La otra escena
- Miguel Ángel Quemain | [email protected] - Sunday, 22 Jun 2025 09:18



La trayectoria de José Alberto Gallardo, cercano ya a los cincuenta años, los cuales plan(t)ean por lo menos treinta años de vocación, permite pensar y confiar en que tiene muchas cosas que decir, sobre las que reflexionar y testimoniar y otras muchas que enseñar.
Su actitud tan vital y abierta a la confluencia de los tiempos escénicos, musicales, dancísticos y teatrales (es necesario hacer este desglose porque son uno y múltiples tiempos), le han dado un viaje pleno de historias, de vivencias y de aprendizajes. No ha viajado solo: tiene las características de un viajero entrañable al que protegen los dioses del teatro; eso lo ha convertido en un maestro y lo ha obligado a construir un lugar, un laboratorio, un espacio sobre el cual tender los puentes necesarios para comunicar la pasión de quienes empiezan, de los insatisfechos, de otros nómadas (solitarios, huérfanos y viudas) y fincar una especie de templo donde se aprende; una escuela que promete mucha acción y mucha fecundidad.
El propósito de esta reflexión es presentar uno de los nuevos cursos que se inician el 23 de junio en esa nave que resguarda una poderosa fe en el teatro y en los mecanismos de sobrevivencia de nuestros días, algunos muy inseguros, pues son parte de las maneras en que los viejos maestros han enseñado a sus devotos a sobrevivir y apenas han logrado mantener a flote a sus respectivas tribus.
El éxito al modo en que lo promueven las televisoras es algo que se percibe lejano, sostenido en tarjetas de crédito infinitas, evasión, patrocinadores de creaturas muy efímeras que se sostienen en el publico gracias a los intereses que las revistas promueven en sus inagotables cirugías y tragedias familiares.
Digo esto sin sarcasmo, porque se asocia por lo general a los bienes materiales. Y construir espacios como El Milagro, La rendija, Mulato Teatro, Murmurante, Marionetas de la Esquina (o la extinta Carretera 45), es la muestra de la más larga data de cumplimiento de una tarea tan antigua como la propia poesía.
El templo que han levantado frente al Centro de las Artes, del otro lado de Churubusco (Sur 69 B # 119, Col. El Prado), tal vez el lado menos barrial de Iztapalapa, es la sede de ese teatro “crudo” que representa un largo proceso de orden en la experiencia de Gallardo, como lo fue en su momento ese proceso (insisto) para el incipiente Eugenio Barba y Grotowski. No está solo, hay mucha gente de enorme garra, una de ellas es la actriz y productora Margarita Lozano, un pilar en Carretera 45.
Para muchos artistas acomplejados puede resultar excesivo que lo compare con ellos, pero creo que es pertinente, porque está haciendo lo mismo con lo que sabe y con lo que aprendió a hacer con nuestros grandes maestros: está levantando una escuela, un templo, un laboratorio, un taller, que sólo se puede hacer con la complicidad de la gente de teatro y, ojalá, de la Alcaldía de Iztapalapa.
Iztapalapa se sacó la lotería con una empresa cultural de enseñanza y práctica escénica. Son muy útiles y conmovedores sus monitores culturales, pero el trabajo de esta compañía puede ser muy significativo para una población que aspira a algo más que educarse y entretenerse.
Lo que se encuentra en este curso/laboratorio es una aproximación a la actuación, sistematizada a través de procedimientos verificables para mantener “cruda” ‒permeable‒ la capacidad de reacción del organismo a fin de que sea ésta ‒la reactividad‒, el principio de la afectividad, de la acción y del habitar la ficción, lo que en conjunto posibilita una actuación relajada, orgánica y profunda. Es un sistema sostenido en principios
y procedimientos de Sanford Meisner y de premisas de David Mamet y Daniel Veronese así como de Eugenio Barba y Ann Bogart. Informes en 5521412780, en [email protected] ,“Un entrenamiento escénico vivo, honesto y transformador para quienes buscan actuar desde lo crudo.”