Tomar la palabra
- Agustín Ramos - Sunday, 24 Aug 2025 07:18



1.Para México, como para toda América Latina, las consecuencias de las recientes reuniones de Trump no son para alegrarse. Trump seguirá con su estilo-personal-de-comunicar pero ahora no le bastarán ni las conversaciones-telefónicas-muy-productivas ni el aplazamiento en la aplicación de aranceles o de intervenciones armadas por-negociaciones-de-coordinación-no-de-subordinación. Por un lado, un contexto electoral cada vez más próximo y la cola de pedofilia que le están pisando, tienen a Trump, tic tac tic tac, como chivo en precipicio. Por otro está la sangrienta historia de EU, de invasiones y despojos, perfeccionada con la doctrina neoliberal del calambre y el descontón. Trump no puede con Canadá y menos con Groenlandia; en vez de poner paz en Ucrania y completar el genocidio en Gaza, le pone alfombra roja a Putin y apapacha a Netanyahu; hace el ridículo con China y con Brasil y, vista la abyección canina de Milei y Bukele y el juego de guiñol con Zelenski y la Unión Europea, Trump ya no tiene otras ligas que estirar y nada más le quedan los inmigrantes y el patio trasero.
2. Por el narcoprianismo, un hombre estuvo encarcelado veinte años por una falsa acusación de secuestro y un candidato presidencial fue anulado durante un lapso similar al del prisionero mediante maquinaciones fraudulentas. Por intereses diversos ‒todos aberrantes‒, delincuentes encaramados con y sin nombramiento oficial en organismos de Estado, fabricaron causas penales contra inocentes y urdieron estafas electorales contra la mayoría ciudadana. Y la defensa de Vallarta corrió la misma suerte que el maratón de López Obrador para llegar a la meta sin romper un solo vidrio: ambas causas fueron ganando simpatía en la misma proporción en que las perversas y/o ineptas maniobras institucionales iban perdiendo credibilidad. Entre tantos responsables de la fabricación de culpabilidad de Israel Vallarta resaltan Fox y Calderón, Genaro García Luna y Luis Cárdenas Palomino, Eduardo Margolis e Isabel Miranda, Carlos Loret, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas y…
3. Vallarta salió libre y López Obrador se retiró tras ocupar la Presidencia de la República… La distancia temporal muestra a las claras la conjura contra AMLO, inscrita y descrita en revistas mafiosas, en las portadas y los editoriales periodísticos, en spots, noticiarios y mesas de opinión de radio y tele. Esa conjura se cimentó en la pepena del Pepito de los cuentos de la democracia salinista y de otros mangoneadores del voto popular, como el gran jefe cara pálida Mapache Berrinchudo, Córdova el Pequeño… La fuerza popular fue decisiva para que los electores se salieran con la suya y, de rebote, para que un inocente resultara absuelto. Pero a la luz de los resultados electorales de 2018 en adelante ‒sin los cuales la liberación de Vallarta habría sido imposible‒ constatamos que AMLO no confió lo suficiente en la voluntad mayoritaria y apostó de más por operadores expriistas de la calaña de Monreal y Adán Augusto, y que también se equivocó al pactar con los aleluyos del PES, el yunquismo de Germán Martínez, los telebodrios lilitelleros y, sobre todo, con una pieza clave que ‒con la complacencia de unos y la complicidad de otros y otras‒ lleva ya medio siglo en las esquinas más siniestras del tablero.
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Al gobierno de México le urge el mayor margen posible de maniobra frente a Trump; por lo tanto no es coherente ni conveniente, prudente ni necesario, sostener a un agente imperialista que para colmo es independiente de los poderes de la Unión. La respuesta de este agente ante la liberación de Israel Vallarta dice más que mil imágenes. (Continuará.)