Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Monday, 01 Sep 2025 07:28 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
¿Qué quiso decir?

 

Coordinado y coescrito por la catedrática y ensayista Jannine Montauban en compañía alternativa de otros tres autores, el volumen Luis Buñuel. Del discreto encanto al arte de la transgresión (UACM/BUAP, 2025), según palabras de la propia autora, tiene como propósito “acercarse a la obra de Luis Buñuel fuera del marco establecido en sus declaraciones y repetido por la prensa (y la crítica) hasta convertirse en una verdad casi incuestionable [para] abrir nuevos caminos a la interpretación”.

Tiene razón la especialista en literatura española de la Universidad de Montana cuando afirma que, en mayor o menor medida y siguiendo a André Bazin, en muchas ocasiones conviene –o se vuelve indispensable– no necesariamente refutar pero sí a veces soslayar, acotar, parcializar y, en todo caso, complementar la visión que un autor, póngase por caso un cineasta y, más concretamente, el más que célebre aragonés, difunde sobre su propia obra y, al hacerlo, la vuelve canónica: ¿quién mejor –sería el trasunto– para explicar sus filmes que él mismo?

Como bien se sabe, el autor de El ángel exterminador era especialista en eso precisamente, hablar de “lo que quiso decir” en esta o aquella películas, con lo cual, ya fuese adrede o de manera involuntaria, desautorizaba en mayor o menor medida las abundantísimas interpretaciones provenientes sobre todo de la crítica y la academia, a las que el calandés famosamente minusvaloraba. Lo que hace Montauban es articular
este conjunto de cinco “aproximaciones”, como las llama, que prescindiendo de los dichos del propio Buñuel se concentran en cinco aspectos presentes en su filmografía: el primero es justamente el propósito buñueliano de erigirse no
en el único, pero sí en el interpretador más importante de su propia obra; el segundo aborda la representación simbólica del pasaje bíblico de Adán y Eva en los filmes de Buñuel, en algunos filmes que no son los recurrentes a la hora de pensar en él y su intensa, compleja y ambivalente relación con la religiosidad; en el tercero, el foco de análisis son los rituales de la cena “(y todas sus formas afines)”, dice la autora, que acertadamente consigna la aparición de dicho ritual en la mayor parte de la filmografía buñueliana, y hace hincapié particular en El discreto encanto de la burguesía.

El cuarto capítulo está dedicado íntegra y exclusivamente a ese “paseo por el fanatismo” constituido por La Vía Láctea, filme que según algunos glosadores, investigadores y analistas –y parece ser el caso aquí– es el que mejor refleja la muy ácida crítica a la fe católica que Luis Buñuel jamás se cansó de desplegar. El quinto y último capítulo del libro tiene por tema de fondo el concepto de insularidad en la filmografía de Buñuel, o quizá mejor dicho el fenómeno social del aislamiento y el encierro forzosos. Como es fácil colegir, los filmes analizados aquí son Robinson Crusoe y La joven, en los que el cineasta explora la dinámica social entre dos individuos, a manera de síntesis de la humanidad entera.

Aclara Montauban que “salvo el último, todos los capítulos de este libro fueron escritos en colaboración”: dos con el ya fallecido Eduardo Chirinos, con quien no pudo llevar a término la escritura de un libro en coautoría, y los otros dos revisando, ampliando y editando los textos de Micaela Downey y Ciara Wadden, originalmente concebidos como tesis de maestría en Estudios Hispánicos para la Universidad de Montana. El resultado del conjunto es feliz, en tanto no se incurrió en el muy frecuente defecto del academicismo: matar la pasión por los temas abordados y sustituirla por un adocenamiento no sólo del lenguaje sino de la perspectiva y los propósitos del ejercicio mismo. Por el contrario, Luis Buñuel. Del discreto encanto al arte de la transgresión ofrece un conjunto de visiones que, como debería ser siempre con los frutos de la academia, enriquece al espectador común y lo invita a una reflexión personal sobre lo que la película “quiere decir” y que, en el caso de Luis Buñuel, es fuente inagotable.

 

 

 

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