Una nieve incesante, nueva antología de poesía rusa

- Juan Joaquín Pérez Tejada - Sunday, 22 Jun 2025 09:13 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Poetas rusos. El movimiento ligero de las sombras nocturnas, Introducción, selección, versiones y notas de Ludmila Biriukova, La Otra/Universidad Autónoma de Nuevo León/Editorial Universitaria de Nuevo León, México, 2025.

 

Los traductores son quienes crean la literatura universal”, escuché decir a José Emilio Pacheco durante un ciclo de conferencias en El Colegio Nacional. Ludmila Biriukova pertenece a este gremio que ha realizado esta enorme labor. El libro Poetas rusos. El movimiento ligero de las sombras nocturnas es una muestra sustantiva de su trabajo. El título está tomado de uno de los versos del poema “Soneto”, de Leonid Aronzón (Leningrado, hoy San Petersburgo, 1939-1970). Esta antología está acompañada de un prólogo y notas de cada uno de los poetas, un esmerado trabajo crítico e investigación histórica, que implica el deseo de traducir la adversidad a la cual se enfrentaron quienes escribieron desde la prohibición. La sensibilidad no del exiliado sino del excluido. Estos veinte poetas, dieciocho hombres y dos mujeres, y los más de doscientos poemas seleccionados constituyen un mapa de resistencia ante la censura y la persecución por parte del régimen comunista de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Los poetas disidentes crearon su propio sistema editorial, la autopublicación, lo que en ruso se llamaba samizdat, que implicaba la práctica de distribuir los textos de forma clandestina para eludir la censura. Además de los poemas que hablan de esta persecución, sobre todo en los primeros poetas que aparecen en el libro, existen abundantes poemas que ponen su atención en otros temas que parecieran inofensivos, la ternura y la tristeza, como “La pequeña gata” de Veniamín Blazhenni (Kopis, provincia de Vitebsk 1921, Minsk, 1999). No hay abedules ni zorras plateadas, hay una nieve incesante. Los copos de la tristeza de una melancolía dura descienden para formar un manto, el paisaje blanco y solitario de las páginas: Aleksandr Kúshner (Leningrado, hoy San Petersburgo, 1936) escribe “¿Ser leído? ¡Sí! En palabras de mi vecino, culto,/ Pero, es más relevante la intuición: Pável Kuzmic, mire a Túzik,/ pensativo, moviendo su esponjosa cola/ Acaso las guías y los diccionarios lo podrán explicar,/ ¿Por qué todo es tan triste?, ¿de dónde procede esta melancolía?”. Guennadi Alekséev (Leningrado, hoy San Petersburgo, 1932-1987), fue “uno de los fundadores del verso libre ruso”, se lee en la nota, es de los poetas más divertidos. La selección de su obra poética incluye “Hooligans sordomudos”, “El Universo y yo”, “En el museo” y “Así”; se encuentra también “Variaciones sobre la tristeza” con el mismo tono irónico.

Inna Lisniánskaia (Bakú, Azerbaiyán, 1928-Haifa, Israel, 2014) y Olga Sedakova (Moscú,1949) son las mujeres que aparecen antologadas. De Lisniánskaia aparecen cinco poemas breves, sin título, donde existe el tono pesaroso que se ha mencionado, del año 1967 este fragmento “Corren los tiempos del infierno/ en la Rusia de hoy/ No le pidas ayuda a alguien rico/ Pídela a un pobre.”

El libro termina con “Nota para la enciclopedia”, de Iósef Brodski, el cual hace alusión al poeta Vladimir Úfliand (1937-2007) “el más conocido de los poetas que son prácticamente desconocidos” y con otro texto de Andréi Zhurbín sobre el poeta Leonid Gubánov (Moscú, 1946-1983), quien fuera arrestado e internado en un hospital psiquiátrico donde fue obligado a desarrollar “oficios no calificados”.

 

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