A 700 años de la fundación de México-Tenochtitlan
- Miguel Ángel Adame Cerón - Sunday, 21 Sep 2025 06:29



El primer nombre que le “sembraron” los mexicas a su áltepetl (agua-cerro = pueblo) fue el de Cuauhmixtitlan (lugar del águila entre nubes). El águila como representación para identificar a las poblaciones y lugares de las tierras mesoamericanas fue muy importante, pues significaba la centralidad de lo celeste y la regencia del astro sol para la reproducción de las comunidades que vivían esencialmente de la siembra de las tierras y el ciclo de lluvias y secas.La fundación del México-Tenochtitlan (en honor a su dirigente-caudillo Mexi y a las tunas de los nopales propios de las regiones semidesérticas de donde provenían los mexitin) fue, quizás, en el año 1 técpactl (uno pedernal), año occidental de 1524, cuando recibieron los mexicas la señal de su dios tutelar Huitzilopochtli (colibrí zurdo). En abril de 1525, año 2 calli (dos casa), iniciaron la construcción de su hueyi Teocalli (gran casa sagrada) dual (imitando al gran Teocalli de sus antecesores en la llegada al altiplano central de Anáhuac: los chichimecas de Xolotl, erigido en Tenayucan), dedicado a sus divinidades Tláloc-Huitzilopochtli (tormentas-lluvia/sol-guerra). En julio de ese mismo año celebraron por vez primera en dicho templo el segundo paso del sol por el cenit; por eso se considera el nacimiento formal de lo que sería el hueyi Tlatocayotl (la gran ciudad con gobernante). Estas génesis fundacionales de las tribus aztecas-mexitin fueron posibles después de una muy larga travesía de más de 200 años (circa 1116-1324) por múltiples y variadas zonas y ecologías de Mesoamérica desde su salida de Aztlán-Chicomoztoc-Teoculhuacan (lugares de la blancura-7 cuevas-curva sagrada) hasta su asentamiento en el islote del águila en las nubes, en medio del sistema de lagos salados-dulces de la cuenca de México, en el cruce de los límites de los territorios que pertenecían a los Tlaltocayotl de Azcapotzalco, Tezcoco y Culhuacan, entre tulares, juncales y carrizales que se rodeaban y albergaban cieno, aves, peces, batracios, algas y sabandijas varias. Allí alrededor de cien familias y varios caudillos y tlamacazque (sacerdotes-sacerdotizas portadores de los bultos sagrados, principalmente las reliquias de Mexi-Huitzilopochtli) fueron testigos del posamiento del águila (¿blanca?) en una nopalera-tunal cargada de nochtlis (tunas rojas), anclada en una base de piedras-lodo que tenía como asiento las fauces de la divinidad tlaltecuhtli-tlaltecihuatl (señor y señora de la tierra que se conecta con el inframundo). El águila (cuauhtli) con/entre su pico, su pecho y sus garras-patas sostenía a su par: un ave menor o una serpiente (coatl) o el glifo-emblema atl-tlalchinolli = agua-tierra quemada/cenit/guerra (véase el monumento de piedra que Alfonso Caso nombró como “Teocalli de la guerra sagrada”).
Antes del Zócalo
La primera traza de la plaza central donde se asentó el Teocalli mayor en 1324-1325 fue pequeña y sencilla, incluso el Teocalli fue hecho con
materiales perecederos, igual que las primeras casas, que prácticamente eran chozas hechas de bajareque (véase figura del Códice Ramírez). El gran Teocalli comenzó a crecer a partir de que los mexica logran tener su primer Tlahtoani (el que tiene la voz de mando) Acamapichtli (puñado de cañas), de madre culhua proveniente de Culhuacan (señorío vecino con antecedentes toltecas) en 1371. El otro gran salto en tamaño y en calidad de materiales con que fue reconstruido se da con el logro de su soberanía como ciudad-Estado con el triunfo que obtuvo México-Tenochtitlan (en alianza con Tezcoco y Tlacopan) en la guerra contra el poderoso Estado expansionista de Azcapotzalco; esto fue en 1428 siendo el hueyi Tlahtoani Itzcóatl (serpiente de obsidiana). En 1440-1469 en el período de Moctezuma I Ilhuicamina (el adusto señor flechador del cielo), por órdenes de éste y Tlacaélel (“el de corazón fuerte”) su cihuacóatl (mujer-serpiente: el subgobernante y consejero-administrador mayor) se lleva a cabo una nueva traza del Templo Mayor y la Plaza mayor, ambos son reconstruidos, aunque en realidad el Hueyi Teocalli avanzó en una etapa constructiva más (que fueron por lo menos siete veces –véase Recuadro de su cronología– y en general coinciden con los gobiernos de los diferentes Tlatoque y reflejan el crecimiento y expansión de la ciudad y el Estado tenochca, así como el de la Triple Alianza o Excan Tlahtolloyan = el gobierno de las tres sedes) sin cambiar de lugar, pues justo allí apareció el símbolo profetizado.
