La narrativa de manteles largos

- Evelina Gil - Sunday, 16 Nov 2025 06:50 Compartir en Facebook Compartir en Google Compartir en Whatsapp
'40 años de narrativa en Blancomóvil 1985-2025, tomo I', Eduardo Mosches, coordinador, Blancomóvil, México, 2025.

 

¡Cuarenta años! En un país donde las propuestas culturales tienden a ser efímeras debido a la carencia de apoyo e interés, donde sólo quijotes y quijotas corremos riesgos con tales empresas hasta que el desinterés generalizado los fuerce a claudicar, la revista Blancomóvil se erige en su calidad de excepción a la regla. Esto, sin embargo, no significa que se cuente con recursos extraordinarios, o que sirva a intereses no muy claros, como las dos zozobrantes publicaciones culturales que circulan en los estanquillos. Eduardo Mosches, creador y editor, llegó a México huyendo de alguna de las sucesivas dictaduras argentinas, armado de múltiples dones que lo siguen acompañando, entre otros, una avasallante seguridad en sí mismo, aunada a un carisma que lo vuelve entrañable. Un buen día, Mosches crea una revista literaria, dice él, en la cocina de una muy querida amiga. Y a las palabras no se las llevó el viento: casi de inmediato se le vio inmerso en tan tremenda empresa, sin considerar ni por un minuto la posibilidad de fracasar, de quedarse sin fondos (procedentes de sus propios bolsillos; del excelente salario que por entonces devengaba de su empleo como editor de la hoy UACM) o de equis eventualidad, misma que se le presentó cuando apenas comenzaba, a manera de sacudida de tierra, el 19 de septiembre de 1985. Dos son los terromotos que ha sobrevivido Blancomóvil, por no mencionar otros que, humanamente, han desajustado al heroico editor. Pero no quede duda de que esta circunspecta revista, como aquella legendaria estación de radio, llegó para quedarse, lo cual es motivo de celebración. “No fue un parto difícil ‒señala Mosches en “Los primeros pasos”‒. Fue convenientemente natural.” Ese nacimiento apadrinado nada menos que por Julio Cortázar, quien le regaló una cobija roja, “así lo decidió para que tuviese buenos sueños como los de una Maga”. El carisma de Mosches le ha permitido moverse como pez en el agua entre la crema y nata de las letras continentales, lo que en gran medida explicaría el talento que ha engalanado durante todo este tiempo a su revista, mismo del que ninguna otra revista cultural mexicana podría vanagloriarse.

40 años de narrativa en Blancomóvil 1985-2025, tomo I reúne a una serie de narradores latinoamericanos, mexicanos la mayoría, que nadie esperaría ver tan juntos, como serían los casos de Margo Glantz y Luis Zapata, Angelina Muñiz Huberman y Eusebio Ruvalcaba, o Reina María Rodríguez y Lisandro Otero. Hablamos no sólo de notorias diferencias de estilo, sino también ideológicas. La primer idea que viene es que, a diferencia de otras, estamos ante una publicación democrática que, de manera muy inteligente, capitaliza esas mismas diferencias, si bien, según declaró en público el propio Mosches con la franqueza que le caracteriza, la disonancia en posturas respecto al genocidio de Gaza impediría que algunos de estos autores volvieran a encontrar lugar en su revista.

Para este primer volumen, el poeta y editor argenmex realizó una pulcra selección de entre ciento veintiséis números de Blancomóvil (1985-2014), de la cual se desprenden las valiosas colaboraciones, entre muchos otros, de Óscar de la Borbolla, Juan García Ponce, Juan Villoro, José Agustín, Elena Poniatowska, Carmen Boullosa, Carlos Monsiváis, Augusto Monterroso, Rafael Ramírez Heredia, Alberto Ruy Sánchez, Luis Tovar, Vivian Abenshushan, Rosario Ferré, Cristina Peri Rossi y Ana Clavel, así como dos autoras que perdimos de manera casi simultánea e inesperada: Francesca Gargallo y Patricia Laurent, que casualmente aparecen en un mismo número (55, “La literatura después del Boom”). Juan Antonio Rosado, uno de los críticos literarios más certeros de México, hace hincapié en la prolijidad de esta selección: “Ninguno de los textos narrativos en esta antología cae en asuntos triviales, secundarios o se desvía del tema, haya o no virtuosismo verbal, sean o no fragmentos de obras narrativas mayores” (“Una flecha en el Blanco Móvil”). Rosado evoca la definición que del ensayo hace Anderson Imbert y que, considera, le viene mucho mejor al cuento por su concisión e intensidad: una flecha en
el blanco.

Los cuarenta, a mi parecer, son la década de la vida más interesante en los humanos, supongo que lo mismo podría decirse de esta publicación que, como los buenos vinos, mejora con los años, y promete mucho más.

 

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