Cinexcusas

- Luis Tovar | @luistovars - Sunday, 02 Nov 2025 08:10 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Confesiones a un colega

 

Querido Sergio:

Escribo estas líneas el martes 28 de octubre, es decir, al día siguiente de haberme enterado de que ya no estás en el mundo de los vivos, y te confieso algo: desde ayer sentí la necesidad urgente de hablar de ti en este espacio, para que Todomundo se entere, pero no sabía por dónde o cómo empezar, y de hecho así sigo. Te confieso también que la primera idea que se me vino a la cabeza ayer, al enterarme, fue que a la Muerte no le gustan los críticos de cine ni los periodistas cinematográficos o culturales, o al menos este año ha tenido a mal ensañarse con ambos gremios: en cosa de meses nos han dejado el también por ti muy admirado y entrañable Carlos Bonfil y, nada menos que el mismo día, Pepe Návar; poco después fue Huemanzin Rodríguez, le siguió Irving Torres y ahora tú, querido Sergio.

Fue en 2023 cuando recibiste el primer zarpazo. Alguien cuyo nombre no recuerdo me escribió para preguntar “¿es cierto que Sergio Huidobro está en el hospital?” Era lamentablemente cierto, pues tu corazón
–ese músculo que de plano tu pecho no podía abarcar y por eso se te salía en cada abrazo, cada sonrisa y cada conversación– requirió ser intervenido. Como tú mismo me contaste en su momento, todo fue planeado y, aunque hubo complicaciones inesperadas, dejaste el hospital y, ya recuperado lo suficiente, retomaste lo que mejor sabías hacer e invariablemente hacías con un entusiasmo y un profesionalismo admirables: escribir y dar clases de crítica cinematográfica.

De la pandemia para acá coincidimos como mentores en la Escuela de Cine Comunitario y Fotografía Pohualizcalli, ese lugar cada vez más relevante para la enseñanza cinematográfica en México, y te confieso otra cosa: me daba envidia el taller que tenías a tu cargo, el de análisis y crítica, pero era la más cordial de las envidias porque al mismo tiempo me daba un gusto enorme que fueras tú, con tu conocimiento vasto y tu no menos grande capacidad para enseñar y contagiar interés, quien le revelara a los talleristas la maravilla de entender a fondo, para disfrutar del mismo modo, una película. Tengo testigos: varios de tus alumnos han escrito estos días para preguntar –en triste paralelo a como fue cuando tenías programada la intervención quirúrgica– si acaso era cierto que el 27 de octubre nos dejaste más solos de lo que estábamos. Te confieso que me costó mucho articular el simple y desolador “sí” al que me vi obligado, pero te cuento, para que donde estés lo sepas, que todos los que me preguntaron quieren saber cuándo y dónde se hará un evento en tu memoria y tu honor. Ten la seguridad de que será Pohua quien lo organice, y sábete que ellos, ellas y yo estaremos ahí, por supuesto.

Te confieso, querido colega, que voy a extrañarte muchísimo; que ya te extraño, que tu ausencia me pone muy mal, y entre las muchas cosas que voy a lamentar permanentemente está la imposibilidad de tener una y muchas más de aquellas tardes de café y conversación inteligente que, de un tiempo para acá, tuviste la generosidad de regalarme; lamento no poder leer un nuevo texto salido de tu pluma bien documentada, llena de ideas, reflexiones y asociaciones que hacían de tus artículos –y en otros ámbitos, de tu literatura–, una verdadera delicia; lamento no poder llamarte de nuevo para, como era nuestra costumbre, hacerte una oferta que no podrás rechazar, cuando te pedía un ensayo para La Jornada Semanal, estas mismas páginas que se enriquecieron más de una vez con tu visión clarísima y certera del cine y sus hacedores. Te confieso que, como uno más de tus innumerables lectores, tanta imposibilidad hace que me encabrone de modo irreconciliable con la Muerte.

Apenas a finales de junio de este año, por teléfono y desde el hospital, me dijiste: “Te mando un fuerte abrazo, y pronto nos estaremos viendo por allá afuera; hay mucho que hacer, hay mucho que vivir, compartir…” No sé dónde ni cómo, querido Sergio, pero seguro que nos habremos de ver una vez más, para compartir todo lo que nos quedó pendiente.

 

Versión PDF