Biblioteca fantasma
- Evelina Gil - Sunday, 15 Jun 2025 09:24



La portada es colorida, festiva, como antigua publicidad de un barniz de uñas. El título, descarada, así, con minúscula, pareciera insinuar que se trata de una novelita spicy (como dicen las niñas que adoran el dark romance), donde el sexo es el protagonista. No sé qué tan atinado será vender el producto con elementos engañosos. En mi caso, adoro que me embosquen. El caso es que descarada (Grijalbo, México, 2025), protagonista y narradora sin nombre, es un gran personaje que, primero, intenta justificar su inviabilidad para la monogamia; posteriormente indaga en sus traumas, acaso para tratar de moderar (o modificar) su conducta.
Vonne Lara (Guadalajara, 1979) posee la malicia suficiente para desarrollar un personaje que es imposible no querer pese a tratarse de la esposa infiel de un esposo ejemplar. Ella se ha casado con Erik por la razón más simple: lo ama. Ha procreado gemelas con él y su vida, vista desde afuera, no puede ser más perfecta. La realidad es que ella, si bien tenía las mejores intenciones al casarse, no tarda mucho en retornar a lo que, ya casada, se convierte en vida clandestina; localiza, a través de internet, a otro hombre casado a quien nombra J. con quien llega a tener una relación, digamos, satisfactoria. Pero ella no logra experimentar remordimientos, o acaso los bloquea: esposa y madre ejemplar, siempre está allí para lo que se necesite; disfruta cocinar para su familia, siempre dispuesta a entregarse a Erik, con quien tiene una maravillosa vida sexual. ¿Qué es lo que sucede, pues, con ella? Nos brinda una frase que subrayé porque podría ser la clave de su renunencia a ser fiel: “enamorarse es permitir la locura”.
Se dice hasta la saciedad que, contrario a los hombres, las mujeres no logramos separar el sexo del amor. Las generalizaciones, para empezar, deberían borrarse. Para nuestra narradora ambas cosas pueden convivir en estancos separados; sí, es posible fusionarlas, como con Erik, pero el sexo con J. está a años luz del amor y el compromiso que existen entre ella y su esposo. En sus retrospectivas, la narradora nos invita a conocer su vida pasada; la primera vez que subió la escaleras de un motel tomada del brazo de su primer novio, Mario, con quien perdió la virginidad. Pero las cosas no resultaron como esperaba y optó por dejar de tomar en serio las relaciones, alternar parejas o
llevarse a la cama a cualquier sujeto atractivo que se cruzara en su camino. Esta actitud, que podría ser tipificada como cínica, pareció desvanecerse al conocer a Erik, el único para quien tenía ojos… hasta que el aburrimiento pantuflero la lanzó de regreso a las experiencias adrenalíticas.
Justo cuando ya estamos familiarizados con la narradora, que lo mismo expone su lado amable que su lado oscuro, como cuando habla de lo mucho que ama a sus hijas.… y lo mucho que, ocasionalmente, la asfixian... Justo cuando ya la hemos aceptado con defectos y virtudes, sucede lo último que imaginaríamos: miguitas de pan que trazan un camino, ella empieza a tener indicios de que su esposo la está engañando. Ella, que todo este tiempo ha justificado de maneras bastante coherentes su incapacidad para la monogamia; ella, que juraba que Erik sí estaba hecho para pertenecer a una sola mujer, siente que su perfecto mundo se desmorona. Y lo peor es que se siente moralmente invalidada para hacerle algún reclamo, y se esfuerza en dejarlo pasar, en hacerse la desentendida, en mantener sus encuentros con J. que termina convirtiéndose en su paño de lágrimas. El problema es que, a diferencia de ella, Erik sí es hombre de una sola mujer, y posiblemente tome una decisión que no le permita volver a ser ella misma: “La autodestrucción no se percibe mientras opera, sólo en los escombros de sus consecuencias.”
desesperada es una novela inteligente que me atrevería a etiquetar como novela pscológica con un cierto saborcillo a thriller pasional. Pese a la profundidad del mensaje y de su personaje principal, se lee de una sentada. Y lo mejor: imposible no compadecer a su narradora.