La otra escena
- Miguel Ángel Quemain | [email protected] - Sunday, 17 Aug 2025 12:16



Las tareas pendientes con la danza mexicana
Tuvimos oportunidad de ver nuevamente, bajo la producción del INBAL, la reposición de Migrantes, y no sólo han sido los reconocimientos y los discursos la muestra del vigor de una gran creadora, sino la propia vida escénica de sus obras, que en esta reposición fue bailada por un conjunto de bailarines que pisaron el escenario del teatro de Bellas Artes por primera vez, lo cual les será inolvidable.
Con toda esa vitalidad es fundamental desarrollar un proyecto de investigación que venga de las prácticas y no sólo del mundo académico; que se documente con una bitácora de trabajo estricta, en términos narrativos, fotográficos y audiovisuales como parte de un proceso de creación y no sólo de documentación y análisis. Tener oportunidad de registrar el proceso creador de todos los que intervienen creativamente en el proyecto y hacerlo de tal manera, tan respetuosa y discreta, que no le estorben al creador, que la coreógrafa sepa que hay testigos críticos que trabajan en la escena sin estorbar.
Filomarino, como ha podido, tiene documentación de los registros que su trabajo ha recibido: carteles, programas de mano (que eran una guía para el espectador y un souvenir), y cuenta con las reseñas y entrevistas de quienes se han ocupado de su trabajo. Me imagino que tiene pocas aportaciones de medios audiovisuales, que ahora es más sencillo reservar pues cuentan con podcasts o almacenamientos en la red.
Rossana Filomarino ha planteado un conjunto de problemas para la creación que tienen que ver con el lenguaje específico de la danza en el concierto internacional de la creación artística, pues por su formación no está pensando sus obras para que se presenten un domingo en el kiosquito de su pueblo y con ello crear un acto comunal y ritual de realización personal. Sin embargo, no puedo generalizar, porque sí que hay coreografías absolutamente rituales que sin ninguna dificultad pueden hacerse legibles y ser legibles para las entidades corpóreas e incorpóreas que habitan la montaña de Guerrero, la selva Lacandona o las brumas veracruzanas de Xalapa y la humedad de los Tuxtlas y el kiosco del pueblito universal.
Todas sus obras están inscritas en la tradición de Occidente y discuten con los grandes textos sagrados, el horizonte clásico, las corrientes hegemónicas de la política y la economía, problemas de geopolítica y gobierno que empujan a una migración cruel, desigual y profundamente marcada por la violación a los derechos humanos. Su pensamiento coreográfico y su dirección de escena se han colocado en el espacio de las grandes producciones que tienen los festivales, las instituciones, universitarias, estatales, federales, que siempre permiten elaborar criterios comparativos, incluso entre lenguajes escénicos que han incorporado desde la danza Butho hasta las artes circenses. En esos espacios podemos valorar, por contraste también, la vigencia, actualidad y alcance internacional de DramaDanza.
En este tenor, lo que lamento del pasado es que DramaDanza no hubiera viajado más a festivales internacionales de teatro y danza, porque se hubieran abierto
espacios para compañías emergentes y nuestros bailarines más destacados hubieran encontrado otros horizontes. Nos haría mucho bien que el trabajo de Rossana Filomarino se conociera en otros horizontes. Es necesaria una muestra antológica de su trabajo coreográfico en los festivales de nuestro país. Ahí están los intérpretes de sus trabajos para que guíen a otros intérpretes jóvenes. Hay que atender la obra de Rossana Filomarino y lo que viene con ella.
La temporada de danza en el Palacio de Bellas Artes fue una prueba para nuestros grandes coreógrafos y bailarines. Para muchos fue una gran oportunidad para verse por última vez en el espejo de su pasado. Para otros, el territorio inspirador que se vive en el presente de lo colectivo, donde ocurre el futuro de la escena.