Artes visuales
- Germaine Gómez Haro | [email protected] - Sunday, 29 Jun 2025 23:56



Se cumplen treinta y un años de la excavación del templo XIII de la Gran Plaza de Palenque, donde se llevó a cabo el descubrimiento más importante de la historia de la arqueología maya reciente, con el hallazgo de una cámara mortuoria que albergaba un misterio insondable. La periodista Adriana Malvido, entonces colaboradora de La Jornada, se ganó a pulso el privilegio de ser testigo presencial exclusivo la noche del 1 de junio de 1994, cuando el equipo dirigido por el arqueólogo Arnoldo González Cruz abrió el sarcófago que contenía los restos óseos de un personaje desconocido, cubiertos en su totalidad por cinabrio, el pigmento rojo asociado a los rituales de la muerte, flanqueado por la osamenta de otros dos individuos y un ajuar funerario que dejó a los ahí presentes sin habla. A partir de ese momento, Adriana ‒quien se unió al equipo los días previos‒ se ha convertido en la más acuciosa cronista del desenlace de las investigaciones sobre este tema. Presa de una pasión que considera “obsesiva”, sus pesquisas no han cesado desde esa noche mágica y así, año con año, cada 1 de junio ha publicado un texto periodístico con la información actualizada sobre los descubrimientos e interpretaciones. La tercera edición de su libro La Reina Roja. Los secretos de los Mayas de Palenque, de reciente publicación, conmemora el 30 aniversario del hallazgo y reúne un nutrido corpus de información pormenorizada de actualidad en torno al enigmático personaje, cuya identidad no fue fácil de confirmar. Tuvieron que pasar varios años y el desvelo de un equipo multidisciplinario de arqueólogos, restauradoras, antropólogos físicos, epigrafistas e historiadores, para poder identificar a la entonces llamada Reina Roja como la esposa del Gran Pakal, cuyo nombre ahora conocemos: Tz´akab´Ajaw, “Señora de la Sucesión”.
A mi parecer, lo que deslumbra en esta narración que reúne la crónica periodística, la experiencia vivencial y la documentación bibliográfica fusionadas en un lenguaje a la vez técnico, cautivador y poético, es la pasión desbordante que la ha llevado a conocer a fondo el tema para presentarnos un relato donde mezcla el rigor
de la investigación, el suspenso y la emoción desde la mirada transdisciplinaria de la escritora, que ha sido acreedora al Premio Nacional de Periodismo, el Premio Pen México y el Homenaje Nacional Fernando Benítez que otorga la FIL de Guadalajara. A través de numerosas entrevistas, la autora nos presenta a los diferentes especialistas responsables de revelar los secretos que ocultó la Reina Roja por trece siglos, y cuyo invaluable trabajo ha hecho posible la reconstrucción de uno de los momentos más importantes de la historia de los mayas antiguos. Adriana traza a lo largo del libro diversos caminos para introducirnos de lleno en la historia de los mayas en el clímax de su esplendor en el Período Clásico, cuando reinó el Gran Pakal. Además de la crónica pormenorizada de los días previos en el campamento arqueológico y el desenlace la noche de la apertura del sarcófago, el libro relata las expediciones al área maya a partir del siglo XVIII por parte de los famosos exploradores europeos, la llegada y aportaciones de los arqueólogos modernos, y hace énfasis en la ardua labor de los epigrafistas ‒mexicanos y extranjeros‒ que se han dedicado al desciframiento de la escritura maya, hasta hace relativamente pocos años uno de los más grandes misterios de esa fascinante civilización.
Esta valiosísima tercera edición de La Reina Roja sigue siendo “un guión inacabado”, pues las pesquisas de Adriana Malvido no terminan aquí. La voz de Tz´akab´ Ajaw, que la autora ha escuchado a lo largo de estos treinta y un años, la seguirá guiando hacia la luz de los nuevos descubrimientos de esta historia que no tiene fin. Quedan muchos misterios por desentrañar y estoy segura que la apasionada e incansable periodista nos los seguirá compartiendo para nuestro deleite.