Etapas constructivas del Templo Mayor
Etapa I. Fundación de Tenochtitlan (1325): Inicio de la ocupación del islote y la construcción del primer Templo doble.
Etapa II (1375-1427): Asociada a los Tlahtoanis Acamapichtli, Huitzilihuitl (plumas de colibrí) y Chimalpopoca (escudo humeante). El templo fue ampliado y se consolidó el gobierno mexica.
Etapa III (1427-1440): En el gobierno de Izcóatl siguió creciendo el Templo Mayor, se reescribió la historia mexica ya como pueblo liberado-confederado y se inició el expansionismo del
Estado mexica.
Etapas IV a VI (1440-1502): En los gobiernos encabezados por Moctezuma I, Axayácatl, Tizoc (el que hace autosacrificios) y Ahuízotl (animal mamífero acuático) casi se duplicó en tamaño y volumen el doble Templo Mayor y se realizaron múltiples y magníficas ofrendas, depósitos rituales y ornamentos, reflejo de la ampliación del poder y riqueza de Tenochtitlan y de los estados de la Triple alianza.
Etapa VII (1502-1519): Bajo el gobierno de Moctezuma II se realizó la última etapa constructiva del Templo Mayor, llegando a su tamaño y esplendor máximo: base de 500 m2 por lado y altura de 45 metros; magnificencia en esculturas, pinturas, ofrendatorios y acabados.
“Mientras exista y permanezca
el mundo…”
Es de resaltar que en el importante período del gobierno de Moctezuma I-Tlacaélel también se reubican las llamadas “casas reales” o “Palacio real” que “fue construido en piedra por Moteczuma I cuando se hizo la remodelación urbana general, tal vez en el mismo lugar que habitaron desde el principio los ‘caudillos mexicanos’. En 1475, un temblor le hizo daños importantes y Axayácatl (Tlahtoani rostro de agua) se vio obligado a reconstruirlo, de allí que llevara su nombre” (Sonia Lombardo, Desarrollo Urbano de México-Tenochtitlan, 1973). Este “Palacio viejo o de Axayácatl” fue tradicionalmente la morada de todos los tlahtoanis hasta que, al subir al poder Moctezuma II Xocoyotzin (El adusto señor, el menor) en 1502, hizo construir unas residencias nuevas o “casas nuevas”, también conocidas como “el Palacio de Moctezuma”; esto para que cumplieran las nuevas necesidades y funciones que demandaban las reformas político-administrativas por el Consejo (Tlahtocan) y por él planeadas e introducidas. Con el triunfo de la batalla por Tenochtitlan-Tlatelolco en 152l, por el invasor-colonizador Hernán Cortés y sus huestes, esas residencias fueron demolidas y, ocupando parte de sus materiales, mandó edificar su residencia de gobierno; en la modernidad se convirtió en el “Palacio Nacional”, actual sede de la residencia de los presidentes de la llamada 4T.
En este 2025 estamos celebrando los mexicanos y especialmente los residentes y originarios de Ciudad de México (Me-xi-co = lugar de Mexi, en el ombligo de la luna) la histórica génesis septuagenaria (700 años) de lo que es actualmente la urbe metropolitana de Ciudad de México. En efecto, como dice la sentencia atribuida a Cuauhtemoctzin: “mientras exista y permanezca el mundo no perecerá la fama y la gloria de México-Tenochtitlan-Tlatelolco”. ¡Ometeotl!