Grace Kelly: una rica cenicienta
- Vilma Fuentes - Sunday, 24 Aug 2025 07:30



La historia de la Cenicienta es, sin duda, uno de los cuentos de hadas más conocidos en el mundo. Las diferentes civilizaciones lo adaptan a sus costumbres y tradiciones, pero la trama de la bella joven pobre, o simplemente plebeya, desposada por un príncipe, es el argumento invariable que trasciende la narración y la convierte en leyenda. Un mito al gusto de todos y, por ello, universal. Cuento infantil y también historia para adultos. Las versiones toman carices distintos según la época y el medio a través del cual se expresan, audiovisual o escrito.
En Occidente, este cuento se conoce sobre todo a través de las versiones de Giambattista Basile en La gatta Cenerentolla, Charles Perrault en La petite pantoufle de verre y los hermanos Grimm en Aschenputtel. Existen, desde luego, otras múltiples versiones en el mundo. Como muchas historias pertenecientes al patrimonio oral, existe el cuento-tipo del infante que pasa de las cenizas al trono en todas las épocas y culturas.
Entre las múltiples versiones antiguas de ese cuento, la Historia retiene la transcrita en el siglo III por Claude Elien: la leyenda de Rhodope, joven griega embarcada en Egipto como esclava. Un día, un águila le roba uno de sus zapatos mientras ella se baña. El ave deja caer la zapatilla a los pies del faraón Psammétique. Estupefacto ante la delicadeza de la sandalia, promete desposar a su propietaria. Es probable que Elien retome una leyenda ya contada por Strabon a propósito de la pirámide de Mykérinos, de la cual se dice que era la tumba de una cortesana llamada Rhodopis (“Ojos de Rosa”).
En Asia, la historia de Yexian, proveniente de una obra china del siglo IX, Youyang zazu, posee numerosas similitudes. Tramas semejantes se encuentran en Las mil y una noches o en la historia de Chüjö-hime llamada la Cenicienta japonesa. En América, el cuento de Oochigeas, popularizado por una canción hacia 1990, es una versión de Abénaquis de la Nueva Inglaterra, cuya heroína es una joven marcada por el fuego a quien devolverá la belleza de su rostro el amor de un príncipe invisible que sólo ella puede ver.
En Europa, Mathilde de Morimont, quien vivió entre los siglos XI y XII, inspiró la Légende de la petite Mathilda, narración cerca de quinientos años más antigua que el cuento de Perrault, lo cual no es asombroso pues sus cuentos se inspiran en relatos de la historia cristiana medieval. Aunque en ruinas, el castillo de Morimont, situado en la frontera suiza, es muy visitado por el público.
Cabe señalar que existen versiones masculinas de este cuento, protagonizadas por un antihéroe equivalente a Cenicienta: Askeladden en el folclor noruego o Ivan Zapetchnik, es decir “Iván-detrás-de la-estufa”, el cual se encuentra en numerosos cuentos rusos, por ejemplo Zivko Bourko.
En nuestra época, existe la muy popular versión de La Cenicienta de Walt Disney, película estrenada en 1950 con la que su autor alcanzó la cima de su celebridad, después de la aparición de Blanca Nieves y los siete enanos en 1937. Existe, más reciente, una adaptación moderna de este cuento con la película Pretty Woman, interpretada por Julia Roberts. El éxito de este filme se debe, sin duda, a los ecos que se dejan oír de la legendaria Cenicienta.
En la realidad, este cuento de hadas fue encarnado por Grace Kelly y el príncipe Rainiero de Mónaco. El principesco matrimonio, difundido a través de todos los medios de comunicación, constituyó la real interpretación del cuento de Charles Perrault. Al menos así fue narrado en su momento: una plebeya estadunidense, actriz hollywoodense, fue elegida consorte de un príncipe europeo. Grace Kelly era entronizada la más bella princesa del planeta. Pero bajo esta realidad se escondía otra realidad más real: la del dinero. Hija de Jack Kelly, empresario de la construcción, la joven Grace debuta en el teatro antes de conocer el éxito con Mogambo de John Ford. El maestro del suspenso, Alfred Hitchcock lanza su carrera como protagonista en varias de sus películas. Recibe el Oscar a la mejor actriz en 1955 y da fin a su carrera el año siguiente para casarse con el príncipe Rainiero de Mónaco. El cuento de hadas se sella con la fórmula que reza: se casaron, tuvieron hijos y fueron felices mucho tiempo.
Aunque plebeya, Grace Kelly es la hija de un hombre riquísimo. Y, en esos años, el principado de Mónaco tenía problemas financieros. Onassis aconseja al príncipe casarse con Marilyn Monroe o Grace Kelly “para salvar Mónaco y el turismo”. Raniero prefiere a Grace por su conducta más comedida, a pesar de sus relaciones amorosas con Bing Crosby y el costurero Oleg Cassini. Jack Kelly debe pagar una dote de dos millones de dólares y Grace someterse a un test de fertilidad. Detalles prosaicos que la leyenda desvanece.
Más de medio siglo después del principesco matrimonio, una exposición sobre Grace Kelly en las salas del palacio de Mónaco tiene lugar este verano para atizar el fuego de la leyenda de esta bella Cenicienta que sigue haciendo soñar como un verdadero cuento de hadas.