Bemol sostenido

- Alonso Arreola | @escribajista - Sunday, 06 Jul 2025 09:40 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Irán, señalética sonora

 

Vemos la brutalidad de los agentes del ICE estadunidense… y pensamos en la “política” migratoria de Donald Trump. Nos enteramos de los ataques del gobierno vecino a instituciones educativas como Harvard… y pensamos en la postura “conservadora” que contra la diversidad presume Donald Trump. Nos enteramos del bombardeo de Estados Unidos a Irán… y pensamos en la estulta “diplomacia” de Donald Trump. Todo lo malo parece tener una misma firma. Cierto, pero superado el automatismo de pensar que todo mal se halla entre los parietales de una sola persona, lo que de verdad nos pone a temblar es cuántos están dispuestos a seguir sus órdenes con un ánimo vengativo y revanchista.

Sean agentes, policías, soldados o burócratas, son demasiados los ciudadanos dispuestos a violentar a otros ciudadanos en su propia patria o allende las fronteras. Ese comportamiento es lamentable, pues afecta a millones de almas que intentan evoluciones culturales y democráticas positivas, cotidianas. Sirva ello como pretexto para recomendarle, lectora, lector, a músicos iraníes que sueltan otro tipo de bombas transformando a su nación.

Uno es Toomaj Salehi, rapero arrestado y sentenciado a muerte por el gobierno islámico de Teherán. Se suspendió su ejecución gracias a las cámaras de activistas internacionales. Su música, sin caer en romanticismos, vale mucho la pena. A letras plenas de críticas disfrazadas y metafóricamente esquivas, añade bases urbanas y cuerdas con melodías tomadas del desierto. Desde luego, y como pasa siempre, su obra no existiría sin antecesores como Hichkas (Soroush Lashkary, considerado el padre del rap iraní) o Mohsen Namjoo (considerado el Dylan iraní, por su fondo político). Ambos viven en el exilio, lo mismo que Shahin Najafi, figura del pop que vive protegido en Alemania, pues sobre él pesa una fatwa que ofrece recompensa por asesinarlo, producto de una canción considerada blasfema.

Investigando sobre mujeres anteriores a la Revolución Islámica, escuchamos a Googoosh, Hayedeh, Mahasti, Pouran, Ramesh, Marjan y Elaheh, voces que dominaron la radio iraní con estilos que iban del pop moderno a la música clásica persa. Iconos culturales, muchas fueron censuradas, exiliadas o silenciadas después de 1979. Algunas, como Hayedeh y Mahasti, continuaron en el extranjero mientras otras, como Marjan, enfrentaron prisión por su arte. El legado de todas resiste como testimonio de una época vibrante que fue reprimida. Honrando su importancia preguntamos: ¿recuerda a Shervin Hajipur? Ese hombre creó el himno del movimiento feminista Mujer, Vida y Libertad, ése que tanta solidaridad causó entre mujeres cortándose el cabello.

Impulsada tras el asesinato de Jina Mahsa Amini (símbolo que también abordamos aquí), su canción “Barayé” se compuso tomando múltiples mensajes de redes sociales, convirtiéndola en un himno transparente y colectivo. ¡Qué valor el de estos artistas! (Todos están disponibles en redes.) Inspirados por ellos, una tarde lluviosa en Ciudad de México nos preguntamos qué tan alertas estamos aquí, cuando gobernadores o senadores atacan a los ciudadanos críticos y la altivez cierra los ojos frente a una realidad que nos violenta. ¿Qué debería suceder para que los músicos destinen algo de tinta a la libertad, tan “anacrónica” en la lírica azteca de nuestros días? Mientras en algunos sitios el silencio se impone, en otros se prefiere por cuenta propia. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.

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