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- José Rivera Guadarrama - Monday, 01 Sep 2025 07:22 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Sara Castrejón, primera fotógrafa de la Revolución Mexicana

 

Durante la Revolución Mexicana, las mujeres estuvieron involucradas en distintas e importantes actividades, muchas empuñaron las armas y se alistaron como soldaderas, como oficiales, o brindaron apoyo a los revolucionarios; otras, en cambio, asistieron a los heridos como enfermeras. Entre esas actividades revolucionarias, hubo una mujer que se distingue por ser considerada como la primera fotógrafa de la Revolución Mexicana. Se trata de Sara Castrejón Reza, una de las pocas en registrar imágenes importantes con la cámara de aquel movimiento armado. El investigador mexicano Samuel Villela indica que suman casi seiscientas fotografías rescatadas de la autoría de Sara, aunque podrían ser más, pero se han perdido en el transcurso de los años.

Sara Castrejón Reza nació en 1888, en Teloloapan, estado de Guerrero, dentro de una familia que se podría considerar como acomodada, sobre todo porque su padre era abogado, además de que uno de sus hermanos llegó a ser joyero. A los dieciocho años de edad viajó a Ciudad de México para aprender el oficio de la fotografía. Luego de haber pasado algunos años en la capital del país, Castrejón regresó a su natal Teloloapan y comenzó su actividad fotográfica y creó su propio estudio. Una de sus placas que se ha podido rastrear es de marzo de 1908. Cuando estalló la Revolución Mexicana, ya tenía experiencia en el oficio y la gente de su ciudad la reconocía como tal, por lo que decidió quedarse y registrar los inicios del movimiento armado en aquel lugar de Guerrero.

Castrejón Reza es la única mujer conocida como la primera que fotografió escenas de la Revolución Mexicana. Incluso podría considerársele como una de las primeras fotógrafas de guerra a nivel mundial, lo que al mismo tiempo la colocaría como una de las pioneras que incursionaron en el oficio de la imagen a nivel global. Su legado e importancia es de destacarse.

Una de las primeras imágenes de la Revolución que captó Sara Castrejón tiene que ver con la entrada de las tropas maderistas-salgadistas a Teloloapan, el 26 de abril de 1911, considerada además como la primera foto que se conserva de la insurrección en esa parte del sur del país. Probablemente tomada desde una azotea, quizá desde el estudio de Castrejón, la fotografía muestra un largo pelotón de jinetes en doble fila, montados a caballo, con sombreros cubriéndoles la cabeza
al momento de entrar a Teloloapan. En la parte inferior derecha se puede apreciar a un grupo de pobladores observando la escena, entre niños, mujeres y hombres.

Esa imagen no es de estudio ni premeditada, su importancia radica en que captura lo espontáneo de una escena crucial para el desarrollo de la historia de nuestro país; de ahí que el enfoque de la fotografía sea poco claro, desenfocado en los bordes, con ciertas fallas al momento de obturar la cámara. Esa primera imagen no es una escena estática de grupos, tiene que ver con el acontecer histórico que definiría el rumbo de un país a lo largo de la historia. El de un pasado borroso y un futuro poco claro, poco nítido, como se muestra en esa imagen.

Ese es otro valor de la fotografía de Sara Castrejón: más allá de lo simbólico, está incluido el valor político, la rapidez de aquellos conflictos y movimientos armados que estaba por documentar y protagonizar hasta sus últimos sucesos, ya que Castrejón Reza vivió hasta noviembre de 1962 en su ciudad natal. En sus imágenes, además, incorpora una perspectiva feminista al cuestionar y exponer cuáles eran las oportunidades y obstáculos que predominaban durante esos años en el ámbito de las mujeres.

El presidente Lázaro Cárdenas tenía conocimiento de ella, de su importante legado, del valor histórico y cultural de sus fotografías; tanto que, en 1937, visitó Teloloapan y pidió que le presentaran a Sara Castrejón. De esa manera, dos grandes figuras quedaron retratadas para la historia de nuestra nación.

 

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