La flor de la palabra

- Irma Pineda Santiago - Sunday, 09 Nov 2025 21:30 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
Las Ferias de Libro, una ventana para las lenguas

 

En el estado de Nuevo León, a mediados de octubre, se celebró la Feria Internacional del Libro Monterrey, en cuya programación desde hace tres años se ha incluido un Encuentro Nacional de Lenguas Indígenas, que en esta emisión tuvo como eje central a las mujeres, como voces que tejen el futuro. Participaron destacadas escritoras como Enriqueta Lunez y Susana Bentzulul, hablantes del tsotsil de Chiapas; Tajëëw Díaz, del Colectivo Mixe Colmix de Oaxaca, quienes presentaron recitales poéticos, libros y conferencias que confirman la importancia del trabajo femenino en el fortalecimiento de los idiomas originarios, en la transmisión de conocimientos y en la conservación del patrimonio cultural y natural de los pueblos y comunidades.

Este encuentro, coordinado por la Secretaría de Cultura de Nuevo León, con el apoyo del Tecnológico de Monterrey, cobra mucha importancia, pues se realiza en un estado que alberga al menos cincuenta y una de las sesenta y ocho lenguas mexicanas, como resultado de la migración y la reconfiguración de comunidades indígenas en ese territorio. Tuve la oportunidad de estar presente y conversar con personas de diferente origen, varias de ellas jóvenes estudiantes que quieren fortalecer su identidad y por ello buscan bibliografía, literatura, música, vestimenta, comida y todo lo que las pueda reconectar con su pueblo, o el de sus padres, que debieron dejar en busca de trabajo o escuela. Por eso también acuden con gusto al Encuentro Nacional de Lenguas Indígenas, para escuchar poesía, charlas o alguna palabra que les recuerde donde está su raíz.

Este encuentro en Monterrey me llevó a recordar situaciones similares en otras ferias, como la FIL de Guadalajara, la FILO y la FIELO de Oaxaca, del Palacio de Minería, o la Feria de Lenguas Indígenas Nacionales (FLIN), que coordina el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, las cuales se han vuelto una especie de ventana para asomarse a un espacio cálido de reencuentro de las personas con su lengua, con la literatura, con los sonidos que les recuerdan su propia comunidad, con palabras que las reconectan con la tierra de sus ancestros. La actual presencia de las lenguas originarias en espacios como las Ferias Internacionales de Libro se debe a la paciencia y constancia de escritores y de pequeñas editoriales, así como a la sensibilidad de algunos funcionarios que apostaron por crear estas ventanas lingüísticas.

No siempre fue así. Por ejemplo, en 2005, el escritor wirrarika Gabriel Pacheco Salvador nos llamaba por teléfono a sus amigos para invitarnos a participar en un pequeño espacio que se había logrado abrir, por parte de la Universidad de Guadalajara, en la Feria Internacional del Libro, con presupuesto mínimo, apenas para cubrir algunas comidas y hospedajes, por lo que cada uno de los que participamos cubrimos nuestros traslados. No nos molestó hacerlo porque nos movía la emoción, la alegría de estar en una importante feria. Con los años este espacio se fue consolidando; en la actualidad hay más participación de escritores indígenas, desde 2013 se otorga el Premio de Literaturas Indígenas de América en dicha Feria, así como un reconocimiento especial a la trayectoria de algún escritor o escritora indígena.

De igual forma, la Feria de Lenguas indígenas Nacionales, que inicialmente sólo se realizaba en el Centro Nacional de las Artes, este 2025 abarcó otras sedes paralelas en Ciudad de México, como el Museo Nacional de Culturas Populares y el Museo de Historia de Tlalpan. Por su parte, la Feria Intercultural de Escritura y Lectura de Oaxaca (FIELO) tuvo la mayor parte de su programación con actividades de presentación editorial, lecturas y talleres en lenguas originarias. Deseo que este tipo de espacios se conserven y se amplíen, y que el apoyo de las instituciones se refleje en la ampliación de presupuestos.

 

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