Bemol sostenido

- Alonso Arreola | Redes: @Escribajista - Monday, 01 Sep 2025 07:26 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
La evolución de la mentira

 

Saludos, lectora, lector. Confiamos en que se encuentre bien. Hoy le escribimos para advertirle sobre una estafa en crecimiento. Y no, no hablamos de una de esas extorsiones comunes que rondan el México cotidiano. No se trata de llamadas telefónicas de “nuestro banco” para notificar sobre un cobro extraño. Tampoco de la voz que al otro lado asegura formar parte de un cartel del narcotráfico. No hablamos de esos actores baratos que fingen ser familiares secuestrados. Nada de ello. Nos referimos a engaños mucho más finos y sofisticados (menos violentos si lo prefiere), pero no por ello menos dañinos. Queremos alertarle sobre intermediarios que, valiéndose de la Inteligencia Artificial (IA), tejen redes complejas para crear y usufructuar un arte sin arte y socavar la confianza de gente buena.

Imagine a alguien en Malasia utilizando IA para diseñar la foto de una familia. Imagine luego que esa misma persona crea un video con igual recurso; que más tarde compone una canción siguiendo idéntico procedimiento. Después imagine que en unos minutos (sí, también con IA), ese alguien diseña una página web en la cual (acertó, con otro programa inteligente) inventa una historia sobre la supervivencia de músicos en un planeta dominado por la injusticia corporativa y, claro, por las temibles Inteligencias Artificiales.

Así, ya con la ficción provista de foto, video, canción, relato y sitio web (sumadas las primeras y entusiastas reseñas de “clientes” felices); ya con todo dispuesto y armado, imagine a ese estafador cimentando la narrativa sensiblera para su engaño. Tal fue el caso de los Walkers. Una presunta familia dedicada a la composición que, declarando haberse quedado sin empleo a causa de la competencia desleal de la tecnología, ofrecía canciones personalizadas para todo tipo de celebraciones. Aunque el esquema era falso, eso no impidió a sus autores (fincados en Malasia) obtener decenas de miles de dólares en corto tiempo, explotando enormes vacíos legales. Porque sí entregaban las canciones.

¿Desea saber algo peor? Lo mismo ocurre ahora con incontables productos. Relojes, bolsos, zapatos… Lo que imagine. Si observa con cuidado notará que proliferan más y más imágenes y videos de personas extrañas, con tres dedos en una mano, con variantes notorias de voz, piel o nariz entre cada toma (como afectadas por radioactividad). Muchas comparten relatos de éxito o tragedia, vendiendo bienes que en realidad compran al mayoreo por la décima parte, o sofocando a trabajadores honestos mientras revenden sus servicios con la impunidad de la red.

¿Cómo enfrentarse a un porvenir tan incierto? Por lo pronto recurra a herramientas para detección de IA. Con ellas podrá fundar sospechas si cree que textos, fotografías o videos fueron creados por elucubraciones inhumanas. Aunque claro, le advertimos que nada es completamente confiable. Ejemplo: estas líneas que está leyendo primero fueron escritas por nuestra mano, igual que cada semana; luego le pedimos a Chat GPT que las reescribiera a su manera, sin agregar información nueva. Después pusimos a prueba el resultado con la herramienta Zero ChatGPT. Según ésta, el producto era cien por ciento generado en IA. ¡Mentira! ¿Con una máscara nos convertimos en robots? Luego retomamos el texto y nos lo apropiamos de nuevo haciendo pequeñas correcciones. Entonces el detector señaló que era cien por ciento humano.

¡Qué tiempos los que se vienen! Mientras entramos a la dimensión prostética del cyberpunk, busque música en vivo. Por favor. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.

 

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