Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 24 Aug 2025 07:24 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Guanmortáim

 

Fue hace poco menos de una década, en 2017, cuando Nosequién tuvo la idea, que con toda seguridad consideró brillante, de oficializar cada 15 de agosto como el Día del Cine Mexicano. Acostumbrados a que, sin importar si se trata de algo relevante o algo decididamente trivial, hay un “día de” para absolutamente cualquier cosa, de inmediato la idea prendió y al parecer, como la música de Seisveinte, llegó para quedarse.

Este ponepuntos ignora si todavía es así, pero al menos en aquellos años a la iniciativa privada, en este caso léase los exhibidores cinematográficos, por razones nada patrióticas sino por completo mercadotécnicas manejaba que septiembre era “el mes del cine mexicano”, aunque en realidad se limitaba al par de fechas celebratorias que Todomundo ya sabe. Lo que siguió fue una convergencia: las instancias oficiales concentraron en este octavo mes lo mejor de sus esfuerzos en materia de difusión y exhibición, que dicho con toda sinceridad tampoco es que sean pingües ni voluminosos, mientras que las cadenotas de salas de cine trasladaron al mes de agosto sus promocionales y sus programaciones abocadas al cine nacional, de todos modos más bien escasas y pichicatas, y entonces tutti contenti o, para decirlo en el idioma que más les gusta a ellos, japiebribodi.

 

Carencias e insuficiencias

En el ínter, no desde aquel 2017 sino a partir del año siguiente, como es bien sabido la política cultural en materia cinematográfica dio un giro que no dejó contento casi que a nadie: a los siempreapoyados la chichi se les acabó, o por lo menos les escaseó como nunca, en favor de los casinuncapoyados, cuyo cine, que por fin pudieron hacer sin las enormes dificultades históricamente enfrentadas y con casi cero recursos, sustituyó al de losdesiempre pero sólo en lo que hace a la producción pues, burla burlando, hasta la fecha ambos siguen siendo igual de invisibles para el público realmente masivo.

A primera vista, y ya fuese en los hechos un día, una semana o un mes, no suena y no está mal que haya un “día del cine mexicano”; es de agradecerse cualquier esfuerzo por hacer más visible un arte tan afectado de ostracismo, como desde hace décadas es el cine mexicano, y no son ánimos de fungir como aguafiestas, pero aquí el problema
es conceptual, por la lógica misma del recurso. El día de la madre, del padre, de la mujer, etcétera, quizá funcionen como lo quieren sus promotores, pero ni ellos ni nadie puede evitar que a la larga sirvan como curadores de salud: a mi mamá le llevamos serenata, la llevamos a comer, le compramos un pastel, le decimos que la queremos mucho y listo, ya cumplido el trámite, nos vemos hasta el próximo 10 de mayo, con enorme tranquilidad de conciencia.

Trasladado el símil, el hecho concreto es que las cadenas de exhibición aprovechan que existe el “día de” para limitar a un lapso, necesariamente breve y por lo tanto insuficiente, la programación de un cine que, salvo cuando se trata de copias palmarias del peor cine hollywoodense, nunca les ha gustado ni les gustará proyectar porque jamás les ha dado ni les dará las ganancias que sí les dan los pitufos, supermán y cuanto monigote, animado o de carne y hueso, venga a sustituir a los anteriores. Desde el lado oficial, por lo que concierne a difusión y exhibición, la cosa no es muy diferente: públicos o privados, los espacios son insuficientes y, mientras eso no cambie, por muy bien que queden inaugurando una nueva sede –eso sí, buenísima– y celebrando todo lo celebrable, preciso es insistir, el problema es de concepto o, si se quiere, de lógica: no será focalizando esfuerzos, espacial y temporalmente, como podrá recuperarse una audiencia mal dispuesta, escéptica ante su propio cine y, por añadidura, a estas alturas ya habituada también a la idea equívoca de que al cine mexicano “le toca” en agosto, luego de lo cual hay que seguir, guanmortáim, consumiendo –y esa es la palabra que mejor se ajusta– todo menos nuestro cine.

 

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