la producción y el consumismo suicida; i) Contra el autoritarismo y a favor de una genuina libertad democrática; j) Finalmente, por la autenticidad personal, contra el enmascaramiento, la simulación y el individualismo narcisista.

 

Existencialismo y hipsters, beatniks y hippies

Hace sesenta años el mundo experimentó la “crisis de los misiles en Cuba”; igual que hoy, también se temía que comenzara una guerra del fin del mundo. Fue un episodio de la Guerra fría que desembocaría ‒no en la novela de Mario Vargas Llosa, que describe una rebelión en el sertón de Bahía en Brasil‒ en un verdadero holocausto global. En aquel entonces México, como gran parte del mundo, se transformaba entre acontecimientos insólitos. Corría el año de 1964; junto a los jóvenes de Occidente, los Beatles llevaban a cabo una inédita revolución cultural. Es sugestivo recordar que la palabra Beatles se escribe con una “a” y no con doble “e”, detalle que hace referencia a la palabra “beat”, que comparte raíz etimológica con “beatnik”, la corriente literaria existencial que sacudió la mediocridad cultural de las generaciones estadunidenses de la postguerra. Es también una de las fuentes que nutren a la new left estadunidense, al activismo por los derechos civiles y al movimiento hippie.

 

Haremos historia en México

Tal vez como ningún otro, “Antes de que nos olviden” es un himno rocanrolero que expresa, mediante la música y el canto ‒artes de la nemotecnia utilizadas por Leonard Cohen, Bob Dylan o Juan Manuel Serrat‒, la necesidad de conservar-activando acontecimientos decisivos de la historia. Esta canción, creada por el grupo Caifanes, cumple con un doble propósito: por un lado hace referencia al período histórico de 1968 en Tlatelolco, concretamente a la matanza de jóvenes a cargo del “ogro filantrópico”, y por otro lado la canción en sí misma es un recurso para “hacer” historia. Así, desde la perspectiva de Ser y tiempo, el Dasein o ‒Ser-ahí‒ de Saúl Hernández, su autor, puede asumirse como haber-sido desde la generación del ’68, pero, en un presente ‒siendo‒ situado en México durante 1990 (cuando fue compuesta la canción), que a la vez es precursora de su advenimiento cuatro décadas más tarde (primavera de 2025); canción que ya fue “tocada” por mexicanos de generaciones venideras.

 

IV. Ser y tiempo en México

Desarrollando procedimientos y hallazgos similares a los desplegados por Heidegger, el filósofo español José Ortega y Gasset llevó a cabo una empresa filosófica de carácter existencial en su país. Años después, José Gaos, discípulo de Ortega y Gasset, una vez exiliado en México instruyó, entre otros filósofos, a Emilio Uranga, Leopoldo Zea, Ricardo Guerra y Luis Villoro, que formaron el grupo Hyperion entre 1948 y 1952. Esta iniciativa realizó estudios de filosofía existencial “a la mexicana”, abordando, entre otros temas, el del Ser y la identidad. Sin embargo es conveniente recordar que, al tomar como punto de partida los planteamientos elaborados por Ortega y Gasset, se encontraron con los problemas analíticos y conceptuales que impidieron que el autor español desarrollara los conceptos estructurales alcanzados en Ser y tiempo, concretándose a escribir ensayos de corte modernista, que si bien fueron expuestos de manera por demás interesante, estaban lejos de alcanzar la consistencia filosófica de Ser y tiempo. Tal vez, determinado por el contexto político y cultural adverso del sexenio “alemanista” (1946-1952), algo semejante sucedió con los importantes filósofos del grupo Hyperion.

El pensamiento de Heidegger ha encontrado dificultades para ser comprendido sin prejuicios y con claridad en México. Tomemos por ejemplo el caso de Arte y poesía, ensayo de Heidegger publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1958. Se trata de una obra cuya presentación estuvo a cargo de Samuel Ramos, texto en el que el intelectual mexicano exhibe sus limitaciones para comprender las categorías propuestas por el filósofo alemán. Como es sabido, Samuel Ramos, en su libro Perfil del hombre y la cultura en México (1934), influenciado por Ortega y Gasset y el psicólogo Alfred Adler, abordó el tema de la identidad de los mexicanos, y su texto funcionó como una especie de “piedra roseta” de la que derivó una serie de tentativas fallidas para desplegar una filosofía mexicana. Justamente tomando como punto de partida la obra “psicologista” de Ramos, en El laberinto de la soledad Octavio Paz abordó los temas del Ser y el tiempo. Como Ortega y Gasset ‒y los filósofos existencialistas del grupo Hyperion‒, también Paz escribió ensayos modernistas de corte fenomenológico entreverados con elementos de sociología, historia, antropología, estética y crítica literaria, entre otras disciplinas.

 

V. Horizonte histórico contemporáneo

Actualmente parecen dadas las condiciones políticas y sociales para emprender estudios que se interroguen sobre la identidad y el Ser de los mexicanos, toda vez que entró en crisis la etapa neoliberal, que creó una nebulosa sensación de pertenencia global de origen narcisista, etapa que derivó en la fragmentación y el hundimiento de sistemas filosóficos e identidades. Hoy, como nunca, con una formidable historia mesoamericana y occidental, parece viable que en México pueda realizarse una tentativa filosófica de corte existencial que ‒al interrogarse por el Ser y el tiempo‒ nos permita reconocer ese haber-sido-siendo-precursor para examinar quiénes somos, de qué estamos constituidos y hacia dónde vamos.

 

 

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