Artes plásticas y literatura

- Alejandro García Abreu - Sunday, 27 Jul 2025 21:45 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
En esta conversación, el escritor angoleño de lengua portuguesa Gonçalo M. Tavares habla sobre la trascendencia de las artes plásticas en su obra, pero también de los vínculos que tiene con las demás artes, y afirma: “Me deleita el cine, me encanta el teatro. Son esenciales para mí. El arte del 'performance' me parece espectacular. Y la danza, he expresado previamente, es notoria en mi quehacer literario.”

 

Gonçalo M. Tavares (Luanda, Angola, 1970) es autor de libros esenciales de la literatura contemporánea como BibliotecaAgua, perro, caballo, cabeza; El barrio y los señores (con prólogo de Alberto Manguel); Historias falsas; Canciones mexicanas; Una niña está perdida en el siglo XX; Un viaje a la India; Animalescos; y las cuatro novelas cortas de El reino (con prólogo de Enrique Vila-Matas): Un hombre: Klaus Klump; La máquina de Joseph Walser; Jerusalén y Aprender a rezar en la era de la técnica. También escribió Atlas del cuerpo y la imaginación. Teoría, fragmentos e imágenes, entre múltiples volúmenes. En esta conversación se refiere a su vínculo con las artes plásticas, esenciales en su quehacer.

 

Hemos conversado sobre Atlas del cuerpo y la imaginación. Teoría, fragmentos e imágenes y tu relación con el colectivo Los Espacialistas, creadores de piezas “que nos exhortan a reinventar nuestro concepto de espacio.” ¿Cómo percibes actualmente el trabajo realizado con los artistas?

–El colectivo portugués de artistas y arquitectos Los Espacialistas concede una contemplación multifacética al estudio del arte en función de la literatura. El libro es un ensayo entremezclado con la ficción y con un conjunto de imágenes del grupo de creadores que labora conmigo. Resulta una composición de artes plásticas, teoría, literatura, filosofía, cine y teatro. Las disciplinas se entrelazan.

 

Tu obra se vincula constantemente con el concepto del arte, con el desarrollo de las artes plásticas en particular. ¿De qué manera consideras ese vínculo primordial?

–En una ocasión le dije a la profesora Madalena Vaz Pinto, de la Universidad Estatal de Río de Janeiro, que percibo mi vínculo con el arte en el reconocimiento constante de la trascendencia de la memoria en la recuperación de distintos acontecimientos de la historia universal. Encuentro la relación de la literatura y la plástica en la “dialéctica hombre-mundo” –uno de los ejes de mi obra y también a través de múltiples diálogos fértiles con múltiples creadores.

 

¿Qué has percibido en la relación de la plástica con la literatura, como en tu colaboración artística con la dibujante Rachel Caiano, creadora de piezas para El barrio y los señores?

–Que me atrae la literatura tanto como aprecio las demás vertientes artísticas, aunque no me dedique a ellas. Por ello me gusta colaborar con otras personas. La profesora brasileña Pinto me hizo reflexionar en mi interés por la mezcla de la literatura con la arquitectura y la ilustración. Me atraen los espacios llenos de líneas –que siempre son hermosos dibujos–; ahondamos en las “sombras de cambio”, en “soberbios anillos de consonantes”, en las variaciones de puntos y signos breves. Pienso que en la página impresa hay una especie de dibujo. Y la obra de Rachel Caiano es excepcional.

 

¿Cuál es el significado que le otorgas a las descripciones previas?

–En el libro Gonçalo M. Tavares. Ensayos, aproximaciones, entrevista, la profesora y yo planteamos que el arte y la profusión de registros derivan en la “matriz de una poética de uniones”, en sí misma, que comprende una gran colección de interconexiones.

 

Escribiste Libro de la danza. Proyecto para una poética del movimiento. Y te interesan otras disciplinas artísticas, como el cine y el teatro.

–Me importa mucho el arte contemporáneo. He contado que estoy suscrito a revistas de arte contemporáneo y que no recibo revistas literarias. Me nutren más las primeras. Me deleita el cine, me encanta el teatro. Son esenciales para mí. El arte del performance me parece espectacular. Y la danza, he expresado previamente, es notoria en mi quehacer literario. Por eso escribí Libro de la danza, una poética del pensamiento y del cuerpo. Lo relacioné con la muerte. Escribí: “Coreografía de la Muerte. Inocencia. Material escénico con Pecados en el Medio. Coreografía de la Mala Suerte y de lo Imprevisto. La Muerte de los Antiguos es igual a la Contemporánea. Se muere.”

 

Es significativa tu aproximación a la muerte en el arte.

–Realmente la muerte resulta primordial desde que comencé a escribir. También dije que el arte debe “arrojar a las personas al secreto.” Cada lector –posiblemente de manera individual– sabrá de qué se trata el secreto artístico.

 

En “Haga el favor de salir, éste no es su sitio” –fragmento de Aprender a rezar en la era de la técnica– escribiste: “El arte de la búsqueda de esquirlas de metal en medio del cuerpo; su mano derecha se paseaba por aquel espacio, si bien con un sentido determinado, con un destino.” Te refieres al doctor Lenz.

–El doctor Lenz intuía que el manejo del bisturí era arte. Él pensó que practicaba una especie de manualidad parecida al trabajo de las piezas de barro o a la labor con la madera. La conmoción y el interés se transformaban, para él, en la técnica y la creencia de su victoria sobre el cuerpo humano. El bisturí era su herramienta artística.

 

Traducción de Eduardo Lança da Costa.

 

 

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